Carta de Marcelino – 030

Marcellin Champagnat

1833-08/09

En su entrevista del 21 de agosto, e impresionado sin duda por la insistencia del Vicario General, M. Champagnat no se había atrevido a expresarle con la suficiente claridad las dificultades que veía para el proyecto de fusión de sus Hermanos con los Clérigos de San Viator y había prometido ir a Vourles para tratar este asunto con el Sr. Querbes (cf. 0M I, Doc. 280, 2). Tras consultarlo y reflexionarlo con sus Cohermanos, confiesa aqui sus repugnancias y abre su corazón con la misma emocionante sencillez ya manifestada en circunstancias analogas (id. Doc.173).

Sr. Vicario General:

Todavía no he ido a Vourles: 1° porque he estado tremendamente ocupado ; 2.° porque no he considerado esta iniciativa como una orden; 3.° porque no he comprendido bien el asunto; he creído entender que el Sr. Querbes quería hacerse Marista; en este caso pensé que el Sr. Párroco de Vourles debía hacer las primeras gestiones ; 4.° ninguno de mis cohermanos con los que he hablado lo aprueba y, en este asunto, no creo poder hacer por mi propia iniciativa una gestión tan importante como ésta. No me atrevo a hablar de ello con mis hermanos, después de la turbación que sufrieron los de Millery cuando alguien, imprudentemente, se lo dijo . Durante el tiempo en que, abandonado a mí mismo por el triste asunto del Sr. Courveille y la deserción del Sr. Terraillon, Vd. me aconsejó tener una entrevista con el Sr. Querbes y llegar a un acuerdo, lo ví y no comprendí nada, como tuve el honor de explicarle .
Después de las más terribles amenazas contra un sacerdote que consume sus fuerzas y su sueldo, ví, por fin, renacer la calma con la llegada de Mons. de Pins. Muy pronto , nuevos peligros, más terribles que los primeros, asaltan a los Hermanitos de María. Resultó funesta la gestión que hice por consejo del Sr. Superior; me refiero a cuando fui a buscar al Sr. Courveille a Épercieux . ¡Oh!, día verdaderamente funesto y más que capaz de destruir una obra no sostenida por la divina María con toda la fuerza de su brazo. Durante una grave y larga enfermedad, y con grandes deudas pendientes sobre mi cabeza, quiero nombrar al Sr. Terraillon mi heredero universal. El Sr. Terraillon rechaza mi herencia diciendo que no tengo nada y, junto con el Sr. Courveille, no cesa de repetírselo a los Hermanos . ?Los acreedores vendrán pronto para echarle de aquí; ya sólo nos queda aceptar una parroquia y abandonarlo». Finalmente, Dios en su misericordia o quizá, ¡ay!, en su justicia, me devuelve la salud. Tranquilizo a mis hijos; les digo que nada teman, que compartiré todos sus infortunios, compartiendo hasta el último trozo de pan. En esos momentos ví que ninguno de los dos tenía para con nuestros jóvenes sentimientos de padre. Por lo demás, no tengo ninguna queja contra el Sr. Párroco de Nuestra Señora, cuya conducta en nuestra casa ha sido siempre edificante.
Estando solo, por el alejamiento del Sr. Courveille y la partida del Sr. Terraillon, María no nos abandona. Poco a poco, pagamos nuestras deudas; otros Cohermanos ocupan el puesto de los primeros. Estoy solo para correr con todos los gastos. María nos ayuda, esto basta.
Aumento la propiedad ya sea con
nuevas adquisiciones. He aquí¡…
del trono; una visita do…
asustar en gran…
se vea por ello espantado…
mente son amena…
Feurs es el único…
retiramos nuestros Hermanos…
que ni uno solo…
a causa del s…
Sr. Querbe…

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Segun el autógrafo, AFM,132.3, pp. 11-13, publicado en 0M Doc. 286, pp. 618-621. (Transcribimos aquí la presentación y las notas del P Jean Coste en esta ultima obra, 0M 1, pp. 618-621.).

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