Carta de Marcelino – 293

Marcellin Champagnat

1839-11-04

Parece ser que el Sr. Aurran no ha dado señales de vida, después de la carta del mes de octubre de 1838 (Nº 219), de forma que el Padre Champagnat podía preguntarse si su proyecto de abrir un noviciado seguía en pie. Por eso no ha emprendido aún los trámites para obtener la autorización del Gobierno, ya que, según la legislación entonces vigente, era preceptivo que, o bien los Hermanitos de María estuvieran auto-rizados legalmente, y no por simple decreto, a enseñar en el departamento del Var o bien hacer autorizar, por ley, el único noviciado de Lorgues para dicho departamento. M. Champagnat seguía confiando obtener, por fin, la autorización legal de su congregación. Pero si eso no se producía a corto plazo, sugería emplear el recurso de abrir una escuela, que recibiera internos a los que se podrían asimilar los novicios. De todas maneras, si se encuentra una congregación provista de una autorización que le per-mita realizar la operación de forma más rápida y sin subterfugios, no vería ningún inconveniente. El Sr. Aurran no se desanimó, como explica la carta Nº 299.

Señor:
Admiramos sobremanera su celo por la gloria de Dios y la salvación de las almas, que le impulsa a proseguir con energía la realización del piadoso proyecto que me comunicó hace tiempo. Me alegro sinceramente por el bien que de él redundará en favor de sus queridos provenzales. Pero, como ignorábamos por completo si seguía ocupándose de dicha obra, no hemos hecho gestión alguna ante el Gobierno para solicitar la autorización de fundar en Lorgues un noviciado de nuestros Hermanos. Por otra parte, seguimos esperando de la ayuda de María y de la protección de la gente buena que nos apoya la autorización de nuestra sociedad. Es cierto que estamos decididos a insistir en nuestras gestiones en la primera ocasión y que tenemos algunos motivos de esperar lograrlo, pero, en concreto, no podemos prometerle nada. Por lo demás, estará de acuerdo en que la petición, así como el logro de la autorización de la Sociedad en general, deben preceder a las de un noviciado en particular.
Existe otro medio que pensamos utilizar para otra casa del estilo de la suya: pedir autorización para un internado de primaria a nombre del Hermano diplomado que debe enseñar allí. De esta forma los novicios, tenidos por internos, ya no serán molestados. Por lo demás, siéntase usted completamente libre en este asunto. No queremos ser un obstáculo para la buena obra que usted ha emprendido. Si la Providencia no nos permite darle a usted garantías suficientes, la veremos con gusto en otras manos, diferentes de las nuestras, para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas. Por el contrario, si bajo la protección de la única que ha velado por nosotros hasta hoy quiere usted seguir contando con nuestros Hermanos para su centro, haremos cuanto esté en nuestra mano para responder a sus proyectos y colaborar con usted y la autoridad eclesiástica de su diócesis por el bien espiritual de su querida juventud. Además del capellán, que la Sociedad prestará para el noviciado, tal vez podríamos conseguir, más adelante, algunos misioneros que se unirían a él para trabajar, con la anuencia de los pastores, por la salvación de las almas.
Sírvase, etc.,

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Según la minuta, AFM, RCLA 1, p. 147, n.° 188, publicada en Circ. 1, p. 294.

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