Educar para el diálogo intercultural en la escuela católica
Antes de acabar el año 2013, el 19 de diciembre, la Congregación Pontificia para la Educación Católica, nos ha sorprendido con un nuevo documento sobre la educación en la escuela: “Educar para el diálogo intercultural en la escuela católica” con un subtítulo lleno de significado: “Vivir juntos para una civilización del amor”.
En la conferencia de presentación del documento, celebrada en la sala de prensa del Vaticano, se dispuso todo con gran solemnidad y lujo de medios. Intervinieron el Cardenal Zenon Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, Mons. Angelo Vincenzo Zani, secretario del mismo Decasterio y el Profesor Italo Fiorin, docente de la LUMSA de Roma
En el reparto de la exposición temática el Cardenal Prefecto hizo una descripción del panorama actual de la escuela en el mundo con sus luces y sombras en los diferentes países; con sorpresas de resultados en algunos de los lugares, por su tradición y su historia. Subrayó la actualidad y la necesidad del tema, si llegamos al objetivo final: construir una civilización del amor para todos los que buscan conjugar la educación con el anuncio del Evangelio, como ha afirmado el Papa Francesco.
Mons. Angelo ha recordado brevemente el iter del documento, iniciado formalmente en 2008, pero que para él se ha de contar desde 1995, con la experiencia de la Escuela para Europa en Bosnia Erzegovina.
En realidad el horizonte cronológico va hasta 2015 en el que se celebra el 50º aniversario de la declaración del Vaticano II: Gravissimum Educationis Momentum y el 25 º aniversario de la publicación Ex corde Ecclesiae, para los que se preparan solemnes celebraciones.
El Profesor Italo Fiorin habló de los contenidos del documento, especialmente del deseo de la escuela católica de aportar su contributo a un objetivo vital para sociedad.
Son cinco breves pero intensos capítulos los que contiene: los retos en el contexto de pluralidad de culturas en que vivimos; las diferentes actitudes de aproximación a la multiculturalidad; los fundamentos de la intercultura; qué propuestas de diálogo puede ofrecer la Escuela Católica; y cuál es la contribución desde todos los ámbitos de la escuela.
Si la escuela quiere ir más allá de lo académico-profesional; si los docentes y directivos pueden programar objetivos y valores comprometidos con la sociedad, aquí tienen un buen instrumento base.
La escuela a quien se pide mucho, quizá demasiado, no puede dejarse sola. Es un sujeto eclesial y toda la comunidad cristiana está llamada a sostenerla como un bien precioso.
Un documento cuestionante en una situación viva y real, como la que nos envuelve en un mundo de inmigración y multiculturalidad.
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H. Juan Moral