20 de enero de 2006 CASA GENERAL

Dos Superiores Generales en camino hacia la canonización

Francisco y Basilio, dos Superiores Generales en camino hacia la canonización: Francisco, heredero directo de Marcelino, y Basilio, el hombre que, en los años que siguieron al Concilio Vaticano II, tuvo que dedicarse a la gran tarea de la renovación de la vida religiosa, que es nuestro estilo de vida hoy.
En este año 2006 entramos en el 125 aniversario de la muerte del hermano Francisco y el décimo aniversario de la muerte del hermano Basilio. Éste falleció el 21 de enero de 1996, y el hermano Francisco el 22 de enero de 1881. Es bueno que los celebremos juntos, ya que los dos vivieron el mismo ideal marista y son para nosotros modelos de fraternidad.
Numerosos testimonios nos hablan de lo mucho que trabajaba el hermano Basilio. Para él, la noche estaba hecha para trabajar. A veces le daban las 4 de la mañana, y, estimando que no valía la pena acostarse sólo para una hora que quedaba, se iba a la capilla, y allí, en adoración, esperaba al grupo. La hermana María de la Eucaristía, Provincial de las hermanas del Buen Pastor en Ecuador, que acogía y alojaba al equipo del Movimiento por un Mundo Mejor cuando el hermano Basilio era el responsable en aquel país, en una carta que le escribe a Roma le suplica que haga lo posible para que la luz de su mesa de trabajo no empalme con la luz del alba. Él mismo reconoce que está a punto de quemar la vela por los dos extremos. y que el premio de ello será una vida más corta. Nunca dejaba una carta sin respuesta, ni olvidaba a un hermano con problemas: se imponía vueltas inverosímiles para encontrarse con él y reconfortarle. Predicó centenares de retiros sobre la oración y escribió circulares largas y cortas para nutrir la vida apostólica y espiritual de los hermanos. Siempre tenía el ojo y el corazón despiertos para el servicio y para el amor. Decía El amor da, no pide. Él también dio sin llevar la cuenta.
El hermano Francisco fue Superior General durante 20 años. Recibió de Marcelino una congregación de 280 hermanos y 48 escuelas. Cuando deja el gobierno al hermano Luis María son 2086 hermanos y 379 escuelas. Por debajo de estas cifras está la realidad de las nuevas casas de formación abiertas, la preparación de sus formadores, los hermanos jóvenes que se incorporan, una correspondencia abundante, las formalidades para toda fundación nueva, los consejos prudentes para marcar el camino a seguir. Con el hermano Francisco la congregación se extiende por toda Francia y pasa a Bélgica y Gran Bretaña, sin dejar de mantener las misiones de Oceanía. Cuando presenta su dimisión en 1860 lo hace porque ha gastado todas sus fuerzas en este crecimiento espectacular de la congregación. Todas sus cartas terminan con estas palabras de afecto: Sabéis bien, queridos hermanos, que siempre os he amado tiernamente Él también quemó la vela por los dos extremos.

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