28 de abril de 2005 ARGENTINA

Hermitage la casa de todos

De diferentes lugares del país se encontraron veinticuatro chicos que habían viajado desde Cinco Saltos, Pergamino, Luján, Merlo, Lugano y Mar del Plata y que junto con las ocho personas que conformábamos el equipo de animación nos dispusimos a darle vida e identidad a esta ?casa de todos? a la que nos habían invitado.
Si bien a algunos les costó más que a otros, no pasó mucho tiempo para que los chicos comenzaran a relacionarse como si siempre se hubiesen conocido, ni tampoco fue demasiado esfuerzo ponernos todos a trabajar. Tal vez la disponibilidad en el corazón de cada uno de nosotros, las ganas de vivir la experiencia y la ayuda del Espíritu de Dios que seguramente andaba sobrevolando por ahí, favoreció el encuentro y el trabajo.

Durante esos días los chicos trabajaron en ?Grupos de Vida? donde iban compartiendo todas aquellas cosas que iban descubriendo, así, con arcilla dieron vida a sus sueños, abrazaron las historias de su vida, fueron invitados a honrarla, se encontraron con un Jesús que también había soñado y que sus sueños estaban enraizados en el Sueño del Padre, hicieron pan y lo partieron y le contaron a la gente lo que estaban viviendo.
De a poco, con la simplicidad que significa compartir sus sueños y sus vidas y con la profundidad que implica celebrarlo; dándose sus tiempos para bucear en su interior y compartir momentos de playa y de recreación, los chicos fueron construyendo con sus manos un Hermitage único; y a nosotros, a los que nos tocó acompañar ese proceso, no nos quedó mas que maravillarnos con el regalo de la vida, la espontaneidad y la fuerza de estos adolescentes que nos sorprendían día a día.
Fue buena la noticia de encontrar que en los cimientos de esta casa y de cada una de nuestras vidas habitaba y habita el Dios que nos da aliento de vida, el Dios que es Padre y que nos ama, el Dios que vive en nuestros sueños y nos invita a soñar. Y era tan buena la noticia que hubo que salir de la casa y contarles a todos, eso que estábamos descubriendo.

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