27 de octubre de 2006 SUIZA

Un estudio del Secretario General de las Naciones Unidas

La mayoría de los actos violentos perpetrados contra la infancia permanecen ocultos y son a menudo tolerados por la sociedad, según el Estudio sobre la Violencia contra los Niños del Secretario General de las Naciones Unidas, presentado ayer ante la Asamblea General de ese organismo. Por primera vez, un solo documento ofrece un panorama completo sobre la amplitud y la escala de la violencia contra la infancia en el mundo.

La violencia contra la infancia incluye la violencia física, la violencia psicológica, la discriminación, el abandono y los malos tratos. Abarca desde el abuso sexual en el hogar hasta los castigos corporales y humillantes en las escuelas; desde el uso de restricciones físicas contra niños y niñas en sus hogares hasta la brutalidad perpetrada por las autoridades encargadas de hacer cumplir las leyes; desde el abuso y el abandono que se produce en las instituciones hasta las guerras entre bandas en las calles donde los niños y niñas juegan o trabajan; desde el infanticidio hasta los llamados asesinatos por honor.

La mejor manera de abordar la violencia contra la infancia es impedirla antes de que ocurra, dice el Profesor Paulo Sérgio Pinheiro, el experto independiente nombrado por el Secretario General para dirigir el Estudio. Todo el mundo tiene una función que desempeñar en esta tarea, pero los Estados deben asumir la responsabilidad principal. Esto significa prohibir todo tipo de violencia contra la infancia allí donde ocurra y quienquiera que sea el que la ejerza, e invertir en programas de prevención para abordar sus causas subyacentes. Es preciso que los individuos respondan por sus actos, pero un marco jurídico fuerte no debe referirse únicamente a las sanciones, sino que también debe enviar una señal firme e inequívoca de que la sociedad simplemente rechaza la violencia contra la infancia.

El Estudio, que combina perspectivas de derechos humanos, de salud pública y de protección de la infancia, se centra en cinco entornos en los que se produce la violencia: el hogar y la familia, las escuelas y los entornos educativos, las instituciones (de atención y judiciales), el lugar de trabajo y la comunidad.

Aunque la violencia extrema contra la infancia puede ocupar los titulares de las noticias, el Estudio llega a la conclusión de que para muchos niños y niñas la violencia forma parte de una rutina y es una realidad cotidiana.

Aunque hay numerosos casos de violencia que siguen estando ocultos o no se denuncian −y por tanto las cifras subestiman a menudo la escala del problema− las estadísticas presentadas en el informe revelan un panorama alarmante.

Puede descargarse el estudio completo siguiendo el link: http://www.champagnat.org/es/250301007.htm

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