8 de noviembre de 2010 FRANCIA

Reencontrar el espíritu de Champagnat

?¡Quiero que la remodelación del Hermitage, permita reencontrar el espíritu de Champagnat!? Estas palabras directas, mirándome a los ojos, me las dirigió el Superior general, hermano Sean Sammon (Roma, 2006) cuando me encargó la rehabilitación de la casa madre. ¡Hermano, yo soy arquitecto. Haré un edificio seguro, cómodo, bonito y respetuoso con la historia, con el lugar … Pero encontrar el espíritu de quien no está …! ¡Esto es metahistoria! Así empezaba un apasionante viaje profesional, humano y marista. El pasado 22 de septiembre de 2010 fue la llegada a la meta, con la inauguración oficial. Aquella mañana, desayunando, el mismo hermano Seán, con quien compartíamos mesa Emili y yo, nos decía: «El resultado de la renovación ha sobrepasado todas mis expectativas en cuanto a la transformación de los lugares. La obra de la Comisión de planificación, de Joan y sus colegas es un homenaje a los hermanos fundadores y a los pioneros, así como a la herencia que nos dejaron. ¡Enhorabuena! Esta mañana, cuando el Hermitage estaba sumido en el sueño, me levanté a las 3 de la madrugada para caminar por los diferentes lugares. Pude sentir que el espíritu del Fundador estaba allí, tan vivo y dinámico como cuando él compartía esos lugares con Francisco, Lorenzo, Luis María, Juan Bautista y los demás?» ¡Casi me atragantaba! El espíritu del fundador está aquí, tan vivo y dinámico como lo fue cuando compartía este lugar con Francesc, Lorenzo, Luis María, Juan Bautista y otros …Me pregunto ¿cómo ha sido posible? La respuesta nace en Roma, a pesar de que he tomado conciencia más tarde: ¡La metahistòria! He entrado con la movilización de todo el corazón, toda la cabeza y todas las fuerzas. Todo mi sentimiento y mi interior; toda mi inteligencia, imaginación, sensibilidad (¡los dos cerebros, el derecho y la izquierdo!) Y todo mi cuerpo, viajando, pasando frío y calor, madrugando o velando, llevando la vida austera de un monje. Con libertad, voluntad y convicción de que esta era mi misión de estos años. De acuerdo con Dolors, mi esposa, y Jaume, mi socio, campos base que hacían posibles ascensiones inolvidables, con la certeza de que de bajada, la mesa estaría siempre preparada.Aviso para navegantes Quien vaya al Hermitage a aprender cosas, a conocer datos, a tan sólo saber más, saldrá decepcionado. No entenderá nada. Para entrar correctamente en el lugar hay que pinchar en la contraseña. Es MI CUERPO. Repetidlo poco a poco, y os movilizaréis de arriba abajo. Haréis la misma experiencia que el hermano Seán, y la de tantos otros que en estos últimos seis meses ya se han enganchado. Porque el Hemitage es un LUGAR que todo marista lleva YA dentro de su cuerpo. Un lugar que nos habita, que forma parte de todo el cuerpo, ¡no sólo del corazón o la cabeza! Una vez allí abrid bien los ojos y mirad dejándoos impresionar; afinad el oído, escuchad todo: el silencio, el Gier,? Dejadlos resonar en vuestro interior atentos a lo que salga. ¡Tocad! Tocad todo : las piedras, las paredes, las maderas; hablad con ellas, dejad salir las palabras que ya lleváis escritas dentro. Y, ¡comed-lo! ¡Ay, amigos! Este es el listón que os diferenciará de un turista, por sensible que sea. El nuevo Hermitage es pan de vida para todo cristiano-marista. No sólo permite cargar pilas. Es saludable, revitaliza. Al nuevo Hermitage le pasa como los antivirus: si le dejas limpia tu disco duro personal. ¡Y es capaz de formatearlo en los casos más graves!¿Cómo es posible? La presencia de la nueva comunidad es la segunda clave. La Vida latente que hay en el SITIO y la que cada uno de vosotros lleva dentro, necesitan de unas manos, femeninas y amorosas, que realicen la conexión. Y esta es la misión de la comunidad de acogida. Una comunidad profética, que por su heterogeneidad no lo tiene nada fácil. ¡Ahí está! Haciendo patente a todos, maristas o no, que es posible una comunión internacional, mixta, de formas de vida diferentes. Que se sostiene por que la obra que lleva entre manos no es propia, sino extensión de la de Aquél que realmente ha construido la casa. ¡El Hermitage os espera!_____________Joan Puig-Pey, Arquitecto

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