15 de octubre de 2019 CAMBOYA

Una escuela de la que Marcelino Champagnat estaría orgulloso

El hermano John Kachinsky, de la Provincia de los Estados Unidos, estuvo a mediados de septiembre, en Camboya, en la Escuela LaValla, la única escuela primaria registrada en este país para estudiantes con discapacidad física. A continuación, compartimos el testimonio del H. John.

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Tras diecinueve horas de vuelo, fui recibido afectuosamente en el aeropuerto de Phnom Penh por nuestros hermanos maristas australianos que trabajan en la escuela Lavalla en las afueras de Phnom Penh, la capital de Camboya.

La Escuela Lavalla fue fundada por los Hermanos Maristas en 1998. Es la única escuela aprobada por el gobierno que brinda educación primaria completa a estudiantes con discapacidades físicas. Hay alrededor de 100 estudiantes aquí, cuyas edades van de 10 a 17 años. Además de la instrucción en el aula, los estudiantes también viven en el campus, reciben atención médica y servicios de asesoramiento, y participan en una amplia gama de actividades extracurriculares. Su educación es gratuita. La mayoría de los docentes también tienen discapacidades físicas, muchos de ellos son exalumnos que sirven de modelo y transmiten mucha esperanza a los estudiantes sobre lo que ellos son capaces de lograr.

Tengo el privilegio de estar aquí durante la orientación de cinco días para los nuevos estudiantes. Cuarenta estudiantes inscritos junto con sus padres asisten a un programa dirigido por los profesores, el personal, los estudiantes actuales y exalumnos. Prácticamente, todos estos estudiantes nunca han asistido a la escuela y provienen de regiones muy pobres del país, donde hasta esta semana, nunca antes habían conocido a otras personas con discapacidades físicas.

En solo unos días, he sido testigo de una sorprendente transformación en estos jóvenes que ahora se dan cuenta de que no están solos, que no hay "nada malo" en ellos y que este es un lugar donde pueden ser ellos mismos. Una joven que inicialmente ocultó su brazo derecho porque le faltaba una mano en ese brazo, cada día empezó a tomar más consciencia de sí misma y la noche de nuestro festival escolar bailó con un nivel de confianza que me sorprendió.

¡Esta es realmente una escuela marista y una de la que Marcelino Champagnat se sentiría orgulloso!

Acuérdense de rezar por todos ellos.

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Br. John Kachinsky, FMS

https://www.maristbr.com/home

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