31 de marzo de 2006 VATICANO

Recuerdo agradecido

Se cumple un año de la muerte de Juan Pablo II. Fue llamado ?Magno?, ?El Grande?, después de su muerte. Y con posterioridad muchos católicos se han referido a Juan Pablo II como Juan Pablo el Grande. Aún no se sabe si este póstumo título se impondrá, ya que no existe ningún procedimiento formal para asignar este apelativo.

También, muchos seguidores del pontífice demandaron que fuese canonizado tan pronto como fuera posible, gritando Santo Subito (Santo ya) durante los actos de exposición pública del cadáver y misas de funeral.

Controvertido desde dentro de la Iglesia y desde fuera, sobresale con gran autoridad moral su recia figura. Todavía no hay perspectiva para valorar lo que han supuesto algunas de sus intervenciones más controvertidas, pero ha sido un hombre intelectual de convicciones firmes y un gran líder para la juventud.

Juan Pablo II demostró ser un diplomático hábil. Al inicio del pontificado de Juan Pablo II, la Santa Sede tenía relaciones diplomáticas con 84 estados. Al fallecer este Papa, las tenía con 173.

Fue un extraordinario políglota, ya que no sólo llegó a dominar el polaco, griego clásico, latín, italiano, francés, español, portugués, inglés y alemán, sino que también tuvo suficientes conocimientos del checo, lituano, ruso y húngaro, además de algo de japonés, filipino y varias lenguas africanas. Gran deportista en su juventud, llegó a adelantar su ceremonia de entronización como Papa para no interferir con un partido de fútbol que tenían previsto emitir por televisión.

Ha sido el primer Papa en hacer uso intensivo de los medios de comunicación y, en especial, de Internet para hacer llegar su mensaje, además de ser el primero en tener acercamientos con líderes de religiones tales como la judía, musulmana, ortodoxa y tibetana (a través del Dalai Lama), entre otras.

El 25 de enero de 1979 comenzó el primero de sus 104 viajes fuera de Italia, a México y la República Dominicana. El último fue el 14 de agosto de 2004 al santuario mariano de Lourdes, en Francia. En la primavera de 2000 pudo pisar Tierra Santa. Visitó el Monte Nebo, donde (según el Antiguo Testamento) el profeta Moisés vio la Tierra Prometida antes de morir; Belén, Jerusalén, Nazaret y varias localidades de Galilea.

A lo largo de sus casi 27 años de pontificado nombró a un total de 232 cardenales. La promoción de la santidad a través de los centenares de beatos y santos que han accedido al honor de los altares ha sido otra de las características de su pontificado. Para los maristas será el Papa de la Canonización de Marcelino Champagnat.

A partir del Año Santo de 1983 creó las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas en Roma (varias veces), Buenos Aires, Santiago de Compostela (España), Denver (Estados Unidos), Manila, Czestochowa (Polonia), París y Toronto (Canadá) en 2002.

Aparte de sus catorce encíclicas, con Juan Pablo II se han publicado los nuevos Códigos de Derecho Canónico Latino (1983) y Oriental, así como el Catecismo Universal de la Iglesia Católica (1992), fruto del sínodo especial de obispos de 1985, dedicado al Concilio Vaticano II.

Su gran deseo, que materializó, fue llegar al año 2000, abrir la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro e introducir la Iglesia en el tercer milenio.

Proceso de beatificación

El Papa Benedicto XVI, su sucesor, anunció sorpresivamente el 13 de mayo de 2005, a dos meses y 26 días de su deceso, la apertura de la causa de beatificación de Juan Pablo II, dispensando de los cinco años de espera que deberían transcurrir tras la muerte de un Siervo de Dios. La noche del 28 de junio de 2005 se abrió oficialmente en la Basílica romana de San Juan de Letrán, el proceso de beatificación del Papa Juan Pablo II, con una solemne ceremonia en la que se recordó la vida y legado de ?El Grande?.

En diciembre de 2005, la agencia católica francesa de noticias I-Media informó de un milagro atribuido a Juan Pablo II, en el que una monja francesa que sufría cáncer en etapa terminal fue inexplicablemente curada después de que sus compañeras pidieran su curación por intercesión del Papa difunto.

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