Fiesta de San Marcelino

06.06.2002

6 DE JUNIO, FIESTA DE SAN MARCELINO CHAMPAGNAT
Champagnat nunca pasa de moda, sólo cambia de rostro en los jóvenes

El sábado, 6 de junio de 1840, vigilia de Pentecostés, poco antes del amanecer, Marcelino entregó su alma a Dios en el Hermitage, Francia, a la edad de 51 años. Hoy hace 162 años. El papa Juan Pablo II fijó el 6 de junio como la fecha adecuada para celebrar en la Iglesia universal la festividad litúrgica de san Marcelino.
Marcelino afirmó: «Todas las diócesis del mundo entran en nuestras miras». Hoy casi 4.600 hermanos maristas y millares de laicos hacen presente el carisma de Marcelino en 76 países. Se trata de un proyecto ambicioso al servicio de los niños y de los jóvenes, especialmente más necesitados. Uno de nuestros suscriptores ha escrito desde Perú esta expresión: ?Champagnat nunca pasa de moda, sólo cambia de rostro en los jóvenes?.
Marcelino vivió una espiritualidad sencilla y profunda, según la cual Jesús fue el fundamento de su fe. Desde ella, interpretó los acontecimientos de su tiempo. Buscó respuestas innovadoras para atender a los niños y jóvenes, especialmente pobres. Ser fiel a Marcelino, como hermano marista o como laico, significa hoy alimentarse de su espiritualidad mariana, vivir desde ella el compromiso con nuestra realidad (familia, comunidad, trabajo?) y buscar respuestas innovadoras para atender las nuevas necesidades de los niños y jóvenes. En definitiva, significa elegir la VIDA
Felicidades a todos los hombres y mujeres que participan de la espiritualidad y misión de Marcelino así como a los centenares de miles de alumnos y jóvenes que -en colegios, en centros sociales o en nuevas presencias- experimentan en su vida la cercanía de hermanos y educadores, y festejan hoy al Fundador del Instituto de los Hermanos Maristas.

TESTAMENTO ESPIRITUAL DE MARCELINO CHAMPAGNAT. FRAGMENTOS
Os encarezco también, muy queridos hermanos, con todo el cariño de mi alma y por el que vosotros me profesáis, que os comportéis de tal modo que la caridad reine siempre entre vosotros. Amaos unos a otros como Cristo os ha amado. No haya entre vosotros sino un solo corazón y un mismo espí-ritu. ¡Ojalá se pueda afirmar de los hermanitos de María lo que se decía de los primeros cristianos: Mirad cómo se aman… Es el deseo más vivo de mi corazón en estos últi-mos instantes de mi vida. Sí, queridos hermanos míos, escuchad las últimas palabras de vuestro Padre, que son las de nuestro amadísimo Salvador: Amaos unos a otros.
Que la gloria de Dios y el honor de María sean vuestro único fin y vuestra sola ambición.
Una tierna y filial devoción a nuestra buena Madre os anime en todo tiempo y circunstancia. Hacedla amar por doquiera cuanto os sea posible. Es la primera Superiora de toda la Sociedad.
Cuesta vivir como buen religioso, pero la gracia lo suaviza todo. Jesús y María os ayudarán. ¡Qué consolador resulta, cuando se va a comparecer delante de Dios, recordar que se ha vivido bajo el amparo de María y en su Sociedad!. Dígnese esta buena Madre conservaros, multiplicaros y santi-ficaros.
Os dejo a todos, confiadamente, en los Sagrados Corazones de Jesús y de María, hasta que tengamos la dicha de vernos juntos en la eterna bienaventuranza.
Esta es mi última y expresa voluntad, para gloria de Jesús y de María.

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