23 de noviembre de 2007 CASA GENERAL

Agua de la Roca

El día 15 de octubre se hizo la entrega oficial del libro Agua de la Roca en la Casa General, a través de una oración mariana que estaba basada en la oración preparada para el Año de espiritualidad. ¿Hay, entonces, una oración específica dentro de ese marco? Sí, aunque no fue escrita directamente para tal fin. (Ver oración ? Italiano ? 1,2 MB)

Cuando en la Comisión se suscitó la cuestión de elaborar una oración motivadora del Año, el criterio fue que ya había una bien hermosa al final de documento, en el número 156, en la que se recorre la visión profética del Magnificat de María. Prevaleció, por tanto, la idea y la llamada a rezar con esta oración a lo largo de estos meses, y también después. Luego ésa es la oración oficial del Año de espiritualidad.

El hermano Seán y el hermano Luis Sobrado distribuyeron los libros. El tiempo de oración constaba de cuatro momentos diferenciados, siguiendo los diversos capítulos del documento a través de las líneas del Magnificat. Todo ello presentado en power point con pequeños poemas.

En el primer momento dábamos gracias a Dios, junto con María, por nuestra fraternidad, que nos mueve a ofrecer al mundo nuestra espiritualidad, don ofrecido al Pueblo de Dios, a los hermanos y seglares, a todas las personas.

En el segundo momento pedíamos a Dios, junto con María, que nos ayude a atender a los jóvenes, sobre todo los más abandonados, sintiéndonos llamados a beber de las fuentes de un apóstol apasionado que caminaba por montes y valles dando a conocer a Jesucristo y haciéndolo amar.

En el tercer momento orábamos con la invocación familiar a ?María, nuestro recurso ordinario?, pidiéndole que nos acompañe para que seamos hermanos y hermanas llenos de audacia, apasionados por la vida, con un corazón inflamado de amor.

En el cuarto momento pedíamos también a María que nos ayude a hacernos presentes a todas las personas, al igual que Ella, con un corazón atento y compasivo, en cumplimiento de la misión que nos ha sido encomendada.

El simbolismo de distintas representaciones de María ayudaba a realzar este acto de entrega:

1. La imagen de María encinta que está en el vestíbulo de la Casa General. Queremos dar a Cristo al mundo por medio de nuestra espiritualidad.
2. La imagen de María que está en Centro de Formación de Nairobi. Queremos que el Año de espiritualidad marque profundamente a todos aquellos que se sienten llamados a vivir como hermanos y hermanas la espiritualidad de Marcelino
3. La imagen de María, Nuestra Señora de las Gracias, venerada en Carção, Portugal, localidad natal del hermano Teófilo. Queremos que la espiritualidad marista, que es mariana, recoja la riqueza de la devoción popular a María en la Iglesia.
4. La imagen de la Virgen del cántaro, yendo a la fuente con Jesús en los brazos. Queremos con María e como María servir a Dios y a los hombres, ser contemplativos en la acción y activos en la contemplación.
5. La imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de la basílica de Issoudun. Queremos ser instrumentos de la compasión de Dios en el mundo de hoy, tan sediento de misericordia y perdón.
6. La imagen de María que está en la iglesia de Santa Matilde, Ginebra, indicando el camino hacia el sagrario. Queremos ser conducidos por María a los tres primeros puestos de la tradición marista: el pesebre, el altar y la cruz.
7. La imagen de Nuestra Señora de África. Queremos que nuestra espiritualidad se desarrolle en este continente, creando raíces profundas en los hermanos y seglares que trabajan allí.
8. La imagen de Nuestra Señora del Rosario, Fátima. Queremos, en este mes del rosario y siempre, recordar como maristas las grandes llamadas de María en Fátima: la paz en el mundo y la conversión de los pecadores, es decir, de cada uno de nosotros.
9. La imagen Nuestra Señora del Espíritu Santo. Queremos que el Espíritu invada nuestras vidas de, como invadió la de María, permaneciendo a la escucha de la Palabra (contemplación) y sintiendo la preocupación misionera (acción).
10. La imagen de María, madre de Corea. Queremos pensar en la espiritualidad de Marcelino que es misionera y nos invita, hoy como entonces, a llegar a todas las diócesis del mundo, sobre todo a través de la gran aventura apostólica.

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