26 de junio de 2014 CASA GENERAL

Chris Mannion – Nuestro Hermano

El Hermano Chris Mannion, Consejero General, fue asesinado el 1 de julio de 1994 en Ruanda, junto al Hermano Joseph Rushagajiki. Veinte años después de este trágico evento, deseamos recordar su vida en las palabras y en el testimonio de su amigo, el Hermano Stephen Smyth. (Chris Mannion y Joseph Rushigajiki).

_____________

Chris y yo éramos buenos amigos y estuvimos en contacto durante más de 30 años, aunque solo pasamos dos de éstos juntos en la comunidad. Al escuchar las historias de las escapadas de Chris, me doy cuenta que “mi propia historia de él” es tal vez un poco más tranquila.

Nos conocimos en 1963, en el campamento vocacional de verano organizado por los Hermanos del St. Joseph’s College de Dumfries, al sur occidente de Escocia. Chris venía de Darlington, Inglaterra y yo de Glasgow. Él tenía mucho talento para los deportes y a mí me gustaba dejarle ese espacio a él. En los veranos siguientes nos hicimos buenos amigos. En 1969 Chris fue a Habay-la-Vieille, Bélgica, para empezar su postulandado marista, y es justamente allí donde yo había empezado mi noviciado. Fue en ese año que nos volvimos verdaderos hermanos. Su sentido de “ser marista” y de “ser hermano” seguiría creciendo y arraigándose en él gracias a las muchas experiencias que tuvo a lo largo de su vida.

Con el pasar de los años, Chris y yo nos hicimos prácticamente parte de la familia del otro, y sus padres Terry y Harry también se hicieron amigos de mis padres. Chris había heredado el don de hacer y mantener amigos, de hecho él cultivó amistades sólidas y profundas a lo largo de su vida. Entre sus amistades más significativas contamos las que tuvo con los Hermanos en Irlanda, donde hizo su noviciado, su comunidad y sus colegas en Camerún, especialmente la familia Awa que lo “adoptó” y los religiosos que se prepararon con él en St Anselm’s para ser maestros de novicios. La familia, la amistad, la fraternidad y las relaciones eran importantes para él debido a su personalidad y a su manera de ser.

Chris era un hombre apasionado y con frecuencia se enamoraba de la gente, de las ideas, de la vida en general. Sabía cuándo ser profundo, cuándo ser profesional y profético. Tenía mucha energía y un real compromiso con la justicia y la igualdad, además de tener la capacidad de trabajar arduamente. Chris podía ser muy directo, convincente y hasta brusco. Físicamente era un poco torpe, como lo demostraba cocinando. Por todas estas características, él era una persona muy querida, especialmente por aquellos que, a veces, eran el objeto de sus bromas.

Cuando lo conocí, el sueño de Chris era trabajar en las misiones. Él pudo hacer este sueño realidad cuando, al haber completado sus estudios, fue nombrado para ir a Camerún. 

Todos sabemos que Chris era un gran deportista. Le gustaban todos los deportes, especialmente el críquet, el fútbol y el tenis, además de correr. Él participaba encantado en todos estos deportes. Donde quiera que fuera hay historias de fuertes partidos de fútbol o de tenis. Él también participó en una carrera atlética en el Monte Camerún. Él jugaba para ganar, tanto dentro como fuera del campo.

Chris era un lector prodigioso y un gran educador. La educación para Chris era más que repetir contenido de memoria. Gracias a su gran amor por la historia y a una memoria increíble, fue una fuente de inspiración para muchos. Él esperaba siempre lo mejor de la gente y retaba a las personas a alcanzar lo mejor de sí, no solo en el ámbito académico sino también en el aspecto personal. No solía pedir menos de sí mismo y aplicaba lo que decía. Él trataba a todos con respeto. En el Sacred Heart College de Camerún, su apodo de cariño era “Faraón” por su fuerte liderazgo y buen ejemplo. 

A Chris le encantaron los 10 años que pasó en Camerún: la gente, la cultura y la enseñanza. Fue con un poco de reticencia, pero con un fuerte sentido de vocación que aceptó regresar a Gran Bretaña como maestro de novicios. Siendo como era, Chris se entregó y dedicó completamente a esta labor. Siguió ahondando en su propia formación espiritual y ampliando su círculo de amistades, lo que reavivó su amor por Dublín. Todo esto lo preparó para cubrir roles tan difíciles como provincial y consejero general. 

En Julio de 1994, yo fui a Roma para pasar unas cortas vacaciones y para pasar unos días con Chris. Yo llegué justo después de que la comunidad se hubiera enterado que Chris había desaparecido en Ruanda. Un manto de tristeza y de incertidumbre nos cubrió a todos y vivimos días muy difíciles. Yo tuve el privilegio de estar con el Hno. Seán Sammon cuando llamó a los padres de Chris. Su fe, al igual que su vida ha sido un testimonio para todos nosotros.

Tal vez nunca sepamos exactamente que le sucedió a Chris. Pero ir a Ruanda en esas condiciones era “típico de él”. Casi sin importarle el peligro, él se dejó llevar por su preocupación por los Hermanos y por lo que él creía que era correcto. Su pérdida fue trágica y profética. Aún nos afecta profundamente a aquellos que lo conocimos y quisimos. Inspirados por Chris, seguimos luchando en fe y solidaridad con todos aquellos que se vieron afectados tras el genocidio que devoró Ruanda.

Obviamente nos preguntamos qué más hubiera hecho Chris si hubiera vivido más tiempo, qué hubiera sucedido si esa noche en Ruanda él hubiera tomado otro camino, si hubiera tomado otras medidas. 

Es con gran afecto y respeto que prefiero recordarlo así, y doy gracias por Chris y por todo lo que sé de su vida. Él y yo fuimos buenos amigos, fuimos hermanos. Él fue un gran apoyo para mí cuando, durante su mandato como provincial, yo pasé un período muy difícil de mi vida. Yo siento que nuestra amistad aún vive y, a veces, me sorprendo “hablando” con él cuando reflexiono sobre algún tema en particular, y creo saber lo que respondería. Yo conozco el amor, los principios, las habilidades y las sensibilidades con las que él hubiera enfrentado cualquier tema.

En septiembre de 1994 se celebró una misa en homenaje a Chris en la parroquia de sus padres, en la Holy Family Darlington. Sus Hermanos y amigos vinieron de toda Gran Bretaña, de Irlanda, de Canadá y de otros lugares más. Hubo un grupo impresionante de ex alumnos del Sacred Heart College, quienes vinieron a agradecer y a presentar su último saludo al Faraón, a su familia y Hermanos.

Se puso una placa conmemorativa en la Capilla Lady Chapel de la parroquia. Fue un homenaje perfecto para Chris, hijo de su ciudad, hombre amado y apasionado. Hermano Marista: la placa es sencilla, discreta y junto a nuestra Buena madre, cerca al altar. 

______________
Hno. Stephen Smyth, Glasgow
Mayo 30 de 2014
Leer mas sobre los Hermanos Chris Mannion y Joseph Rushigajiki

VOLVER

Provincia de Europa Centro Oeste...

SIGUIENTE

Casa marista acoge Niños refugiados...