20 de febrero de 2008 AUSTRALIA

Pedir perdón a los pueblos indígenas

Los hermanos maristas de Australia, desde sus diversos puntos de apostolado, apoyan la declaración que viene abajo, solicitando que la petición de perdón por parte del gobierno se efectúe en el seno del Parlamento.
Los maristas llevan treinta años trabajando en la escuela de Alice Springs y entre los indígenas arrentes de Santa Teresa en el Territorio Norte. También estuvieron años en Milikapiti, Isla de Melville, y en Palm Island Qld. Han dirigido durante un tiempo las escuelas de Bourke NSW y Murgon Qld, donde se atiende a numerosas familias aborígenes. También hay alumnos internos aborígenes en Forbes, Campbelltown y Hunters Hill, en NSW, así como en Ashgrove y Cairns en Queensland. Hay alumnado aborigen igualmente en los centros maristas de las zonas metropolitanas y regionales, y en servicios sociales tales como el Marist Youth Care del oeste de Sydney. Nosotros nos unimos a estas familias y sus comunidades en la satisfacción que supone para todos este significativo gesto de reconciliación en nuestro país.

Carta de la Hna. Christine Burke, IBVM, Presidenta en funciones de la Conferencia de religiosos de Australia, al Primer Ministro, Sr. Kevin Rudd:

Su gobierno se prepara para presentar disculpas a los pueblos indígenas que conocemos como ?la generación expoliada?. De las averiguaciones de la anterior Comisión que investigó esta historia devastadora, y del deseo de muchos australianos no indígenas que reclaman que se pida perdón de una manera oficial, surge la necesidad de una acción simbólica por parte del gobierno del país. Es adecuado que ésta se produzca en el marco de una sesión plenaria del parlamento.

Los superiores de las congregaciones religiosas radicadas en Australia secundan esta petición pública de perdón para con las personas indígenas que fueron separadas de sus familias a la fuerza en diferentes épocas del establecimiento de los blancos en el país. Las políticas de esos tiempos no reconocieron los derechos y relaciones de familias cuyo estilo de vida era distinto de las costumbres occidentales. De ahí vino un gran sufrimiento, junto con el desplazamiento, cuyos efectos se han sentido en las generaciones sucesivas. Nosotros acogemos con satisfacción esta respuesta federal oficial.

También esperamos que el gobierno continúe trabajando en estrecha colaboración con los líderes indígenas para mejorar la calidad de vida de muchas comunidades, familias y personas que han quedado traumatizadas por las políticas que anteriormente se aplicaron.

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