El H. Antonio Ramalho es entrevistado por el H. Lluís Serra

07.10.2002

TESTIMONIAR LA PRIMACÍA DE DIOS

Antonio Ramalho, 55 años, nació en Maceió, Brasil. Licenciado en Filosofía (Pernambuco) y en Teología (Lovaina, Bélgica). Educador, formador y Provincial de Brasil Norte durante 12 años. Preside, como Consejero general, la Comisión de Vida Religiosa.

¿Tiene actualidad la vida religiosa de hermanos?
Testimoniar la primacía de Dios, entregarle la vida con la confianza de la fe y con la radicalidad de un amor gratuito y universal, según Cristo, tiene siempre actualidad.

¿No habría que reinventar la vida religiosa para hacerla comprensible al mundo de hoy?
Debemos vivir un gran esfuerzo para comprender el mundo de hoy, sus culturas y, sobre todo, a la juventud actual. La vida religiosa necesita encontrar un nuevo sabor para dar a su presencia evangélica un sentido vital y atrayente. Es lo que se entiende por ?refundación?.

¿Qué papel juega la formación en esta tarea?
La formación tiene la tarea de alimentar el futuro estimulando a los jóvenes a abrir nuevos caminos en la autenticidad del carisma, a partir de una identidad descubierta, amada y asumida.

¿Qué prioridades piensa atender su Comisión?
Para atender a las prioridades del 20º Capítulo general, la Comisión de la Vida Religiosa tendrá que ayudar a las Provincias a animar la consagración, la espiritualidad y la vida comunitaria de los hermanos. Con apoyo de una Comisión Internacional de Formación esperamos incentivar la formación inicial y permanente, favoreciendo, a escala regional, la preparación de los formadores y animadores de comunidad, una mejor articulación de los equipos de formación y una mayor apertura a la diversidad cultural.

¿Sigue atrayendo la vida marista a los jóvenes?
Jesucristo y Marcelino Champagnat continúan atrayendo a los jóvenes. El carisma marista sigue teniendo una gran actualidad en nuestros días. La pregunta es saber si los hermanos y nuestras comunidades encarnamos un estilo de vida coherente, capaz de atraer a los jóvenes y ofrecerles un sentido para sus vidas.

¿Qué aporta el hecho de vivir en comunidad?
En una sociedad tan subdividida y desigual, marcada por una variedad de fanatismos, la vida en una comunidad según el evangelio, puede ofrecer un signo de fraternidad sin fronteras, sin discriminaciones o prejuicios, un espacio de acogida y de comunión, donde se reparte el pan de la solidaridad y el vino de la fiesta.

¿En qué medida los laicos pueden compartir la vida religiosa marista?
La revalorización del papel de los laicos en la Iglesia, viene acompañada de una participación más dinámica e interactiva en la espiritualidad y en la misión de las varias familias religiosas. A partir de nuestra consagración bautismal, nosotros, los hermanos y laicos maristas, caminando juntos e interpelándonos mutuamente, podremos profundizar mejor la identidad de nuestras respectivas vocaciones en la Iglesia, inspirándonos en un carisma que es un don de Dios y patrimonio de la misma Iglesia.

(FMS Ecos maristas 41, septiembre 2002)

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