10 de enero de 2011 CASA GENERAL

2 de enero de 2011

Por la mañana temprano, los hermanos Emili Turú, Superior general y Ernesto Sánchez, Consejero general, partieron hacia el aeropuerto de Fiumicino para viajar a Nigeria donde ha tenido lugar el Capítulo Provincial y ha tomado posesión de su cargo el nuevo Provincial, H. Joaquim Etezulugu.La preparación de la liturgia del 2 de enero fue confiada a los miembros del Consejo general que prepararon una ceremonia solemne. Los hermanos Michael De Waas y John Klein estuvieron a cargo de la animación mientras que el H. Joe Mc Kee, Vicario general, estuvo a cargo de la homilía y de los cantos con su voz clara y vibrante. Así hemos festejado el 194 aniversario de la fundación.Participamos en la ceremonia unos cuarenta hermanos provenientes de las dos comunidades de la Casa general, a las cuales se unieron algunos hermanos de Manziana, de Viterbo, del Colegio San Leone Magno de Roma et algunos hermanos de Giugliano, cerca de Nápoles. Más precisamente, había un hermano de la comunidad de Giuliano y cuatro jóvenes de la Fraternidad Marista local. Formábamos un microcosmos del mundo marista ya que estaban representadas 14 nacionalidades diferentes, con hermanos que habían trabajado en más de 20 países de misión. Nos sentimos orgullosos de ser tan universales. La misa tuvo lugar en el primer piso, en el espacio que se encuentra frente a la oficina del Superior general. Lugar bien indicado porque en la parte superior se encuentra el fresco de nuestros diversos lugares de fundación y de vida: La Valla, 1817, L?Hermitage, 1824, Saint-Genis-Laval, 1859; Grugliasco, 1903,? y Roma, 1961. Esta última fecha nos ha recordado que la Casa general tiene su sede en Roma desde hace 50 años. Frente a nosotros teníamos los dos grandes bajorrelieves del hermano Santamarta: a la izquierda, Marcelino Champagnat, la Virgen María, los hermanos y a la derecha, el hermano Francisco con su divisa: ?Sigamos sus huellas y perpetuaremos su obra. Estábamos también muy cerca de la capilla del Consejo donde se encuentran el altar, la estatua de la Buena Madre y el primer retrato de nuestro Fundador. Estas reliquias y la oración nos hacían sentir muy cerca de los primeros hermanos de La Valla, de los del Hermitage, como también de todos los hermanos que partieron en misión hacia todas las diócesis del mundo.Los cantos, las oraciones, las lecturas, la homilía, todo tuvo nuestro sello de internacionalidad porque cantamos en inglés, español, francés e italiano. En el momento del ofertorio depositamos al pie del altar los grandes documentos del Instituto: las Constituciones, El Agua de la Roca, La guía de Formación, En torno a la misma mesa y el Documento de nuestro XXI Capítulo general. Todo esto abrió ampliamente nuestra oración a toda la familia marista, a todas nuestras misiones, a los jóvenes que frecuentan nuestras escuelas y colegios, a los padres que nos confían sus hijos. En la oración nos hemos sentido como el corazón del mundo marista, acogiendo los gozos y los dolores de todos nuestros hermanos, de todos los laicos maristas. Hemos rezado con la mirada dirigida hacia el bicentenario y hacia la tierra nueva a la que estamos llamados a salir de prisa.

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