14 de noviembre de 2013 ESPAñA

Celebración de Acción de Gracias por la reciente beatificación

El 24 de octubre de 2003, de hace diez años, se procedió al reconocimiento legal, ante un tribunal eclesiástico, de los restos mortales de ocho de los once hermanos pertenecientes a la Comunidad mártir de Toledo. En esos aciagos de días de 1936 la Comunidad la componían 16 hermanos, pero 4 hermanos jóvenes se fueron a Murcia para realizar unos cursos de verano… No mataron al hermano Claudio Luis que hará de testigo de sus compañeros asesinados.

Fueron en total once los martirizados, 10 el 23 de agosto y uno, el hermano Jorge Luis, al día siguiente. Pero se pudo encontrar solo los restos mortales de 8, no todos fueron asesinados en el mismo lugar; de tres hermanos no hemos encontrado los restos mortales. El sábado 25 de octubre de 2003 se procedió a la inhumación de los restos mortales de los ocho hermanos en la Parroquia de Santa Teresa, próxima al Colegio Maristas Santa María de Toledo. Los restos habían sido introducidos en unas pequeñas urnas. Estas, una vez terminada la Santa Misa y llevadas por un miembro de la familia, fueron depositadas en un sarcófago de mármol, en la nave lateral izquierda que es también llamada la Capilla del Santísimo.

Misa de Acción de Gracias

Así que, exactamente, diez años después, la parroquia de Santa Teresa se vestía de sus mejores galas para celebrar la Misa de Acción de Gracias que presidía Monseñor Braulio Rodríguez, por la beatificación de la Comunidad Marista Mártir, celebrada el pasado 13 de octubre.

Los rostros de los Beatos hermanos Cipriano José (director) -Julián Iglesias-, Abdón -Luis Iglesias- Bruno José -Ángel Ayape-, Anacleto Luis -Emiliano Busto-, Eduardo María -Francisco Alonso-, Félix Amancio -Amancio Noriega-,Jean Marie -Félix Celestin Gombert de origen francés-, Evencio -Florencio Pérez-,Javier Benito -Jerónimo Alonso-, Jorge Luis -Lorenzo Lizasoáin- y Julio Fermín -Julio Múzquiz- encabezaban la procesión de entrada de la Santa Misa en cruces flanqueadas por sendas palmas, símbolos del martirio.

Una docena de sacerdotes concelebraban: entre ellos algunos que fueron alumnos Maristas (don José Carlos Gómez-Menor; don Félix del Valle; don Jesús Balmori y don Rafael Torregrosa); el párroco de Santa Teresa, don Amadeo Galán y sus coadjutores, uno de los cuales, don Pedro Carpintero, es el Capellán del Colegio y de la Comunidad.

Además familiares del Beato hermano Jorge Luis, venidos de Navarra, patria chica del mártir; el Hno. Ambrosio Alonso, Provincial de Ibérica; el Hno. José Félix Martín Bernal, director del Colegio, junto a la actual Comunidad Marista de Toledo: hermanos Enrique Benito (superior), José Ignacio Peña, Nemesio García, Jesús María Lara y Joaquín López; hermanos Eduardo y Aniceto, antiguos directores, hermanos de comunidades cercanas de Talavera, Madrid, Guadalajara, Villalba, Los Molinos, algunos de ellos antiguos profesores, antiguos alumnos, familias de alumnos, amigos, religiosos, fieles, el espectacular coro del Colegio.

De los 522 mártires beatificados en Tarragona, 68 de ellos eran Maristas -66 hermanos y 2 laicos-, once de Toledo.

Don Braulio, en su homilía, a la luz de la Palabra de Dios, nos hizo reflexionar sobre el sentido de las Beatificaciones, vivido con paz y alegría.

En la oración de los fieles nos sentimos Iglesia universal, trayendo al altar la necesidad de paz para el mundo, especialmente en las regiones donde los hermanos aún hoy arriesgan su vida: Siria, Pakistán, El Líbano, Argelia… Encomendamos a la actual Comunidad Educativa, de tal forma que la fortaleza de los mártires le acompañe en su testimonio de fe. 

Al presentar las ofrendas, junto al pan y vino, la luz nos recordaba la fe viva y que ilumina, la estola, bordada para la ocasión, la sangre de nuestros mártires derramada, la chasca, su entrega a la educación de niños y jóvenes y la imagen de la Buena Madre, el camino seguro para llegar a Cristo. 

El coro de los alumnos de 5º y 6º animó la celebración, elevando a lo alto plegarias por una humanidad en paz.

Como acción de gracias pudimos compartir la del hermano Miguel Ángel Martínez, familiar del hermano Eduardo María, y trabajando en Centroamérica desde hace 15 años. La familia del antiguo alumno de los hermanos Miguel Rojo, martirizado junto a los hermanos, nos dio motivo de unirnos a su plegaria repetida desde aquel lejano 1936 con los tres claveles rojos dejados en la fuente Salobre en memoria del tío Miguel, del hermano Amancio, su profesor, y de quienes les quitaron la vida.

Ante la tumba de los mártires terminamos la Celebración, poniendo en manos de la Buena Madre los deseos de seguir el ejemplo de estos Beatos Mártires Maristas. 

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