23 de enero de 2015 EL SALVADOR

Provincia de América Central

El viernes 2 de enero de 2015 se celebró, en el Colegio Marista San Alfonso de El Salvador, la Profesión Perpetua del Hermano Alejandro Gustavo Herrera Galicia. Por la Profesión Perpetua, Alejandro se entregó para siempre a Dios, adoptando como compromisos el seguimiento de Jesús como Hermanito de María y el servicio a la Iglesia a través de la evangelización de la niñez y la juventud. Familiares, amigos y Hermanos Maristas acompañaron esta celebración especial con cariño y alegría.

En el momento del rito de la profesión, Alejandro tuvo un espacio para compartir a los asistentes los motivos que le han llevado a dar este paso. Él desarrolló la frase de las Constituciones de los Hermanos Maristas que apareció en su tarjeta de invitación: “Consciente de mis limitaciones pongo la confianza en Dios y en María. Ofrezco gustosamente vida y talentos al servicio de la Iglesia, haciendo el bien sin ruidos”. (Cf. Constituciones 5). 

A continuación sus palabras:

“Estoy consciente de mis limitaciones y de las limitaciones de mis hermanos y de las estructuras de mi provincia y del Instituto. Nada es perfecto ni lo será. Eso a veces puede llenarme de negatividad. Pero no puedo dudar que aquí, en el Instituto Marista y entre ustedes, mis hermanos de América Central, encuentro el deseo de hacer el bien, de servir lo mejor que podemos a los demás donde nos encontramos. Eso me motiva y me llena de esperanza. 

Yo quiero vivir al servicio de los demás. Con mis limitaciones, pero quiero hacer mi mejor esfuerzo por vivir con generosidad. Este deseo me acompaña desde hace mucho tiempo y continúa madurando gracias a los trabajos y misiones que se me confían. Me he encontrado con modelos de vivir este servicio: mis papás, mis hermanos maristas, Champagnat, María; quiero que Jesús sea el principal. 

Pongo mi confianza en Dios y en María porque he experimentado que cuando confío sólo en mis fuerzas, en mi capacidad y en mi inteligencia entonces me frustro. Cuando abandono mi vida en ellos y me callo y contemplo en silencio, me doy cuenta de todo el bien que ya estamos haciendo, y también de lo que hay que hacer o dejar de hacer para agregar más bondad al mundo. Que Jesús, María y Marcelino animen y alienten mi vida”.

El día del 198 aniversario del Instituto Marista se llenó de alegría y gratitud por el testimonio de Alejandro. Verdaderamente fue un día donde la gratitud y la fraternidad colmaron el corazón de todos.

 class=imgshadow

VOLVER

22 de enero...

SIGUIENTE

Una fiesta para la mente, el alma y el cuerpo...