Carta de Marcelino – 298

Marcellin Champagnat

1839-11-20

Es una verdadera lástima que no se haya conservado la carta del Sr. Madinier, pues el sentido de la respuesta ganaría mucho si conociéramos exactamente cuál era la petición. Así pues, habremos de contentarnos con las deducciones que nos permite esta carta, tanto más cuanto que en los anales de esta escuela ni siquiera se menciona este asunto. Parece ser que el Sr. Párroco encuentra exageradamente numerosas y frecuentes las ausencias de los alumnos o que no siempre las cree justificadas. La extrañeza del Padre Champagnat puede provenir o de una exigencia excesiva del párroco, que parece olvidar las necesidades impuestas por el trabajo del campo, o de una falta de autoridad de los Hermanos. Sea lo que fuere, no se podrá nunca acabar con las ausencias, aunque sí controlarlas para evitar abusos. ¿Se trata de falta de entendimiento entre los Hermanos y el Párroco?, es posible. Para resolverla no hay otro camino que ponerse de acuerdo: para lograr un mayor bien, serán los Hermanos los que se someterán.

Sr. Párroco:

Su carta nos ha extrañado mucho. Estamos de acuerdo con usted en que si los niños siguieran con asiduidad las clases de los Hermanos, los progresos serían mayores y la disciplina mucho más elevada. Pero entendemos también que, en general, en el campo es imposible lograr una perfecta y constante asiduidad. Aceptamos, pues, perfectamente el punto de vista que nos manifiesta en su carta respecto a los niños que se ven obligados a ausentarse ciertos días o a faltar a algunas clases. Hemos recomendado a los Hermanos ponerse de acuerdo sobre las ausencias, señalar los días en los que los niños van a faltar; exigir también que si, además de estas ausencias habituales, otras razones extraordinarias provocan Hermanos sean avisados con la mayor antelación posible. Comprenderá usted que, sin estas precauciones, los niños podrían abusar de la confianza de los padres y de los Hermanos y dedicarse a correr por las calles mientras los primeros los creen en la escuela y los segundos en su casa.
(Me molesta que sus observaciones hayan sido mal interpretadas por los Hermanos y que las hayan llevado demasiado lejos. Le ruego les comunique mis intenciones que, supongo, están de acuerdo con las suyas. Estoy seguro que las seguirán con fidelidad.)
Por lo demás, Sr. Párroco, me remito a su buen entendimiento y a su prudencia. Exhorto a los Hermanos a ponerse de acuerdo con usted para cuanto interese a la prosperidad y regularidad de nuestra escuela.
Sírvase, etc.,

Champagnat

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Según la minuta, AFM, RCLA 1, pp. 153-154, n.° 194.

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