6 de junio de 2023 CASA GENERAL

Celebración Pascual de San Marcelino Champagnat

En la fiesta del fundador, el 6 de junio, recordamos su Pascua a través de la biografía escrita por Jean-Baptiste Furet en 1856 (Vida de San Marcelino José Bento Champagnat).

Leer el mensaje del Superior General – 6 de junio de 2023
Live de la Celebración en la Casa General – YouTube -18:00 (Roma)


Era sábado, seis de junio, víspera de Pentecostés.


Durante su enfermedad había repetido en varias ocasiones: “Me gustaría mucho morir en sábado; ciertamente, no merezco esta gracia, pero confío en alcanzarla por la bondad de María”.
No sólo le fue concedida, sino que, además, le fue otorgado morir a la hora en que durante más de treinta años, se había dedicado a la meditación y unión con Dios. En el momento de la oración, y al terminar el canto de la Salve, Regina, la Madre de misericordia le hizo pasar de este destierro a la patria, y le mostró a Jesús, fruto bendito de su vientre virginal.
Su fallecimiento sumió a la comunidad en profundo desconsuelo. Sin embargo, el largo período de sufrimiento del buen Padre, había preparado de tal modo a los Hermanos para este doloroso trance; y, tan, convencidos estaban de su santidad, que el dolor se veía mitigado por la seguridad de que sus sufrimientos se habían transformado en inmenso cúmulo de gloria.
Inmediatamente lo lavaron y afeitaron, le revistieron con el hábito talar, con roquete y estola, le pusieron en la mano la cruz de profesión y lo colocaron así, sentado en un sillón, en su misma habitación.
Al lado había una mesita en la que se puso el breviario, el bonete y los cuadros de Nuestro Señor y la santísima Virgen con dos velas encendidas. Estaba palidísimo, pero nada desfigurado. Su rostro había conservado los rasgos varoniles y el aspecto bondadoso digno que tanto ascendiente le habían proporcionado en vida y que tantos corazones le conquistaron. Su vista no inspiraba temor alguno; al contrario, todos se encontraban a gusto junto a él; por eso querían contemplarlo y besarle los pies.
Los Hermanos pasaron uno tras otro para contemplar amorosa y confiadamente los restos de su tierno Padre. Se turnaban de seis en seis para rezar, junto a su cuerpo, el oficio de difuntos y el rosario. En los tiempos libres, todos volvían una y otra vez. El mismo día de su muerte, un pintor, llamado expresamente para ello, hizo su retrato.
El domingo por la tarde, se depositó el cadáver, revestido del hábito eclesiástico, en una caja de plomo que depositaron en un ataúd de madera resistente. El cuerpo se mantenía aún perfectamente flexible. Antes de cerrar el ataúd de plomo, se introdujo, en presencia del padre Matricón, capellán, y de los hermanos Francisco, Juan María, Luis María y Estanislao, una placa del mismo metal en forma de corazón, en la cual se hallaban escritas estas palabras:

OSSA J. B. M. CHAMPAGNAT 1.840


Las exequias se celebraron el lunes, día 8 de junio. Estuvieron presentes casi todos los sacerdotes del contorno y las personalidades de Saint-Chamond. El cadáver fue llevado al cementerio por los Hermanos profesos que, sumidos en dolor, mezclaban sus lágrimas con las oraciones que ofrecían por él.

El Hermano Francisco se apresuró a escribir una carta circular a los Hermanos para comunicarles la dolorosa noticia:

 “Queridos Hermanos -les decía-, el sábado, 6 de junio, a las cuatro y media de la madrugada, se dormía apaciblemente en el Señor, después de tres cuartos de hora de dulce agonía, nuestro venerado Superior. En esta triste ocasión, os exhortamos a mezclar con nosotros vuestra lágrimas y esperanzas. Lloramos a un tierno Padre, a un digno Superior Fundador, a un santo sacerdote656, nuestro apoyo, guía y consuelo. Lloremos, porque la muerte nos arrebata al que tan bien sabía compartir nuestras penas y guiarnos por el camino de la salvación. Ha concluido una vida penitente, laboriosa y pletórica de obras, de celo y entrega, con los sufrimientos de una larga y cruel enfermedad. Su muerte, como su vida, fue una sucesión constante de ejemplaridad: no dudamos de que habrá sido preciosa a los ojos de Dios. Que este pensamiento, queridos Hermanos, nos consuele y nos aliente. Tendremos un protector menos en la tierra, pero lo será más eficaz y poderoso en el cielo, junto a la divina María, pero lo será más eficaz y poderoso en el cielo, junto a la divina María, a la cual nos ha confiado al morir. Ahora nos corresponde a nosotros recoger y proseguir cuidadosamente sus últimas y conmovedoras instrucciones; hacerlo revivir en cada uno de nosotros por la imitación de las virtudes que en él admirábamos.”

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Testamento Espiritual:  English | Español | Français | Português – PDF manuscrito

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