13 de diciembre de 2010 MOZAMBIQUE

De novicios a hermanos

En la foto podemos ver: a la derecha, el hermano Clement, en el centro, el hermano Davy y a la izquierda, el hermano Joseph, en la iglesia parroquial Angel Gabriel de Matola. Hemos asistido a una primera profesión muy pintoresca. La Misa fue celebrada por ocho sacerdotes. El celebrante principal fue el Padre Fredrick, un misionero de la Consolata de Kenya y gran amigo nuestro. Entre los participantes estaban las novicias de las Hermanas de Lichinga, casi todas presentes, y las de Jose Cluny que tuvieron a su cargo la animación de la liturgia.Pudimos apreciar la Iglesia africana que siempre danza, en las niñas que lo hicieron durante toda la celebración. Evitamos todo símbolo cultural africano, porque esto se presentó sólo como una iniciativa tardía durante los días de ensayo y no lo habíamos preparado suficientemente. Empleamos más bien los símbolos comunes y tradicionales. Algunos podrían sentir que no hemos sido sensibles a la inculturación pero tenemos que prestar mucha atención, porque el continente es vasto y hay elementos de sincretismo que pueden necesitar un estudio cuidadoso por parte de algunos de nuestros hermanos nativos. El hermano Joseph Walton, nuestro Provincial, animó a los nuevos profesos a poner pasión y entusiasmo en su vida de hermanos y en su servicio a los jóvenes a quienes darán a conocer a Cristo. Agradeció a sus padres por aceptar el deseo de sus hijos de entrar en la Congregación de los Hermanos Maristas y les felicitó por su generosidad. Todos tuvieron la oportunidad de felicitarles. Y así todos abrazaron tanto a los padres como a los hijos, algo muy típico de Mozambique, llamado el ?abrazo?.Después de la ceremonia de profesión nuestro noviciado se reunió para la comida. Los cocineros se atrasaron un poco y almorzamos a las 13.30. Aunque para nosotros fuese tarde, nuestros invitados no se quejaron como los Israelitas en el desierto o los invitados a las bodas de Cana, cuando María tuvo que intervenir para que se realizase el milagro. Ellos sabían que no morirían de hambre ni de sed. Como los siete panes y los dos peces que fueron bendecidos y multiplicados por nuestro Señor, finalmente comimos abundantemente en grupos. Recogimos no solo siete cestas de restos sino muchas fuentes de carne, pollo, tortas, y también bebidas. Así que seguiremos la fiesta los próximos días. Trabajamos muchísimo. Hasta nuestros hermanos mayores participaron activamente en la preparación de la comida.Como si esto no bastase, un amigo de Champagnat animó los entretenimientos. Los primeros en entretener a los visitantes fuimos nosotros mismos y el Maestro de Novicios que bailó, para sorpresa de todos. Estoy seguro de que, como sucedió en el cumpleaños de Herodes, si hubiese pedido cualquier regalo, seguramente lo habría recibido. El alboroto que siguió a dicho baile mostró la aprobación general.Todos nosotros tuvimos una oportunidad para entretener a la audiencia que miraba entusiasta y el aplauso con gritos y batido de palmas fue la demostración concreta (visible y auditiva) del reconocimiento y la emoción, llenos de alegría. Casi llorábamos de risa.Hubo regalos que cayeron como maná sobre las manos y los cuerpos de los nuevos profesos. Nuestros hermanos fueron envueltos en ?capulanas? (coloridas telas africanas). Elías hizo una selección de la música final que robó el espectáculo. Las novicias de las Hermanas de Lichinga nos entretuvieron con música tradicional africana que captaron nuestra atención y no pudimos contener nuestra emoción de gozo al final de su maravillosa representación, muy vistosa y atractiva. Bravo Davy, Joseph y Clement por invitarnos a presenciar vuestra pintoresca profesión. Este día será especial para vosotros y para nosotros. Su recuerdo permanecerá con nosotros y con aquellos que tendrán la oportunidad de leer lo que nosotros presenciamos. Como Champagnat, os animamos a ser fieles a vuestra vocación y a ser fuertes en tiempos de tentación. Estamos más que dispuestos a seguir caminando con vosotros, ayudando a los jóvenes pobres a conocer y amar a Jesús._________________H. Simon BandaMatola, Mozambique

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