Compartiendo 8 – Vocación Marista Laical

Boletín del laicado marista

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Maristas laicos, líderes al servicio de las personas

Ana Isabel Saborío Jenkins – Secretariado ampliado de laicos
Provincia de América Central

Hace unos años, tuve la bendición de participar en un curso de especialización sobre el Patrimonio y Principios Educativos Maristas y concluía la experiencia con un artículo que debía escribir. La investigación se centró en la herencia del liderazgo directivo desde la experiencia del Padre Champagnat y tomaré algunos extractos del artículo porque a través de la investigación me di cuenta de la importancia del h. Francisco en la transmisión del carisma.  Vital porque fue el que incorporó en su ADN la espiritualidad de P. Champagnat, vivió con él, aprendió de él y con él.  Acogió y transmitió con fidelidad el carisma.

El Hermano Francisco estuvo al lado del Padre Champagnat desde el momento de la fundación del Instituto de los Hermanos Maristas hasta el momento de la muerte.  A él se le eligió primer Superior de los Hermanos Maristas y le correspondió la transmisión del carisma a los otros Hermanos.  Con fidelidad, amor y, hasta con desconocimiento, aseguró la continuidad y vitalidad del carisma.  Sobre la base de las consideraciones anteriores, se puede ver que la experiencia vivida del Hermano Francisco con el Padre Champagnat, marcó una línea y estilo con color y olor marista, que emanaba del espíritu de familia que reinaba en la comunidad de La Valla y más tarde, en el Hermitage. Esta relación estrecha se deja entrever en las palabras del Fundador en varias de sus cartas activas y como ejemplo, en la carta 194 cuando el Padre afirma:

El H. Francisco es mi brazo derecho; en mi ausencia hace marchar la casa como si yo estuviera ahí. Todos se le someten sin mayor problema.  María muestra a las claras su protección sobre el Hermitage.  ¡Oh, que el nombre de María es poderoso!  ¡Dichosos nosotros que nos hemos revestido de él!  Hace muchísimo que se habría dejado de hablar de nuestra Sociedad, si no fuera por ese santo nombre, nombre milagroso.  María he ahí el recurso único de nuestra Sociedad (CARTAS, PS, 19).

Esta facilidad de palabra sólo podía reforzar la influencia que ejercía sobre aquellos que lo trataban.  Los informes de los Hermanos dejan entrever que dicha influencia era grande.

Era firme, ciertamente, confía el Hermano Francisco, todos hubiéramos temblado con el solo sonido de su voz, con una sola de sus miradas…, sin embargo era sobre todo bueno, compasivo, era un padre…Una palabra, la misma palabra repetida varias veces, dicha por él, descendía hasta el fondo del corazón (CUADERNOS MARISTAS, nº 16, p. 7).

En el artículo escrito por el Hermano Paul Sester, titulado “El Hermano Francisco evoca al Padre Champagnat”, explica a través de ejemplos, cómo el Hermano Francisco da continuidad al carisma de Marcelino Champagnat y expone varios ejemplos de los que se hace énfasis a algunos que dejan ver características del liderazgo del Padre Champagnat y de cómo éste liderazgo y el empeño del Hermano Francisco en mantenerlo vivo ha sido base para mantener, fortalecer y revitalizar un carisma que los maristas tenemos la responsabilidad de continuar a través del tiempo. El Hermano Paul Sester ubica como momento importante, el año de 1860 cuando el Hermano Francisco convoca al III Capítulo General donde él solicita el retiro a la Casa del Hermitage aunque sigue siendo el Superior General.  Ya en el Hermitage, inicia con la costumbre de reunir a todos los Hermanos el día domingo para darles instrucción, claramente influenciado por Marcelino Champagnat y asumiendo con convicción la responsabilidad de dar a conocer un carisma, en el que él había vivido sumergido al lado del Padre Champagnat, pero con la conciencia de que muchos otros hermanos no tuvieron ese don de vivir y aprender a su lado.

