2 de marzo de 2007 FILIPINAS

Se lo llevaré a mis hermanos y lo comeremos juntos

Estas son las palabras pronunciadas en 1824 por el Hno. Juan Pedro Martinol, cuando el Padre Champagnat le ofreció un pan para desayunar, antes de emprender el viaje de regreso a su comunidad: ?? se lo llevaré a mis hermanos y lo comeremos juntos.?
Somos una comunidad de trece hermanos más tres hermanos que nos acompañan y preparan responsablemente, con solicitud y cariño para nuestra futura misión. ¿Seremos capaces de llevar algo de ?pan? y poder compartirlo juntos con los hermanos de comunidad, con todos los que amamos?

?LOS LARGOS CAMINOS EXIGEN LARGAS FIDELIDADES? Y A MEDIDA QUE SE ALARGAN LOS CAMINOS, LAS FIDELIDADES SE VUELVEN MÁS HERMOSAS?.

Transiciones, cambios, desplazamientos, culturas, renuncias, medios para construir una comunidad, espiritualidad para la misión, Champagnat y su misión, historia y cultura de los ?pueblos de Asia?, diversidad cultural?y algunos otros temas que profundizaremos a lo largo de nuestro viaje, para comenzar a comer juntos nuestro ?pan de casa?, con apetito, con sabor a poco, – todo lo que se hace y se vive con cariño, pide más- nos provoca repetir y compartir. Es en el compartir donde encontramos el sentido de muchas de nuestras renuncias convertidas en ilusiones y esperanzas.
Comunidad es compartir. Compartir es amar. Para compartir hay que dialogar y diálogo debe ser toda auténtica actividad humana.

Qué hermoso es reconocernos cada día. Comer juntos. Aceptar el pan que cada hermano trae a la mesa, con sencillez pero con mucho cariño a la vez- el calor del hogar es lo que cuenta- a todo esto se refería nuestro Fundador, cuando hablaba del ?espíritu de familia ?como característica marista.

Me proyecto al 15 de junio cargado de ideas, experiencias vividas y asumidas con responsabilidad. Cinco meses vividos con ?ups and downs? ? altos y bajos- compartidos, unos dolorosos, otros alegres y sólo por eso, por haber aceptado ser COMUNIDAD, por saber reconocernos, por recorrer el mismo sendero. Cada hora y cada día que pasa me pregunto tímidamente: ?qué llevaré a mis hermanos para comerlo juntos?? Esta pregunta que diariamente me hago, lleva la carga de mi pequeñez, pero a la vez refleja la grandeza, vitalidad y actualidad de la vida comunitaria.

Ha pasado más de un mes de hacer y ser comunidad aquí en Davao, con unos objetivos claros y concretos conocidos por todos. Nos conocemos, nos aceptamos diferentes y complementarios, somos personalidades ricas, por eso de diferentes.

Al finalizar el día, aquí en nuestra comunidad multicultural, se percibe sosiego, se busca el descanso; la agenda diaria vivida y personalizada con honestidad desemboca en una alabanza de acción de gracias: por los hermanos que me has dado, por lo vivido, por lo no entendido -e incluso aceptado-, por las alegrías de unos y las preocupaciones de otros. Por el ?pan? fresco de hoy y a veces por el duro de ayer, pero siempre nuestro y por el alimento de mañana. Por todo lo que somos y como somos: GRACIAS SEÑOR.

Se lo ?llevaré a los a mis hermanos??Cuántos interrogantes me sugiere esta frase; me habla de desplazamientos, de voluntad, de querer, de prioridades, de sustituciones, de cambios, de crecimiento, de asimilación de nuevas culturas incluyendo idioma. ¿Qué les llevaré? ¿Para qué se lo llevaré? ¿A quién se lo llevaré? Este es el proceso en el que nos encontramos los 13 hermanos de esta comunidad de Davao. Estoy realmente convencido de que nuestro ?pan? amasado y ornado diariamente en el silencio de nuestro amanecer nos recuerda el compromiso de compartir nuestro pan que nos exige presencia, actitud, y aceptación mutua; esto es lo que debemos llevar a los hermanos para comerlo, gustarlo, saborearlo disfrutarlo juntos y reconocernos cada día al comer el ?pan? trabajado por nuestras propias manos. ?SIEMPRE SE NACE EN UN SITIO QUE NO SE HA ESCOGIDO.?

Con todo cariño. Unidos en Jesús, María y Marcelino.
Santos García.

VOLVER

Una visión global de la formación...

SIGUIENTE

Hacer memoria de la propia historia vocaciona...