20 de junio de 2016 ITALIA

Lavalla 200> Un corazón sin fronteras

Creo que en los ojos, en la mente, pero especialmente en el corazón de muchos maristas sigue viva la memoria del 18 de abril de 1999, fecha en la que el Papa Juan Pablo II  proclamó santo a Marcelino Champagnat. En bufandas, bolsos y camisetas… por doquier se podía leer: “un corazón sin fronteras”. Para recuperar este espíritu, 17 años más tarde y en un pequeño pueblo perdido de la Toscana, un grupo de Lavalla200> celebró el día 6 de junio la fiesta de san Marcelino: 23 corazones sin fronteras y con ansias de entregar la vida por algo hermoso y nuevo.

La fiesta y las fiestas (celebramos los cumpleaños de Miguel Ángel el día 5, de John Lavnge el día 7 y de Verónica el día 11) resaltaron la unión que reina entre las cinco fraternidades y en todo el grupo y contribuyeron a soportar un poco mejor el tiempo de esta semana, caracterizado por lluvias y relámpagos, que no invitaban a cantar “¡Oh sole mio!”.

José Cristo Rey (claretiano), el H. Joe McKee (Vicario general) y Jose María Pérez Soba (Chema para los amigos) nos acompañaron esta semana.

José Cristo Rey nos recordó que el cambio de época que vivimos exige a cada uno de nosotros que nos insertemos en el contexto en que vivamos, respetuosamente y sin pretensiones de ser los portadores o mensajeros de la verdad. Hablando de las nuevas comunidades nos presentó una imagen muy sugerente: el barco. Cada cual ocupa su lugar, todos reman en el mismo sentido, sincronizando los movimientos, para lograr la meta deseada. Una sinergia para el Reino.

El miércoles, día 8, el H. Joe McKee vino a visitarnos. Su visita tenía como propósito el mantener un diálogo con cada uno de nosotros y responder a las inevitables preguntas que surgen naturalmente ante un futuro incierto. No pudo entrevistarse con todos y prometió volver otro día de la siguiente semana. Antes de volver a la Casa general, para continuar con la sesión plenaria del Consejo, respondió a las dudas que le presentamos. Somos conscientes de que en esta nueva aventura no todo está claro y bien definido. Acudieron a nuestra mente las palabras del Papa Francisco:

La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos. Y esto nos sucede también con Dios. Con frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto punto; nos resulta difícil abandonarnos a Él con total confianza, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos. Pero, en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad —Dios ofrece siempre novedad—, trasforma y pide confianza total en Él: Noé, del que todos se ríen, construye un arca y se salva; Abrahán abandona su tierra, aferrado únicamente a una promesa; Moisés se enfrenta al poder del faraón y conduce al pueblo a la libertad; los Apóstoles, de temerosos y encerrados en el cenáculo, salen con valentía para anunciar el Evangelio. No es la novedad por la novedad, la búsqueda de lo nuevo para salir del aburrimiento, como sucede con frecuencia en nuestro tiempo. La novedad que Dios trae a nuestra vida es lo que verdaderamente nos realiza, lo que nos da la verdadera alegría, la verdadera serenidad, porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien. Preguntémonos hoy: ¿Estamos abiertos a las “sorpresas de Dios”? ¿O nos encerramos, con miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?

El encuentro con Chema nos hizo entender que somos cultura y que cada cambio cultural incide en nuestra identidad. Hablando de nuestras futuras comunidades, nos dio a entender la importancia del diálogo. Pero no de un diálogo basado en un conjunto de técnicas asimiladas y puestas en práctica. El diálogo es una forma de vida, nos dijo. Además de esas ideas realmente importantes para el futuro de nuestras comunidades, Chema nos transmitió su entusiasmo y su alegría de ser marista y de poder vivir esta gracia con su familia y con otras fraternidades.

El sábado y el domingo fueron días libres para gozar de un merecido descanso. Algunos aprovecharon la ocasión para visitar algún lugar típico de Italia (Pisa, Asís, La Verna…), otros prefirieron quedarse en casa y caminar por los bosques que rodean Camaldoli antes de afrontar la última etapa que precede a la salida hacia el Hermitage.

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H. Onorino Rota, San Martino a Monte, 13 de junio de 2016.

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