10 de febrero de 2021 CASA GENERAL

“Educación para todos”: un tema urgente

No todos los niños del mundo disfrutan de su derecho a la educación. La pobreza, la desigualdad de género, los conflictos armados, la violencia y la educación de baja calidad son factores determinantes de esta situación preocupante. Debido a la pobreza, no todas las familias de los países subdesarrollados pueden enviar a todos sus hijos a la escuela; principalmente mandan a los niños, mientras que las niñas se quedan en casa para hacer las tareas del hogar o se casan temprano para reducir la carga económica de sus padres. La oportunidad de acceder a la escolarización empeora en las regiones en conflicto donde los grupos armados atacan y destruyen directamente las instalaciones escolares y matan o secuestran a los estudiantes. Todo esto, junto con el castigo físico de los maestros, la intimidación de los compañeros de la escuela y la educación deficiente generan en muchos niños, de los países en vía de desarrollo, una mala experiencia de la educación escolar.

Las situaciones mencionadas fundamentan el cuarto Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 4) de las Naciones Unidas (ONU).

La pandemia de Covid-19 ha demostrado que es posible un cambio radical. Esta lección le ha dado al mundo una oportunidad, sobre todo en la educación, de trabajar para lograrlo. Dado el poder único de la educación para catalizar el cambio global en diversas situaciones, incluida la pobreza, la desigualdad, la inseguridad y la injusticia, esta fue aprobada durante la cumbre de las Naciones Unidas, del 25 al 27 de septiembre de 2015, como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) clave para ““garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”. Este traspié sin precedentes que la pandemia de Covid-19 ha provocado y causado el cierre de los sistemas escolares de todo el mundo no ha destruido la esperanza de una “educación para todos”. Al contrario, ha abierto otras vías, incluido el aprendizaje a distancia como una alternativa a las escuelas convencionales y su enfoque en la formación presencial. Asimismo, ha invitado a todas las partes interesadas a redoblar sus esfuerzos para promover la educación.

El impacto de la pandemia de COVID-19 en los sistemas escolares ha demostrado que el aprendizaje remoto es más accesible para todos que el aprendizaje en la escuela y en el aula. Por lo tanto, para prepararnos para una crisis posterior, que podrían ser el desplazamiento masivo de población causado ​​por el cambio climático, conflictos armados, desastres naturales u otra pandemia global, los sistemas educativos deberían replantear urgentemente los libros de texto y el desarrollo de estudios en el hogar.  Se ha observado que el cierre de las escuelas ha tenido un impacto negativo en lugares sin instalaciones de TIC (Tecnologías de Información y Comunicación), ni libros de texto ni acceso a la televisión ni a la radio. En esos lugares, el acceso al aprendizaje durante las crisis podría realizarse a través de libros diseñados para el autoaprendizaje y adaptados al aprendizaje en el hogar. Estos libros escolares podrían incorporar unidades breves y lecciones con actividades sencillas que se basen en la experiencia de los niños, así como pautas puestas al margen para maestros, tutores y asistentes. Esta revolución en la redacción de los libros de texto requiere capacitación y entrenamiento para los escritores de libros, y capacitación del personal docente y prepararlos para nuevos roles educativos dentro de los hogares. Estos roles incluyen movilizar el apoyo para los niños que estudian en casa y el empoderamiento de los maestros en las zonas pobres con materiales didácticos y tecnologías digitales para que puedan impartir lecciones y materiales de aprendizaje a los estudiantes.

Hoy en día, muchos niños no pueden completar su aprenidzaje sin una tutoría en el hogar. Esto es un indicador de que la educación en el aula está dando paso gradualmente a la educación en línea, domiciliaria, basada en valores. Mientras se fomenta la producción y el uso de libros de texto y TICs diseñados para el autoaprendizaje, es necesario – ahora más que nunca – proporcionar estructuras de apoyo, capacitar a los tutores, incluidos los miembros del hogar y los vecinos, para ayudar a los niños a aprender en casa.

Esto es aún más cierto en las comunidades donde el acoso y la violencia de género son endémicos. Para muchos niños, especialmente para las niñas, que se ven obligados a aprender en casa debido a la pandemia o a los conflictos armados en sus países, esta podría ser su única opción para continuar su educación, incluso después de la crisis. En base a estas consideraciones, la orientación a los encargados de los programas gubernamentales y de la sociedad civil, respecto a la movilización, la contratación y la capacitación de facilitadores de aprendizaje en el hogar podría aumentar el impacto a largo plazo.

La educación para todos para el año 2030 podría ser posible si los países invirtieran de inmediato en libros de texto, capacitación de asistentes y reorientación de maestros para apoyar el aprendizaje en casa.

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Hermano Francis Lukong – Secretariado de Solidaridad


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