El H. Paul Sester (CUADERNOS MARISTAS, nº 19, p. 80) transcribe una de las notas del Hermano Francisco que utilizaría para dar instrucción de domingo a los Hermanos:

Todo aquí nos habla del P. Champagnat, todo nos recuerda a ese buen Padre.  Las paredes, los tabiques, los entarimados nos dicen que era a la vez albañil, yesero, carpintero, ponía manos a la obra en todo y dirigía todo.  Anduvo por estas tarimas, recorrió estas salas, en esta Capilla que él mismo construyó rezaba, cantaba, confesaba, celebraba la misa y daba la comunión; trabajó la tierra, cultivó la huerta; por ahí se paseaba; comía en el comedor, en la Sala; daba sus charlas a los Novicios en la Sala del Noviciado; derribó la Roca a golpe de pico y pala.  Por fin., descansa en el Cementerio que él mismo hizo.  Comeréis fruta de los árboles que plantó; vais a residir en el lugar que él eligió y en el que vivió.

Las notas para la instrucción de domingo del H. Francisco, no sólo dejan ver el deseo del Hermano de transmitir un carisma, un deseo de que todos sintieran la presencia del Padre Champagnat, sino también, hacen evidente que el Fundador fue un líder que enseñó con su presencia, su ejemplo, su decir y con su hacer que no se limitaba al trabajo sino, a la oración.  La vida del Padre Champagnat en el Hermitage fue una vida en la que su constante trabajo e instrucción, fue a la vez, oración.

Más adelante en el mismo documento, en las notas del 09.06.1872 del H. Francisco, se lee:

El Padre Champagnat decía: Un Hermano Director que hace respetar el silencio, que pone empeño en fomentar el estudio, que exige que cada cual desempeñe su empleo con esmero y abnegación, consigue evitar diariamente multitud de faltas; preserva a los Hermanos de infinidad de peligros y tentaciones, y les presta un servicio excelente (CUADERNOS MARISTAS, nº 19, p. 85).

En esta nota del Hermano Francisco se ilustra el papel preventivo y visionario que el Padre Champagnat percibía que los Directores debían tener. Fundamental es rescatar la última parte de las notas, la frase que apunta el Superior por el año 1872:

…y les presta un servicio excelente”, es fundamental porque trasluce en esa frase y en las acciones del Padre Champagnat, la práctica de un liderazgo de servicio que implica sentirse parte de la Humanidad, ayudando a los otros primero, a crecer como personas para luego, crecer dentro de una comunidad donde se desarrolla el sentido de Humanidad y de conciencia de la otredad.

El mismo autor del artículo trascribe las notas del Hermano Francisco del día 21.01.1872:

“Veis que no se podía regatear ni con la Regla ni con el deber, y que no dudaba en castigar incluso en expulsar cuando era necesario; y sin embargo, necesitaba Hermanos, pero los quería buenos” (CUADERNOS MARISTAS, nº 19,  p. 90). 

El Padre Champagnat siempre dejó claro el papel del Director, firme, decidido, humano.  Nunca permitió una lectura de contexto en el que su actuar fuera determinado por una necesidad de sobrevivencia, sino más bien, un actuar marcado por una profunda convicción en un proyecto inspirado por Dios y entregado a la protección de la Buena Madre y, en el papel primordial de los Directores.

Parece relevante en este artículo, hacer referencia a la correspondencia que sostuvo Marcelino Champagnat con el Hermano Francisco.  Al hacer el análisis profundo de ellas, se puede ver que en el espacio de 1836 a 1838, el Fundador aprovechó el recurso para acompañar, instruir y motivar al Hermano Francisco en una serie de aspectos propios de la función de Director que más tarde, a la muerte de Marcelino, heredaría y transmitiría a otros Hermanos.  Entre ellas se pueden mencionar las funciones administrativas requeridas para tomar decisiones, hacer trámites de autorización de la obra, perseverancia, supervisión, colegialidad, manejo de finanzas, economía, trabajo, visión estratégica, práctica de un liderazgo, comunicación, escucha, cercanía, confianza y afecto a sus Hermanos.

