4 de junio de 2004 CASA GENERAL

FIESTA DE SAN MARCELINO, UN CORAZÓN SIN FRONTERAS

El 6 de junio de 1840, cuando a la primera hora del alba los hermanos cantaban la Salve, Marcelino Champagnat entregó su alma a Dios. Desde entonces, su recuerdo pervive entre nosotros, especialmente a través del Instituto de los Hermanos Maristas, su proyecto al servicio de la infancia y de la juventud, especialmente más pobre.
Una mirada sobre el mundo de hoy nos descubre problemas acuciantes que afectan a los niños y jóvenes. La explotación laboral y sexual de los niños, los niños-soldado, el tráfico de órganos pertenecientes a niños asesinados, los niños de la calle, la tortura de niños, los niños sin escolarizar? Marcelino Champagnat, en otra época convulsa de la historia, valoró la dignidad de los niños y de los jóvenes y luchó para tuvieran una educación digna y para que conocieran el amor de Dios a través del amor de los hombres y mujeres que se cruzaban en sus vidas. Este mensaje conserva hoy toda su vigencia. Celebrar su festividad nos compromete y colaborar en su proyecto a favor de los niños y jóvenes. Hoy como ayer, necesitamos hermanos, necesitamos hombres y mujeres, que quieran hacer posible el sueño de Marcelino.
El hermano Superior general con su Consejo, actualmente en la Casa general de Roma reunidos en sesiones de estudio, envían su saludo y felicitación a todas las personas que inspiran su vida en la espiritualidad de san Marcelino o que colaboran en su misión desde cualquier lugar del mundo.

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