23 de enero de 2017 HAITí

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Les compartimos el testimonio del hermano Frantzley Exama, de Haití, en el que nos describe cómo el colegio Notre-Dame de Fatima, de Dame-Marie, consiguió ser creativo y encontrar las fuerzas necesarias para sobreponerse a la tragedia que provocó el huracán Matthew y a caminar hacia un nuevo comienzo.

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El mundo marista ha sido muy generoso y solidario con nosotros tras el paso del huracán Matthew. Gracias de todo corazón a cuantos apoyan las comunidades y las obras maristas en Haití. Sentimos que esta comunión es la que nos convierte en hermanos y amigos.

Aquí, en Dame-Marie, tres meses después del huracán Matthew, los servicios básicos se reanudan gradualmente. Nuestras dos escuelas Natividad y Fátima, todavía en reconstrucción, han reabierto sus puertas para deleite de los estudiantes y de sus padres. Han sido días de duro trabajo para hacer que brillara de nuevo el sol de la esperanza. Al mismo tiempo, hemos vivido hermosas iniciativas locales de cooperación. Por ejemplo, con el apoyo de la comunidad marista de Dame-Marie, los profesores del colegio Fátima decidieron crear un huerto escolar. Hemos limpiado, cavado y preparado el terreno para la siembra. De ese modo, creamos, con el ejemplo y la práctica, un ambiente de aprendizaje para nuestros estudiantes fuera de lo que son las clases. Compartimos nuestra experiencia y nuestro conocimiento en una “kombit” (tarea) creando un ambiente de sencillez y alegría. Cuidamos de nuestros alumnos, de nuestra huerta escolar, de nuestro querido Haití. Nuestros educadores se sienten orgullosos al poder compartir su propia experiencia.

Después del paso del ciclón “Matthew”, que devastó cuatro departamentos geográficos del país y especialmente el nuestro, Departamento de Grand’Anse, lejos de conseguir que nos hundiéramos, decidimos montar algunas actividades y hemos concedido prioridad a la creación de un huerto escolar.

 

¿Por qué un huerto escolar?

La escuela no podía funcionar dadas las pérdidas en la agricultura y los problemas económicos. Entonces, el personal docente de la escuela Notre-Dame de Fatima, consciente de la situación, tomó la iniciativa de empezar con el huerto escolar el 20 de octubre de 2016. Construido en una parcela de 25 metros de largo por 5 de ancho, el huerto recibió el nombre de “huerto de la esperanza”. Hemos plantado productos como: tomates, repollos, zanahorias, pimientos y berenjenas. Nos preocupamos por no ser perezosos ya que había que comenzar a trabajar, a sembrar, a reconstruir. Al hacerlo, damos a los alumnos ejemplo de valentía, de saber hacer y de saber estar. Les enseñamos a adoptar una actitud de resistencia ante los desastres. Hay que seguir viviendo, trabajando y cubriendo nuestras necesidades.

La cosecha que se conseguirá servirá para mejorar la alimentación de los niños en el comedor escolar. Los beneficios que se consigan se utilizarán para cubrir algunos gastos de formación y de esparcimiento de los alumnos. Dejando de lado el tema de la alimentación, se consiguen valores educativos tales como: la participación en el proceso de la toma de decisiones, la capacidad para asumir responsabilidades, la cooperación, la mejora del entorno urbano. Y también surgen otras lecciones: la observación de las ciencias naturales (germinación y reproducción), matemáticas, ciencias medioambientales. La huerta de la esperanza, es una experiencia y una herramienta de aprendizaje práctico donde los niños pueden iniciar en su propia casa una huerta que produzca alimentos. Servirá para que puedan producir alimentos propios y prosperar en su zona del país.

Siempre es bueno ser útil a uno mismo y a los demás. Para lograrlo, hay que estar decidido a superar las dificultades que se presenten. Hay que acabar con esa actitud de esperar que los demás nos lo den todo hecho; hay que esforzarse personalmente antes de solicitar la ayuda ajena. Tanto los estudiantes como sus educadores sacarán, sin duda, un gran beneficio de esta experiencia.

Vuestro apoyo y vuestros consejos nos serán muy útiles y nos infundirán la esperanza de una fructuosa cosecha. “A trabajar con alegría” … ¡Produzcamos juntos!

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Frantzley Exama, fms

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