18 de enero de 2017 CASA GENERAL

?Perdón por las veces que hemos sido ocasión de escándalo?

La Agencia de noticias SIR (Servicio de Información Religiosa) de la Conferencia Episcopal italiana (CEI) mantuvo una entrevista con el H. Emili Turú, Superior del Instituto, sobre el tema de la pedofilia. El punto de partida fue la petición de perdón por los abusos cometidos, que expresó el H. Emili en su mensaje directo a los maristas de Champagnat, con motivo de la celebración del Bicentenario de la Fundación del Instituto.

Reproducimos, a continuación, el texto de la entrevista realizada por Riccardo Benotti.

 

En el mensaje se pide perdón por las veces que “hemos sido ocasión de escándalo”. ¿Por qué?

En nuestra historia hemos tenido muchos motivos para dar gracias, pero también para reconocer nuestro pecado. En algunas de nuestras instituciones, que tenían que ser un lugar seguro para todos los niños y jóvenes, se han producido situaciones de abuso que les han causado profundas heridas y que, a menudo, les acompañan a lo largo de toda su vida. Hemos nacido como Congregación para ayudar a los niños y jóvenes a ser buenos cristianos y buenos ciudadanos, como quería nuestro fundador. Y, afortunadamente, esto es lo que hemos conseguido en la mayoría de los casos para los que acudieron a las instituciones educativas maristas. Pero los casos de abuso que se han producido, son para nosotros fuente de gran sufrimiento y están en clara contradicción con nuestra vida y misión.

 

¿Cómo pudo haber ocurrido todo esto?

En el pasado se pensaba que se trataba de un tema de moral. Hoy, sin embargo, somos conscientes de que también es un trastorno psíquico y un delito en la mayoría de los países. Cuando se pensaba que era sólo un problema moral se hacían recomendaciones y se daban directrices para el arrepentimiento y se animaba a dedicar más tiempo a la oración; todo ello, acompañándolo de un nuevo destino de la persona. Ahora, somos conscientes de que aquella “cura geográfica” no funcionaba porque la primera persona que el agresor encontraba en su nuevo destino, era él mismo con el mismísimo problema de antes.

 

¿Qué normativa se ha dado el Instituto para hacer frente a estas situaciones?

Se han establecido políticas institucionales claras que nos ayudarán no sólo a prevenir posibles situaciones de abuso, sino también a reaccionar inmediatamente ante toda sospecha o denuncia, aplicando las leyes del país y las leyes de la iglesia.

Además, en los últimos seis años, hemos organizado jornadas internacionales de formación sobre la protección de los niños, a las que han asistido los responsables de todas las provincias maristas. Esta formación tiene continuidad en las provincias, adaptándose a las diversas realidades locales. Actualmente estamos en diálogo con la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma para ofrecer a todas las instituciones maristas un programa de formación sobre la protección de los menores y la promoción de sus derechos. Obviamente, también son temas de fundamental atención para nosotros, la adecuada selección de los candidatos que aspiran a convertirse en hermanos maristas y su acompañamiento posterior. 

 

Entonces, ¿existen protocolos rigurosos?

Cada provincia marista ha establecido políticas para la protección de menores, inspirándose en un principio que consideramos valor absoluto: el respeto y la protección de los niños y jóvenes. El bien de los menores y el apoyo a las víctimas está, por lo tanto, por encima de todo, por encima de la protección del Instituto o del que ha cometido el abuso.

Otro principio importante es el de la transparencia, ya sea para informar al que detenta la competencia o a las autoridades civiles. Intentamos, de todos modos, aunar justicia y misericordia. La justicia sin misericordia se transforma en venganza, mientras que la misericordia sin respeto de la justicia y de la verdad, es un engaño.

 

¿Tienen previstas formas de acompañamiento de las víctimas, si éstas lo desean?

Sí. Incluso en los casos que ya han prescrito por ley civil, siempre ofrecemos la oportunidad de acceder a un tratamiento adecuado a la situación de la persona que ha sufrido el abuso, ofreciendo diversas formas de apoyo psicológico, psiquiátrico, espiritual, etc…

 

A menudo se oye decir que los casos de abuso infantil son más frecuentes dentro de la iglesia. De hecho, si nos fijamos en los números, no es así…

Desgraciadamente, los casos de abuso son más frecuentes de lo que piensa la mayoría de la gente. En Irlanda y Gran Bretaña existe una organización denominada “One in Four” (Uno de cada cuatro): según esta organización existe evidencia de que uno de cada cuatro adultos sufre algún tipo de agresión sexual antes de cumplir los 18 años de edad. Por este motivo, hemos lanzado una campaña en nuestros institutos para ayudar a las familias y los niños a protegerse a sí mismos tomando conciencia de los indicios de posibles abusos y a denunciarlos. Alrededor del 30 por ciento de los casos son perpetrados por miembros de la familia y alrededor del 60 por ciento por personas relacionadas con el entorno familiar. Esto complica aún más las cosas porque denunciar a los autores de los abusos es más difícil cuando éstos se encuentran dentro de la familia. Y, de hecho, la mayor parte de los abusos ocurren en la familia o en ambientes cercanos a ella. Esto, obviamente, no disminuye en modo alguno la gravedad de los abusos cometidos por sacerdotes y religiosos, que se protegen bajo la imagen de “consagrados a Dios”. No sólo causan daños físicos y psicológicos, sino también espirituales, mostrando una imagen totalmente falsa de Dios.

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