26 de junio de 2014 CASA GENERAL

Un fin de semana con los laicos de la Casa General

El Secretariado de laicos, operativo en todo el Instituto, no se olvida de la animación de los laicos más cercanos, los de la Casa General.

A dos años de distancia del encuentro celebrado en el Hermitage, siguieron propuestas, momentos de reflexión y compartir con los hermanos: preparación de la Asamblea de Nairobi, beatificación de nuestros mártires, publicaciones periódicas del Consejo General, fiestas conjuntas… sin embargo, faltaba una experiencia más prolongada de la “comunidad ampliada” 

Es precisamente lo que hemos vivido desde el 13 hasta el 15 de junio en Ariccia, cerca de Roma, en el espléndido marco del Lago Albano.

Diez personas -7 laicos y laicas y 3 hermanos- pusimos en común nuestras historias, nuestras convicciones más profundas, nuestras experiencias de vida y de trabajo… confrontando todo con el carisma marista.

Resultó hermoso el mostrar fotos e historias de nuestras familias, hablar de nuestra formación, crecimiento, estilo de vida, de nuestro encuentro con el carisma marista, para conocernos mejor y romper esas barreras que inevitablemente crean los "roles" de la vida diaria.

El sábado 14 de junio fue el día central: realmente muy completo en todos los sentidos, y basado en 4 etapas de la vida de Marcelino: la experiencia “Montagne”, la Mesa de La Valla, la Buena Madre, y el Hermitage.

Como Marcelino ante Jean-Baptiste Montagne (el muchacho de 16 años de edad que murió totalmente ignorante en cuestiones de fe), un encuentro que cambió su vida, como cuenta su biógrafo, miramos a los ojos de muchos jóvenes que están sufriendo y muriendo en las mismas condiciones en el mundo de hoy…

Contemplamos la Mesa de La Valla, hecha a mano por Marcelino, en torno a la cual él y sus primeros jóvenes comieron, compartieron, oraron, estudiaron, escucharon…

Comprendimos y meditamos el amor a María, la "Buena Madre", presentada por Marcelino como modelo de todo educador, y también como su "Recurso Ordinario" y el de los primeros Hermanos.

Finalmente, al contemplar la gran casa del Hermitage, renovada y transformada en algo más más expresivo y cómodo (en todos estaban vivos los recuerdos de la visita de 2012), entramos en el tema del próximo bicentenario, presentado por el hermano Emili como "un nuevo comienzo" del Instituto Marista, donde algunas cosas son demolidas, se crean nuevas cosas y todo se actualiza y se adapta a la iglesia y al mundo de hoy.

Y todos nosotros (¡nosotros especialmente!) que vivimos y trabajamos en la Casa General, corazón del mundo marista, debemos ser los autores de este proceso de renovación y nueva modernidad de la misión entre los jóvenes de hoy.

Reflexiones profundas y sencillos momentos de la vida "de familia", donde encontraron su sitio el buen comer, el reír juntos, el seguir el Campeonato mundial de Fútbol a medianoche… con libertad y espontaneidad.

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