29 de noviembre de 2010 ESPAñA

Ayúdadme con vuestra oración

Desde hace muchos veranos los alumnos de la ?Obra Benéfico Social del Niño Dios?, de Barcelona, pasan unos días de colonias en Llinars del Vallès, organizadas por maristas. El domingo día 7 de noviembre, una representación marista asistió a la visita del Papa a esta obra social donde fuimos testigos de este maravilloso gesto que tuvo el Papa Benedicto XVI de acercarse a una realidad, tan estimulante para nosotros, como es la ?Obra Benéfico Social del Niño Dios?.Hacia las cinco de la tarde llegábamos a la escuela de la ?Obra Benéfico Social del Niño Dios?, situada en el paseo Maragall de Barcelona. Íbamos Albert Terrats y los hermanos Pedro Castanyé, Edu Olivé y yo mismo. Habíamos sido invitados por las hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, que dirigen esta obra, y tanto aprecian a los hermanos, especialmente las hermanas, que más de cerca se han dedicado a las colonias de verano, como son Pilar, Rosario, Manuela o Estela.Pasamos todos los protocolos de seguridad, carnets, acreditaciones, arcos de vigilancia … y ya estamos dentro de la escuela. Está a tope. Saludamos afectuosamente a las hermanas y a algunos de los monitores que conocemos. Y cómo no, a nuestros niños y niñas de la escuela ?Niño Dios? que año tras año hemos querido con locura. Abrazos, apretones, besos … al estilo que nos tienen acostumbrados.Nos colocan en un lugar un tanto lejano de donde se situará el Santo Padre. Lo veremos todo de espaldas, salvo el momento que vaya a rezar, que lo tendremos a dos metros escasos. Después de una hora de espera, hacia las 17:00 se hace un murmullo y una nube de fotógrafos, cámaras de televisión, cardenales y agentes de seguridad, de paisano, se mueven en el fondo. Ha entrado Benedicto XVI.Lo primero que hace el Papa es saludar a los niños y a las hermanas, que son una multitud y están muy emocionadas. El Papa viene hacia donde estamos nosotros para hacer unos minutos de oración. Sentimos un poco de su fuerza espiritual. Está a un par de metros de nosotros. Se le ve pacífico, tranquilo, contento. Se hace un silencio emotivo. Cuando se dirige hacia su silla, se encuentra de camino con un chico en una silla de ruedas y tiene unas palabras y un gesto de atención para con él.El acto continúa; hay parlamentos, entre otros el del arzobispo de Barcelona, que agradece al Papa su visita. Y luego un par de niños, Antonio y María del Mar, que en su estilo franco y directo se dirigen al Papa para agradecer su presencia en medio de ellos y expresarle que le quieren mucho. Es uno de los mejores momentos del encuentro.Una coral de niños y niñas de la escuela ?Niño Dios? le cantan una canción y el Papa, emocionado, los aplaude. Y al final las palabras del Papa sobre las familias y los niños de la obra ?Niño Dios?. Un texto sencillo, pero exquisito, muy sensible a la realidad y muy cercano. Lo que más me gustó a mí fue cuando pidió a los niños que rezaran por él para poder cumplir la misión que le ha sido encomendada. Ha habido momentos muy emotivos. Cuando saluda a los niños y niñas y les besa la cabeza, cuando les sonríe, cuando aplaude, cuando se dirige a ellos y les dedica unas palabras. En medio de la concurrencia alguno de los chicos irrumpe con uno de sus gritos característicos, rompe el protocolo y nos hace sentir la autenticidad del momento. Alguien grita con fuerza: ¡Viva el Papa! Se escuchan aplausos, muchos aplausos. Ha sido muy emocionante. Tengo que reconocer que me ha gustado más de lo que esperaba.Permitidme que os transcriba algunas de las palabras del discurso que nos dirigió el Papa a todos los que estábamos en la escuela ?Niño Dios?:[…] Siento una alegría al poder estar con todas las personas que formáis ésta más que centenaria ?Obra Benéfico Social del Niño Dios?. Agradezco al cardenal Lluís Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona, a la Hermana Rosario, superiora de la comunidad, a los niños Antonio y Maria del Mar, que han tomado la palabra, así como a quienes han cantado tan maravillosamente, la cordial bienvenida que me han dispensado. […]Queridos niños y jóvenes, me despido de vosotros dando gracias a Dios por vuestras vidas, tan preciosas a sus ojos, y asegurándoos de que ocupáis un lugar muy importante en el corazón del Papa. Rezo por vosotros todos los días y os pido que me ayudéis con vuestra oración a cumplir con fidelidad la misión que Cristo me ha encomendado. No me olvido de orar por quienes están al servicio de los que sufren, trabajando incansablemente para que las personas con discapacidades puedan ocupar su justo lugar en la sociedad y no sean marginadas debido a sus limitaciones. […]_____________H. Vyns Medina

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