7 de diciembre de 2010 BRASIL

Ad gentes y el MChFM

Después del IV Encuentro de los Centros Maristas de Educación Superior organizado por la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul – PUCRS, en Porto Alegre (Brasil) del 5 al 8 de octubre de 2010, el hermano Josep Maria Soteras, Consejero general, delegado del hermano Superior general al encuentro y el hermano Teófilo Minga participaron en un encuentro del MChFM de la Provincia de Rio Grande do Sul que tuvo lugar el día 9 de octubre.En primer lugar, a pesar del gran ?puente? de Nuestra Señora de Aparecida, 200 miembros del movimiento participaron en el encuentro. Por este motivo los organizadores pensaron que se trataba de un ?pequeño encuentro?. Si no hubiera sido por este puente que dio casi una semana de vacaciones al pueblo brasileño hubieran participado unas 500 personas. De todos modos, 200 participantes en muchos lugares del mundo marista, sería considerado un número bastante grande. Esto llevó al hermano Josep María Soteras a decir que en Brasil aún ?lo pequeño es grande?. De hecho, fue un gusto encontrar a estos 200 miembros del MChFM.El hermano Soteras presentó los elementos programáticos del actual Consejo general, dirigiendo a todos una llamada a participar, cada uno a su modo y según sus circunstancias, en la realización de algunos de estos objetivos, en la propia provincia, en el propio país.Así por ejemplo, el rostro mariano de la Iglesia. Todo marista, laico o hermano, está llamado por el mismo Capítulo a ser un sacramento de ese rostro mariano de la Iglesia. Éste no es un privilegio solamente de algunos: la vocación de todo marista no se comprende sin la presencia de María en la propia vida. Y tener a María presente en la propia vida es el camino seguro para dar vida a ese rostro mariano de la Iglesia que estamos llamados a construir por vocación y por carisma.De igual modo el reencuentro y encanto con la propia vocación. A primera vista podríamos entender este principio y este objetivo como aplicable sólo a los hermanos, quizás ?desencantados? de su propia vivencia marista. ¿No podrá el objetivo ser ampliado a todos los maristas, laicos incluidos, en el sentido de vivir la propia vocación marista con gran entusiasmo y alegría? Ciertamente. Y si así fuera, este ejemplo de vida entusiasmará a otros para entrar en este camino marista porque encontrarán en él, el sentido de la propia existencia, la realización de su sueño y de su esperanza. En verdad, debemos desarrollar e insistir cada vez más en las nuevas formas de vivir el carisma marista.Otro principio importante es el que se refiere a los derechos de los niños. Y también aquí estamos en presencia de un principio que no es una prerrogativa exclusiva de los hermanos. Todo marista, sea que trabaje en el campo de la educación, de la salud, del arte, de la política o en cualquier otro campo debe mirar a los niños sabiendo que tienen derecho a la educación, a la salud, al entretenimiento, al amor, en fin, a todo aquello que los hace crecer para llegar a ser un sujeto activo y responsable en la construcción de una sociedad más justa y más humana. Mas para esto, tenemos precisamente que defender al niño de aquellas situaciones en las que sus DERECHOS, todos sus derechos, sean violados.Lo mismo hay que decir de la internacionalidad y de la multi-culturalidad: cada vez más el Instituto marista muestra ese rostro internacional y multicultural. Por ejemplo en muchas de las comunidades fundadas en los últimos años. Muchas de las experiencias de formación en estos últimos años revisten este mismo carácter internacional y multicultural. Toda la experiencia ad gentes, tan actual en la Congregación, es tal vez el mejor ejemplo de esos valores. Es claro que esos valores son también una llamada a una actitud de humildad en relación con otras culturas que no son la mía y de apertura al otro que no comulga completamente con mis ideas.En este momento intervino el hermano Teófilo, subrayando precisamente el ejemplo de las nuevas comunidades del Sector ad gentes: todas ellas son internacionales y por lo tanto, sus elementos provienen de las culturas más variadas. Con todo, subrayaba el Coordinador de ad gentes que tan importante como la cultura y las diferentes culturas, es la centralidad de Cristo en la vida de todo misionero.Pero tampoco esta exigencia (derecho o deber, podemos llamarla como queramos) debe ser específica del misionero marista en el sentido estricto del término: todo miembro del MChFM, por ser marista, está llamado a hacer de Cristo el centro de su vida. Este puede ser un excelente camino para suscitar en el interior del movimiento y aun fuera del mismo, vocaciones misioneras ad gentes u otras. En la celebración de sus 25 años el MChFM está cada vez más llamado a asumir dentro de su organización y luego en la vida de cada uno de sus miembros esta dimensión misionera. Es una herencia del Instituto que no podemos perder. Ojalá que el MCHFM nos ayude a reencontrarla siempre con más fuerza y más celo apostólico.Se dice que la Iglesia sin dimensión misionera no es Iglesia. ¿Y si aplicásemos el mismo principio al MChFM? Ciertamente estamos hablando de planos teológicamente diferentes. Pero siendo el MChFM parte integrante del mundo marista, difícilmente lo podemos imaginar sin esa dimensión misionera. ¿No podría éste ser uno de sus objetivos en los próximos 25 años?_______________Porto Alegre, 11 de octubre de 2010H. Teófilo ? Coordinador ad gentes

VOLVER

El niño, fundamento de la sociedad...

SIGUIENTE

Un credo y un sueño...