26 de septiembre de 2018 CASA GENERAL

Beato y mártir

Estamos en las vísperas de un acontecimiento significativo para nuestro Instituto: dentro de poco tiempo el Hermano Henri Vergès será incluido en la lista de nuestros hermanos beatos y mártires. ¡Y no estará solo! Se integrará la pléyade de los mártires de Argelia, víctimas del fanatismo religioso de los años 90.

Cuando los colegios maristas fueron nacionalizados por el Estado, el Hermano Henri, que había sido director en uno de ellos (Escuela San Bonaventura, en Argel), decidió quedarse en Argelia y no regresar aFrancia, su patria, a fin de mantener y profundizar el fecundo diálogo ecuménico que había iniciado con los líderes religiosos musulmanes. Como el contrato que le vinculaba a la educación nacional no fue renovado, aceptó ser destinado a regentar una biblioteca en Argel, con consentimiento del obispo, y allí acompañar a los jóvenes estudiantes del barrio de la Casbah. Atendiendodía a día a los más de mil jóvenes que frecuentaban la biblioteca, Henri dio testimonio del evangelio y del amor de la misericordia de Dios, a través de actitudes concretas de afecto y de palabras de vida. Conocemos la conclusión. Un domingo, 8 de mayo de 1994, murió en su puesto de trabajo.

Durante el XVI Capítulo general de 1976 pude convivir con el hermano Henri, participando incluso en los trabajos de la misma Comisión de Formación. Era misionero en Argel, pero representaba en el Capítulo, como delegado electo, a una de las Provincias francesas de entonces. Su rica, pausada y reflexiva contribución giraba casi siempre en torno ala necesidad de alertar a nuestros candidatos en formación sobre la importancia del diálogo inter-religioso y sobreel ecumenismo, dos temas presentes ahora en las llamadas a la Familia carismática Global.

¿Quién podría imaginar que pasados algunos años este hermano pacífico y generoso entregaría su vida por amor a un pueblo que aprendió a amar? Los santos mientras viven no llevan aureola, tampoco se distinguen por gestos espectaculares. Lo que los caracteriza es la autenticidad de sus convicciones y la coherencia en sus opciones. A lo largo de mi vida he convivido con santos hermanos, he conocido hombres y mujeres de Dios, cada uno de ellos iluminando la existencia de quien disfrutaba de su presencia como de genuinos faros. ¡Podría nombraral hermano Basilio Rueda, al cardenal Eduardo Pironio, a la Doctora Zilda Arns, al hermano Firmino, misionero gaucho en África, a San Juan Pablo II, de quien recibí la eucaristía el día de la canonización de San Marcelino, Monseñor Hélder Câmara! ¡Ytantos otros, y tantas otras! ¡Hombres y mujeres extraordinarios en medio de las acciones ordinarias de la vida!

¡Por una increíble ceguera postergamos el reconocimiento de los santos sólo después que nos han dejado! ¿No sucederá que en este mismo momento no estamos codo a codo con algún santo? ¡Ojo! ¡Alabemos y demos gracias al Señor por los santos que viven a nuestro lado!

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H. Claudino Falchetto
Imagen del H. Henri Vergés: Monique Matheus

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