9 de enero de 2015 HAITí

Un país joven con muchos años

12 de enero del 2010. Hace ya cinco años de este acontecimiento que marcó la historia de Haití. Un terremoto que sacudió la tierra y la conciencia de un pueblo que vive, que lucha, que espera.  

A cinco años de esta experiencia es bueno hacer un recuento de un nuevo renacer de este pueblo. 

 

Un país joven

Haití es un país mayoritariamente joven. La mayoría de sus habitantes no han alcanzado los 35 años de vida. Aun cuando fue el primer país latinoamericano en alcanzar su independencia, es también uno de los países con mayor rezago en su desarrollo económico, político y social. Es por eso que podemos decir que es un país joven y con muchos años. 

En Puerto Príncipe, la ciudad que sufrió el sismo del 2010 de manera directa, ha ido poco a poco recuperándose. Muchos edificios ya han sido reconstruidos, se ven pocos escombros en la ciudad y los campamentos para refugiados, prácticamente han desaparecido. Físicamente, el país se va levantando. Económica y socialmente, el pueblo sigue en lucha, a pesar de fuertes intereses económicos y políticos que impiden todo intento de avanzar.

 

Necesitamos comida

A raíz del terremoto, las ayudas internacionales no se hicieron esperar. La Comunidad Marista no se quedó atrás. Muchas provincias enviaron su apoyo, ya sea a través de Roma, de la Provincia de México Occidental o directamente a Haití. 

Aun cuando la región en el que estamos situados los hermanos en Haití, se encuentra alejada del epicentro, sufrió indirectamente algunos efectos, pues muchas de las víctimas de Puerto Príncipe, movidas por el miedo y la incertidumbre, regresaron a sus lugares de origen. Esto provocó un crecimiento súbito de la población en Provincia, con la consecuente falta de alimentos. Este era el principal grito de auxilio. Las primeras ayudas recibidas favorecieron que se pudiera brindar alimento a muchas familias, se apoyara en la reparación de muchas casas que fueron dañadas, y se compartiera con otras congregaciones religiosas con presencia en Puerto Príncipe. 

La generosidad del mundo marista nos permitió también hacer algunos arreglos en nuestras obras, como la construcción de una sala de usos múltiples en el Colegio de Nativité, la reparación del techo en la escuela de Fátima y la construcción de un comedor en el Colegio Alexandre Dumas. En Jérémie, se inició la construcción de un Centro Comunitario que favorecerá la formación de jóvenes y niños de la región. 

Para atender a un grupo de niños “restavec” (“qui reste avec” = “que se queda con”), que no han tenido la oportunidad de estudiar, el H. Laurent, junto con algunos profesores, abrió una escuela vespertina, con la idea de prepararlos y poderlos integrar en la escuela oficial. Son niños que han perdido a sus familias y se han quedado con otra familia, que los han acogido. En algunos casos en calidad de pequeños esclavos. 

 

Seguimos soñando

Como Sector Marista de Haití, seguimos soñando. Soñamos con un Sector atendido por hermanos haitianos. Actualmente conformamos el Sector, un hermano canadiense, cinco hermanos mexicanos y doce hermanos haitianos. Cinco de ellos aún en formación en el Escolasticado de Guadalajara (México). Tenemos tres novicios y siete postulantes. 

Soñamos con la formación de jóvenes líderes en nuestras escuelas, capaces de lograr cambios favorables el medio en el que se encuentran. 

Soñamos con la formación de profesionales en la educación y en otras ciencias humanas, que puedan transformar la realidad educando y evangelizando. 

Soñamos con un Haití renovado, pleno, esperanzado, liberado y realmente independiente. 

Creemos que nuestro sueño es también el sueño del Dios de la Vida y estamos dispuestos a seguir luchando por alcanzarlo, para que todos tengan Vida y la tengan en abundancia.

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H. Luis Henrique Rodrígues

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