4 de diciembre de 2018 FRANCIA

Preservar y realzar el valor del patrimonio marista

El sábado, 24 de noviembre de 2018 tuvo lugar la inauguración del cementerio de L’Hermitage renovado que consistió en una serie de breves intervenciones, la ceremonia de bendición del lugar y un rato de amistad compartida en el patio de San José con un aperitivo.

A las 10 de la mañana, a pesar del frío y la humedad en el valle de L’Hermitage, el sol tímido de otoño hizo su aparición. Unas 70 personas de las comunidades cercanas respondieron a la invitación uniéndose al Hermano Provincial y al resto de hermanos. Junto a ellos, amigos, conocidos, miembros de las Fraternidades y representantes de las familias de los hermanos enterrados allí.

 

La celebración en el cementerio

El Hno. Michel Morel nos dio la bienvenida y las gracias por nuestra presencia. En sus palabras hizo un breve resumen de la historia del cementerio y presentó la realización del proyecto decidido y financiado conjuntamente por la provincia de L’Hermitage y por la Administración General. El trabajo comenzó el 16 de abril y concluyó el 26 de octubre de este año 2018.

Al Hno. Jesús Recalde San Martín, de la provincia Ibérica, (desgraciadamente falleció el pasado 19 de julio), arquitecto de profesión, se le pidió que propusiera un plan de remodelación según unas características determinadas. He aquí algunas de ellas:

 

Preservar y realzar el valor del patrimonio marista

Este cementerio ha estado tan ligado a la historia de la fundación del Instituto que era necesario preservar algunos elementos típicos de la tradición marista: por ejemplo, los corazones; había que resaltar el valor de las tumbas de los tres primeros hermanos; se ha construido una marquesina o cubierta a lo largo de la pared para proteger los corazones que llevan el nombre de los que están enterrados allí. Había que darle un aspecto más moderno y coherente con todo el conjunto, suprimiendo la gruta (de Nuestra Señora de Montligeon?) y unificando los distintos colores y tipos de cemento, así como de las cruces y sus bases. Queríamos integrar el conjunto del cementerio con toda la propiedad de L’Hermitage, consiguiendo así tener una mejor vista de la casa original, eliminando terreno y el muro lateral. Era necesario facilitar el mantenimiento, quitando parte de la vegetación y creando caminos bien asfaltados, al tiempo que se suprimía la cruz y barras horizontales, permitiendo así que sea más fácil cortar el césped cuando sea necesario.

Las tres empresas a las que se les encargó el trabajo (construcción, espacios verdes y caminos, ornamentación en metal), han sabido respetar las características específicas del lugar, y gracias a su competencia técnica, han creado algo duradero, funcional y armonioso.

Todavía falta por hacer un edificio pequeño, de forma hexagonal, para la meditación y contemplación en el lugar donde estaba la gruta, al final del cementerio, a su izquierda. También se va a esculpir en cemento, en una lápida a la entrada del cementerio, uno de los pensamientos del P. Champagnat que va a dar sentido completo a este lugar: “Amad a Dios y hacedlo amar; ésta es la vocación del Hermano”.

 

Breve recuerdo histórico

El primer cementerio de L’Hermitage data del año 1827. Estaba situado debajo del actual, muy cerca del canal. El cementerio actual ha sido alargado tres veces: en 1834, 1841 y 1877. También ha sufrido varios arreglos y mejoras.

Los restos del P. Champagnat reposaron en él desde 1840 hasta 1889. El Hno. Francisco estuvo enterrado allí desde 1881 hasta 1924. La mayor parte de los hermanos de la primera generación fueron enterrados allí. Cabe destacar a los hermanos Lorenzo, Luis y Estanislao, cuyas tumbas siempre han estado en el mismo sitio. El último hermano enterrado fue el Hno. Henri Réocreux, en 2014.

Si los hermanos lo piden pueden seguir siento enterrados en este cementerio, aunque en la actualidad, la mayoría de los que fallecen son enterrados en el cementerio de Montet, en Saint Genis Laval.

 

Ceremonia de bendición

Después de las palabras de los Hnos. Michel Morel, Pere Ferré, provincial, y de D. William Villareal, que fue el encargado de las obras, el Padre Gabriel Perret, sacerdote diocesano y actualmente capellán de Nuestra Señora de L’Hermitage, presidió la ceremonia de bendición llena de sencillez, fervor y esperanza.

 

La copa de la amistad

El Hno. Maurice Berquet, superior de la comunidad de acogida de L’Hermitage invitó a todos los participantes a compartir la copa de la amistad, contribuyendo así a calentar los cuerpos y los corazones, recordando tiempos pasados y estrechando los lazos de amistad y fraternidad.

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H. Michel Morel

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