7 de mayo de 2024 CASA GENERAL

Programa de acompañamiento en situaciones difíciles: testimonio de Dilma Alves

Del 7 de abril al 4 de mayo se llevó a cabo en la Casa General el programa de formación destinado a las  personas que acompañan a los Hermanos que enfrentan situaciones difíciles. Al curso, organizado por el equipo de formación permanente del Instituto, asistieron 19 hermanos y una laica, Dilma Alves Rodrigues, de la Provincia Brasil Centro-Norte, quien comparte a continuación, su experiencia en Roma.

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¿Acompañar situaciones difíciles o buscar tu tesoro interior?

Recrea tu vida, siempre, siempre. 
Remueve piedras y planta rosales y prepara dulces. Vuleve a comenzar.
(Cora Coralina – Escritora y poeta brasileña)

Cuando me invitaron a participar en un encuentro en Roma, me quedé sorprendida y agradecida por la invitación y, al mismo tiempo, no conocía exactamente este itinerario formativo. ¡Al decir sí, me presenté al curso con el corazón abierto a la acción del Espíritu en mi vida!

Desde el primer momento, todos los participantes, los hermanos maristas y yo, nos sentimos acogedores y dispuestos a emprender este viaje desconocido, pero confiados en que viviríamos un tiempo de gracia en nuestras vidas.

Durante un mes, tuvimos la oportunidad de emprender un camino personal buscando mirar dentro de nosotros mismos, tomar conciencia de quiénes somos, y a qué fuimos y estamos llamados cada día. ¡Respiramos! Y nos acogimos unos a otros con fraternidad y compasión. Fue sin duda un viaje que nos permitió descubrir nuestro tesoro interior, a veces olvidado en algún rincón de nuestro corazón.

El programa diseñado con la posibilidad de trabajar contenidos y hacer paradas estratégicas contribuyó en gran medida a crear un equilibrio entre el pensar y el sentir, y el llamado a acoger, escuchar, orar, asimilar, reflexionar y nutrirse.

Al concluir este tiempo privilegiado de formación, puedo decir que fue una oportunidad en mi vida para empezar de una manera nueva, más consciente de cómo debe ser mi presencia en el mundo. Aprendí que puedo estar más atento a mis necesidades individuales, pero también ser más compasivo y solidario con las personas que me rodean o que exigen mi atención y acompañamiento.

Para todos los que abrazamos este camino y nos entregamos por completo a esta experiencia desafiante y apasionante, al mismo tiempo, fue una oportunidad para revisar y recrear nuestras trayectorias, alimentar nuestros sueños, y recibir una caricia en el alma.

Fuimos invitados a reexaminar la humanidad que está en lo más profundo de nuestro ser, a abrazar las luces y sombras que están dentro de nosotros. Se nos pidió educar nuestras sensibilidades, expandir y ampliar las fronteras de nuestro corazón, remover las piedras, plantar rosales, sembrar semillas y siempre volver a comenzar.

Aprendimos que nuestra mirada puede ser guiada por nuestro corazón; que podemos ver desde el corazón, y que el tiempo del otro siempre será diferente al nuestro, y que una actitud compasiva y tierna puede ayudarnos a ver el rostro de Dios en una situación de conflicto o en una persona que puede parecer difícil en un determinado momento;  que podemos tomar una decisión que nos haga afrontar los conflictos de manera positiva y aprender de estas adversidades. ¡La decisión siempre será nuestra!

Para mí, la única mujer que participó el curso, que se unió a los hermanos que llegaron de diferentes rincones del mundo para vivir este camino formativo, fue un tiempo para cultivar mi paz interior, para reafirmar mi identidad, para reprogramar mi mente, un tiempo para escuchar mi corazón, redescubrir mi potencial, identificar y conocer mis limitaciones.

Finalmente, quisiera dejar constancia de mi agradecimiento a la Provincia Marista Brasil Centro-Norte, en la persona del H. Provincial José de Assis, por esta memorable oportunidad de crecimiento; al H. Wellington Mousinho de Medeiros y al H. Ataíde José de Lima, les agradezco por su apoyo, aliento, amistad fraterna y la amorosa convivencia que tuvimos durante estas cuatro semanas. Muchas gracias mis queridos amigos y hermanos. A los “maravillosos compañeros” de camino, los Hermanos Maristas que participaron en el curso, al Equipo Coordinador y nuestro querido traductor, y mi eterno agradecimiento por la acogida fraterna, la alegría en la convivencia, la gratitud y cariño en todo momento.

Sigan confiados en el amor de María, nuestra Buena Madre, que guia sus pasos en la misión que les ha confiado Marcelino Champagnat, siguiendo a Jesucristo.

¡Que Dios, Padre y Madre, los bendiga a todos! ¡Gracias!

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Dilma Alves Rodrigues
Provincia Brasil Centro-Norte

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