2 de febrero de 2009 CHILE

?Hombres Integrados e Integradores?

A pesar de las caras de cansancio de los que habían tenido que cruzar la Cordillera de los Andes, y no para participar en algún ?rally? sino en un encuentro fraterno, con el corazón lleno de expectativas, comenzó, en la ciudad chilena de Limache, el segundo encuentro dedicado a la formación de animadores comunitarios. Han participado cincuenta hermanos de las provincias de Santa María de los Andes, Cruz del Sur y el Distrito del Paraguay. Por la mañana se trabajó en la presentación de los participantes ayudados de las palabras del H. Demetrio Espinosa, de Cruz del Sur.

Luego de las indicaciones de rigor sobre la dinámica del encuentro y algunas orientaciones prácticas, se trabajó en pequeños grupos, integrados especialmente por las personas menos conocidas, dialogando sobre las actividades realizadas a lo largo del año que han aportado momentos de satisfacción y gozo por la misión compartida con hermanos y laicos. También se pusieron en común los sueños para el naciente año apostólico.

Después del almuerzo y de un tiempo de descanso, especialmente para los que habían ido llegando durante la mañana, nos encontramos junto a la pequeña gruta de la Virgen. Allí, vivimos un hermoso momento mariano, en el que se fueron tejiendo con cada Avemaría las invocaciones a María con las que se honra a nuestra Madre en las diferentes localidades de procedencia de los hermanos participantes.

La primera disertante que nos acompañó fue la Sra. Ana María Díaz. En su intervención realizó una primera aproximación al conocimiento personal como base de toda relación. En dos momentos de la tarde nos hizo trabajar sobre la experiencia de nuestra formación inicial. Este trabajo hizo aflorar sentimientos de gratitud y nostalgia por nuestras falencias y limitaciones, así como numerosas y ricas experiencias de vida de entrega generosa. La celebración eucarística fue el momento oportuno para elevar el corazón y agradecer al Señor por todo lo vivido durante este primer día de compartir la vida.

En la sala de reuniones del Colegio Santa María de Limache, casa que acoge a este grupo de hermanos de variadas edades y experiencias de vida, se inició la segunda jornada de este encuentro con la oración de la mañana en la que de forma pausada, participativa y vivencial, se recogió lo experimentado el día anterior.

El tema central del día era animar el desarrollo personal, encaminado al autoconocimiento y la relación interpersonal. La profesora Ana María Díaz fue conduciendo el análisis de la manera en que la Vida Religiosa ha ido cambiando sus expectativas en los últimos años. La plenitud vocacional se veía desde una esperanza afianzada en ser ?ciudadanos del cielo?. En esta perspectiva el Reino de Dios se presentaba como una experiencia a realizar más allá de la historia y de la vida. En un segundo momento se trabajó sobre la llamada a ser ?ciudadanos de la historia?, en la que se integran lo histórico, lo trascendente y lo espiritual. Bajo esta perspectiva se valora la sencillez de vida, la austeridad, el compartir y la entrega a la causa de la liberación de los oprimidos. En el tercer momento se trabajó sobre la plenitud religiosa como ?ciudadanos de nosotros mismos?, en que, el hombre camina esperanzado descubriendo la presencia del Reino de Dios en la propia vida. Este trabajo ocupó las dos sesiones de trabajo de la mañana y culminó en la de la tarde.

El trabajo por Comunidades de vida permitió entrever el crecimiento comunitario desde la propuesta evangélica. Se trabajó, en grupo, sobre pasajes bíblicos en los que el Señor se encuentra con personas que sufren limitaciones y heridas físicas o morales. En la Eucaristía de la tarde, las diferentes comunidades manifestaron sus propósitos colocando sobre el altar una flor como signo de consagración.

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