31 de enero de 2009 PERú

Carta abierta a los hermanos, laicas y laicos maristas

Queridos hermanos, laicas y laicos de nuestras provincias maristas:

Somos un grupo de 36 hermanos, laicas y laicos, invitados por los hermanos provinciales de Santa María de los Andes, Cruz del Sur y por el Superior del Distrito de Paraguay, a vivir una experiencia de formación conjunta.

No nos es fácil expresar en estas breves palabras lo mucho que el Señor ha querido entregarnos y revelarnos en estos días. Pero no podemos guardarnos la riqueza vivida en esta experiencia. Sentimos en nuestros corazones un fuego ardiente que nos impide guardar silencio y dejar sólo para nosotros el tesoro que hemos encontrado.

Más allá de las diferencias culturales, de las características de cada país, distrito o provincia marista, reconocemos que hay en nosotros una búsqueda y apertura a algo nuevo que va surgiendo, que traspasa las fronteras y los límites humanos. Es el Espíritu quien nos impulsa y anima a caminar juntos: hermanos, laicas y laicos.

Esta carta va dirigida a todos aquellos que sienten en sus corazones que el Señor les está llamando a recrear con otros el carisma marista como respuesta a los signos de los tiempos.

El Señor nos conoce (salmo 139,1) y nos ama profundamente. Nos sentimos sus ?hijos amados? (Mc. 1,11). Le agradecemos habernos llamado a vivir y compartir esta experiencia. En ella nos hemos reconocido compañeros de camino y hermanos que caminamos juntos. El nos convoca a su servicio en la misión y ésta puede tomar diferentes formas y movimientos.

Nos hemos sentido enriquecidos por el clima de fraternidad vivido estos días, expresado de múltiples formas: gestos de acogida, libertad para comunicarnos, sinceridad y apertura para compartir nuestra propia tierra sagrada (Ex. 3,5), con sus riquezas y limitaciones. Creemos que es posible y urgente para la vitalidad del carisma, prolongar esta experiencia con creatividad y audacia más allá de este encuentro.

Desde hace tiempo, algunos de nosotros venimos sintiendo con fuerza que el Espíritu nos impulsa a buscar juntos, hermanos, laicas y laicos, nuevas formas de compartir vida y misión. De distintas maneras y con diversas motivaciones llegamos a la Congregación. Una vez dentro, el carisma marista nos ha cautivado, llegando a sentirlo no como algo externo a nuestras vidas, sino como una llamada que progresivamente va configurando nuestra propia identidad.

Como María, ante el llamado hemos sentido turbación (Lc. 1,29). Toda gran novedad del Espíritu inquieta nuestra vida y nos moviliza a dar una respuesta libre, sencilla y alegre (Lc. 1,38). Dicha respuesta nos ha ido preparando para asumir nuevos desafíos, escuchar la voz de Dios que resuena en nuestro interior y discernir sus signos.

A partir de la experiencia vivida con el Dios de la misericordia y entre nosotros, creemos que necesitamos generar procesos conjuntos de discernimiento, que nos lleven a mirar nuevos horizontes con audacia y esperanza.

Sabemos que no todos creen en la existencia de una vocación laical marista y en la necesidad de comenzar procesos de formación conjunta entre hermanos, laicas y laicos. Nosotros, en cambio, creemos que esto es condición para revitalizar el carisma y garantizar el futuro de la Congregación.

Por eso, acogemos el desafío de dejarnos guiar por el Espíritu y comenzar la tarea de construir juntos ?una nueva forma de ser maristas?.

Creemos que el sueño de Marcelino es para nosotros un legado espiritual vigente, que debemos reinterpretar y revitalizar, a la luz de los signos de los tiempos.

Creemos que es posible emprender juntos un camino, en el que respetando nuestra propia identidad de hermanos, laicas y laicos, nos ayudemos a crecer, ser y vivir más intensamente nuestras vocaciones específicas.

Que María nos ayude y acompañe en este proceso de ?ensanchar la tienda?, de recrear juntos el carisma marista y de generar esperanza en el futuro de nuestra Congregación.

Nos confiamos a los corazones de Jesús y María y a la intercesión de Marcelino:

De la provincia Santa María de los Andes:
Ana Iris Rodríguez (laica), Dolly Melendres (laica), Marisol Cárdenas (laica), Patricia Peña (laica), Sandra Toledo (laica), Alberto Salguero (laico), Mariano Varona (hermano), Mitzuaki Hatanaka (hermano) y Pablo González (hermano), de Bolivia; Carolina Vargas (laica), María Inés Iturbe (laica), Sylvia Ponce (laica), Raúl Amaya (laico), Rodrigo Marchant (laico), Hernán Cabrera (hermano), Jesús Castañeda (hermano) y Luis Cornejo (hermano), de Chile; Eliana Rojas (laica), Jenny Lara (laica), Mari Rodríguez (laica), Mónica Aguirre (laica), Sara Sánchez (laica), Arturo Cajaleón (laico), Alfonso García (hermano), Óscar Montenegro (hermano) y Rafael Kongfook (hermano), de Perú.

De la provincia Cruz del Sur:
Laura Milei (laica), Patricia Garbarino (laica), Arturo Buet (hermano) y Enrique Martínez (hermano), de Argentina; y María Eugenia Nogueira (laica), de Uruguay.

Del distrito de Paraguay:
Ignacio Villar (laico), Francisco Romero (hermano) y Francisco Vera (hermano).

De la provincia Mediterránea:
Juan García (laico)

Del Secretariado de Laicos del Instituto:
Pau Fornells (hermano).

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