7 de febrero de 2008 BRASIL

Un corazón, una misión

Dilma Alves Rodrigues trabaja en el área social de la Provincia Brasil Centro-Norte y fue miembro de la Comisión organizadora de la Asamblea Internacional de la misión marista. Es una de las dos mujeres que tomaron parte en los preparativos de la Asamblea y una de las personas que asumió la coordinación del trabajo realizado en Mendes. En un momento del descanso, tras tomarnos un café, conversamos con ella.

AMEstaún. ¿Cuál fue su experiencia personal durante la realización de la Asamblea?
Dilma Alves.
Como participante de la Asamblea, veo el encuentro como un don divino, una gracia recibida, ya que estábamos generando un momento nuevo en el Instituto. Todo aconteció con mucha alegría y fraternidad. Era un grupo muy abierto a las llamadas de Dios, a las inspiraciones del Espíritu para construir algo juntos, yendo más allá de nuestros propios puntos de vista, e inclusive de las convicciones personales, para integrarnos en el movimiento común, que creo que es un nuevo Pentecostés en el Instituto Marista.

Usted tomó parte en la preparación del encuentro y probablemente tenía grandes expectativas en relación con la Asamblea. ¿Se cumplieron esas expectativas?
El encuentro, ciertamente, superó mis expectativas. Yo esperaba que saldríamos de allí con algo muy significativo y revelador para el Instituto. Pero el espíritu con que se vivió todo, y la visión que llevaron consigo los participantes al marchar de Mendes, rebasaron con mucho mis expectativas. Hubo cosas que allí se consolidaron, y hubo también un gran llamamiento para que muchas convicciones que ya tenemos fuesen realmente encarnadas en nuestro día a día personal y comunitario, así como en las obras educativas, sociales y pastorales.

Por lo que respecta al futuro, ¿qué caminos piensa usted que se abren a partir de la Asamblea?
Los que participamos en la Asamblea, así como los que estaban en sus casas, cada uno dentro de su propia realidad, caminarán de forma nueva, abriendo nuevos horizontes. Haremos camino a medida que avanzamos. Todos, escuchando el llamamiento de la Asamblea, encontrarán una manera de dar significado a lo que aconteció en Mendes.

La Asamblea contó con hermanos y seglares. Se oyó mucho la palabra ?laicas?. ¿Cómo fue la presencia de la mujer en la Asamblea?
Las mujeres que estuvieron presentes, recibieron una llamada especial de Dios. Eran menos en número, pero tenían mucha voluntad de participación, y contribuyeron de forma significativa y con mucha sensibilidad al éxito de la Asamblea.

¿Recoge el documento final todo lo que se dijo en el encuentro? ¿Cree que es una buena síntesis?
Yo creo que sí. Hubo veces en que, incluso, los grupos que trabajaron cada tema fueron más allá de sus propias convicciones y deseos para dar cabida a lo que la Asamblea juzgaba más importante. Pode ser que alguno haya marchado de Mendes algo menos satisfecho que yo del documento, pero ciertamente en él se refleja lo que la Asamblea quiso comunicar.

María y Marcelino estuvieron muy presentes durante la Asamblea. ¿Como vio usted esa presencia?
Todos los días, por la mañana, buscábamos encarnar el espíritu de María, el espíritu de solicitud, el espíritu maternal, y recordábamos que nos encontrábamos allí para seguir el sueño de San Marcelino Champagnat. Esa fue la gran llamada.

La propia casa de Mendes, el lugar, ¿tuvo algo de especial de cara al encuentro?
Desde luego que sí. El H. Claudino, provincial de Brasil Centro-Norte, nos impactó cuando dijo que estábamos pisando un suelo sagrado. El gran significado que tiene Mendes para los maristas de Brasil supuso para nosotros una influencia muy interesante. Ciertamente aquello nos animó y nos dio un espíritu nuevo.

¿Qué impresión tiene del trabajo de la Comisión preparatoria? ¿Qué tal se sintió dentro del equipo?
A mí me ha tocado trabajar en diversas comisiones a lo largo de la vida, dentro y fuera del mundo marista. Ésta fue, tal vez, la más significativa, por tratarse de una comisión internacional. Éramos diversos en el estilo de sentir y hacer las cosas, y todo funcionó con una integración maravillosa. Ahora que hemos terminado, siento nostalgia del grupo.

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