Fiesta de la Anunciación
01.04.2003
25 de marzo de 2003
Queridos hermanos:
El 4 de octubre de 1964, Pablo VI, puesto de pie ante los representantes de la comunidad internacional, los embajadores ante las Naciones Unidas, reunidos en Nueva York, pronunció este claro mensaje: ¡Nunca más la Guerra! Y lo hizo en medio de un largo conflicto en el sudeste asiático, y que, durante años, había envuelto a muchas naciones y se había cobrado innumerables vidas.
En los últimos meses, su sucesor, Juan Pablo II, ha publicado un mensaje de igual urgencia, y ha pedido oración, tolerancia y contención. Desgraciadamente, los mensajes de ambos líderes de nuestra Iglesia no han sido atendidos.
Yo comparto la convicción del Papa sobre la guerra actual en Irak y sus consecuencias a largo plazo. También me doy cuenta que las declaraciones condenando la guerra y las injusticias no están a la altura y se quedan sólo en palabras huecas sin una acción por parte de los creyentes. Y por eso, os pido a cada uno de vosotros que os unáis a mí tomando a pecho el mensaje del Papa y oréis por la paz, incluso en medio de la guerra que se desarrolla actualmente en Oriente Medio. También os animo a que no ahorréis ningún esfuerzo para trabajar por la paz, por la paz en Irak y esa paz duradera entre los pueblos llegará sólo como fruto del trabajo constante por la justicia.
Finalmente, os ruego que hagáis todo lo que esté en vuestras manos y que, junto a nuestros colaboradores laicos, forméis a los alumnos y a todos a los que servís en la posición de la Iglesia sobre la guerra de Irak y en el mensaje constante del Papa, pidiendo la paz y el final del conflicto. Os pido que os unáis a mí apoyando sus esfuerzos y oración.
Por ello, os doy las gracias.
Con mi oración por todos vosotros,
Hermano Seán D. Sammon, FMS
Superior General