22 de enero de 2007 FRANCIA

Un corazón, una misión

Invitados a dejarnos seducir por la manera de sentir y vivir de Marcelino, dejándonos llevar por el corazón de este hombre de Dios, nos reunimos en L?Hermitage, del 2 al 5 de enero, 98 maristas, entre hermanos y laicos, procedentes de Grecia, Hungría, Francia, Cataluña y Argelia. Todos de lugares y con vivencias distintos, pero con una experiencia y un deseo comunes: vivir al estilo de Marcelino Champagnat, compartiendo su misión.

Lo primero que constatamos, nada más empezar la jornada la tarde del 2 de enero, fue la riqueza que hay en cada lugar de nuestra provincia (la riqueza que se obtiene de trabajar al lado de los niños y de los jóvenes); y constatar estas ganas de vivir y sentir el sueño de Marcelino, que va más allá de la vida consagrada. El carisma de Marcelino es compartido, hoy, por los Hermanitos de María, vivido en comunidad, y llega a muchas personas y hogares que se sienten cercanos a nosotros: educadores, alumnos, familias, antiguos alumnos, animadores, voluntarios, catequistas…

Fue alentador ver que el Espíritu de Marcelino, vivido en comunidad de hermanos, está presente en los diferentes grupos de laicos y fraternidades maristas. Que este Espíritu se vive en comunidad y que, sin la comunidad, la misión marista, hoy, no tiene sentido.

Acabamos el trabajo de la tarde visitando la primera comunidad marista y celebrando la Eucaristía de acción de gracias, en el 190º aniversario de la fundación de los Hermanitos de Maria, en La Valla.

Por la noche, el hermano Pau Fornells, director del Secretariado de Laicos Maristas, nos enriqueció con una charla: Una mirada sobre la misión compartida, donde nos planteó nuevos retos para seguir caminando y creciendo en la misión de trabajar con los niños y jóvenes, especialmente con los más desatendidos, de manera compartida. Nos invitó, a los hermanos y laicos, a «leer los acontecimientos a la luz de lo que está haciendo el Espíritu dentro de la Iglesia y en el mundo» y constatar que los laicos sienten la misma o más «pasión por el Carisma, la Espiritualidad y la Misión maristas» y nos piden ayuda para vivirlos en plenitud.
El segundo día empezamos con un tiempo de reflexión personal para leer el documento de trabajo elaborado por la comisión provincial y hacer una relectura de la realidad, que fue compartida en los grupos de diálogo.

A partir de la «radiografía» hecha por la mañana, el análisis de la realidad, las constataciones; trabajamos, por la tarde, las convicciones: los ejes vertebradores que dan esencia a la vida marista.
? La identidad: somos herederos, hermanos y seglares de un mismo carisma y espiritualidad.
? La dimensión comunitaria de la Misión:
a. Nos damos apoyo mutuo.
b. Queremos caminar juntos, compartiendo la fe, la vida y la misión.
c. Un camino que tenemos que hacer desde la corresponsabilidad.
d. Con una formación conjunta y específica a la vez.
? Nuestra parcela en la Iglesia es trabajar con los niños y jóvenes:
1. Anunciando a Jesucristo de manera creativa y adaptada a nuestros tiempos.
2. Acogiendo a los jóvenes y acompañándolos.
3. Dando testimonio con nuestras vidas que amamos a Jesús y su Evangelio.
4. Ofreciendo experiencias y vivencia e invitándolos a formar parte de una comunidad de vida.

Acabamos el día de trabajo con una eucaristía, en la que se nos invitó a mirar a «la roca de la que hemos sido tallados».
Después de cenar, celebramos, con espíritu de familia, la fiesta de la Epifanía: cada uno trajo algo propio de su lugar de procedencia para compartir y cantamos las canciones propias de este tiempo de Navidad en las distintas lenguas.
El tercer día se nos invitó, a partir de las constataciones y de las convicciones, a realizar recomendaciones.

El material elaborado en esta asamblea provincial se enviará al encuentro europeo que se celebrará en Guardamar (España), en julio, y en el encuentro internacional de Mendes (Brasil), en septiembre de este año.
El hermano Xavier Barceló, provincial, nombró a los laicos y hermanos que participarán en estos encuentros, una vez hechas las consultas, por escrito, en la asamblea.
Fue una asamblea sin improvisar: más de 800 personas, entre hermanos y laicos, participaron en los diferentes diálogos propuestos. La asamblea tuvo un ritmo tranquilo, sereno, reflexivo, de celebración e, incluso, diría que carismático.

H. Jaume Bofarull

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