Carta de Marcelino – 024

Marcellin Champagnat

1831-11-01

Para concederle la autorización que ha debido pedir en su carta y animarlo a hacer frente a las dificultades con la ayuda de María. Según envío autógrafo, AFM, 111.7; publicado en Circ. p. 164.
Al no llevar dirección, no tenemos ninguna seguridad sobre la residencia del destinatario de esta carta, pues no disponemos de la lista de destinos del año. Seguro que no se trata de Ampuis (cf. n.° 14 y 19), pues todo hace pensar que el Hno. Barthélemy acaba de ser trasladado para hacerse cargo de la dirección de la escuela de Saint-Symphorien dOzon. En efecto, el cuaderno de cuentas menciona, bajo la fecha de 16.09.1832: «Recibido del Hno. Barthélemy para St. Symphorien, 43,80 fr.». Esto coincidiría con el texto de la presente carta según el cual se trata de una localidad próxima a Lyon.

V. J. M. Muy querido Hermano Barthélemy:

¡Que Jesús y María estén siempre con usted!
Le autorizo, muy querido amigo, a recibir la sagrada comunión los domingos y los jueves, como indica su reglamento, y los martes, como usted me pide, pero este permiso sólo durará tres meses. Se lo concedo también al Hno. Isidore , pero sólo un martes al mes, el primero.
Le prometo que en el primer viaje que haga a Lyon iré a verlos. Ánimo, amigo mío, basta con que tenga la voluntad de enseñar a un gran número de niños en compañía de su valiente colaborador. Aunque no tuviera ninguno, su recompensa sería la misma. No se inquiete por el escaso número de los que ahora tiene. Dios tiene en sus manos los corazones de todos los hombres y los enviará numerosos cuando lo crea oportuno, basta no oponerse con su infidelidad. Está usted donde Dios quiere que esté, pues está donde los superiores han decidido. No dudo de que el Señor se lo recompensará con gracias abundantes.
Diga siempre a sus niños que son amigos de los santos del cielo, de la Santísima Virgen y, en especial, de Jesús; que él desea sus tiernos corazones, que está celoso y que siente una gran pena si ve al demonio apoderarse de ellos; que estaría dispuesto, si fuera necesario, a morir de nuevo en la cruz en St-Symphorien mismo; ¡pobres niños! Dígales que Dios los ama y que yo también los quiero, ya que Jesús, la Santísima Virgen y los Santos los aman tanto. Dígales también: ¿ Saben por qué Dios los ama tanto?, porque son el precio de su sangre y porque pueden llegar a ser grandes santos, sin demasiado esfuerzo, si lo quieren de verdad. El buen Jesús promete llevarlos sobre sus hombros para ahorrarles el trabajo de andar. ¡Qué desgracia es, hijos míos, que no lo conozcamos bien, sobre todo aquellos de entre ustedes que aprenden el catecismo con tanta desgana ¡?
Haga con los pocos niños que tiene una novena sencilla en honor de la Santísima Virgen: cinco Pater y… En l?Hermitage empezaremos hoy otra por la misma intención, o sea por el éxito de todas las escuelas de la Sociedad. Escriba en los libros de sus niños: María, sin pecado concebida.
Un abrazo en los Sagrados Corazones de Jesús y de María donde los dejo.
Mis saludos para el Sr. Párroco y su Vicario.

Champagnat, sup.

Notre-Dame de lHermitage, 1 de noviembre de 1831.

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Según envío autógrafo, AFM, 111.7; publicado en Circ. p. 164.

VOLVER

Carta de Marcelino - 019...

SIGUIENTE

Carta de Marcelino - 029...