13 de diciembre de 2018 SUDáN DEL SUR

Cinco comunidades religiosas intercongregacionales

La iniciativa conocida como Solidaridad con Sudán del Sur se inspiró en el Congreso de la Vida Consagrada de 2014: Pasión por Cristo, pasión por la humanidad.

La Unión de Superiores y Superioras Generales atendió al llamamiento de la Conferencia de Obispos de Sudán del Sur para responder a las necesidades de las personas, después de tres décadas de guerra, en áreas críticas como: la formación de profesores, la formación de enfermeros y matronas, expertos agrícolas e iniciativas en pastoral.

Desde 2008, cinco comunidades religiosas intercongregacionales se establecieron en Sudán del Sur para esa misión. Hoy hay 30 sacerdotes, religiosos y laicos provenientes de 18 países y 19 congregaciones diferentes. De estos, dos son Hermanos Maristas: Christian Ndubisi Mbam y Longinus Uchechukwu Dimgba, ambos nigerianos.

En ese año de 2018 conmemoramos 10 años de solidaridad con las personas y la Iglesia de Sudán del Sur. La celebración tuvo lugar con ocasión de la Asamblea de Solidaridad con Sudán Sur, celebrada el 28 de noviembre en la Casa General de los Hermanos De La Salle.

La Asamblea fue marcada por la bienvenida del P. Paulo Smyth, Presidente, que también hizo una síntesis de la historia, presencia y misión de Solidaridad con Sudán del Sur, seguida por un momento de oración. También se presentó y aprobó la rendición de cuentas del año 2018, así como el presupuesto para 2019.

Enseguida, los participantes de la Asamblea conocieron de forma detallada las 4 principales áreas de actuación desarrolladas en Sudán del Sur: educación, salud, agricultura sostenible y programa pastoral. El día terminó con una animada Celebración Eucarística, seguida de una cena festiva alusiva a los 10 años de fundación.

Las necesidades de las personas en Sudán del Sur son muchas. En la mayor parte del país hay un problema de seguridad, más de la mitad de la población pasa hambre, el servicio social está reducido al mínimo, la economía está a la baja y está marcada por una fuerte corrupción. La paz tan deseada no es sinónimo de sólo el cese del fuego y entrega de armas. La paz es un sistema de justicia, una adecuada aplicación de las leyes y la reducción de la corrupción. El país necesita estar unificado y ser productivo. En ese sentido, en estos 10 años de historia del proyecto de los religiosos contribuye con el país a través de la formación de enfermeros y matronas; también con la formación de agentes de pastoral potenciando mejor la atención social como tratar de curar de los traumas dejados por la guerra; a través de la formación de los agricultores para conseguir una economía solidaria; y formación de profesores provenientes de todas las regiones del país.

El esfuerzo conjunto y el trabajo colaborativo entre las congregaciones y laicos, en asociación con la Iglesia local, está marcando la diferencia en Sudán del Sur. Pero hay mucho que hacer. El mayor desafío por el momento es la presencia de un número mayor de personas disponibles para dedicar un tiempo de sus vidas a esta realidad. Este llamamiento es para todas las congregaciones.

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La palabra «solidaridad» está un poco desgastada y a veces se la interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. (Evangelii Gaudium, 188)

A decade of Solidarity from Paul Jeffrey on Vimeo.

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