Sólo puedo pensar que el papel fundamental que en aquellos años tuvo el hno. Francisco en la transmisión del carisma frente a los hermanos.

Esta misión, como líderes al servicio de nuestras comunidades, hoy lo debemos asumir nosotros, hermanos y laicos, todos los maristas que deseamos vivir el carisma “dando a conocer a Jesucristo y haciéndolo amar” con creatividad, innovación, para asegurar que por muchos años más, el carisma se siga viviendo y siga siendo faro de esperanza para muchos en el mundo.

Hogares de luz que generan nueva vida

Claudia A. Rojas Carvajal – Formación de Laicos de Región Arco Norte
Provincia Norandina

“Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. (1 Corintios 12:12)

A mediados de 2019, recibíamos del Instituto Marista el plan estratégico de la administración general, era este, una de las formas para dar respuesta a las llamadas del Capitulo General. El plan, invita a las Unidades Administrativas a mirar el futuro con creatividad y alegría, y también a caminar con otros en estas “caravanas de la vida” donde estamos invitados a conocernos, a reconocernos y dar respuestas nuevas y audaces a las realidades que vamos viviendo.

En nuestra región, el plan estratégico confirmaba lo que ya desde 2018 las provincias de Arco Norte habían identificado, y era que éramos y somos, un grupo de Provincias que colaboramos y nos organizamos para revitalizar la vida y misión marista, ofreciendo e innovando servicios compartidos, en sintonía con el Instituto a través de principios, procesos y estructuras que nos permiten dar respuesta a los desafíos de nuestros contextos.

En esa revitalización, se creó el equipo regional de formación para laicos, con la tarea de “Consolidar la identidad marista y recrear la opción vocacional a través de procesos formativos integrales – itinerarios –  que promuevan la construcción del Reino de Dios. A la luz de las tres dimensiones vitales para la vida marista: búsqueda apasionada de Dios; ser personas de comunión, de fraternidad; ser evangelizadores y evangelizados en las periferias geográficas y existenciales de los niños y jóvenes”.

Desde su inicio, el equipo ha contado con la participación de un laico delegado de cada Provincia y un hermano que acompaña el proceso, así mismo con la riqueza que ha sido poder contar con el secretariado ampliado de laicos. El primer paso que se quiso dar, fue conocer los procesos laicales de cada una de las unidades administrativas; retomando la cita de corintios con la que iniciamos este texto, somos conscientes que formamos un solo cuerpo, pero con diversos talentos, dones y experiencias.

Producto de la emergencia por Covid que se vivió en el mundo y en nuestra región, antes que motivarnos a cancelar nuestro sueño, nos impulsó a recrearlo de forma diferente y se decidió avanzar desde la virtualidad. La propuesta se elaboró entonces basándonos en el VER (conocer los procesos de cada uno), JUZGAR (mirar los desafíos, las riquezas y las dificultades para la vida y vocacional laical de nuestra región) y finalmente ACTUAR (que es definir la planeación estratégica articulada a la de la región y de la administración general).

Aunque el covid-19 ha traído bastante incertidumbre y dolor, el afrontar esta situación desde la virtualidad, para nosotros se volvió un momento también de gracia, que nos permitió convocar a un grupo más grande de laicos y laicas Maristas. Durante 8 meses fuimos conociendo a cada una de las provincias, la vida laical que, de diversas formas, pero todas ellas muy ricas se ha ido abriendo camino, los aciertos, las dificultades y los desafíos. En pocas palabras la vocación Marista laical fue tomando cada vez rostros y experiencias más concretas.

El tiempo de intercambio, no solo posibilitó el conocimiento de los procesos, también nos permitió a muchos de nosotros conocer y reconocer en un escenario vocacional compañeros de camino. Se han suscitado buenos diálogos, alegría, respeto, escenarios de confianza, de cohesión y de trasparencia que han permitido abordar los diversos desafíos que plantea hoy en día la vocación marista y especialmente la vocación laical.

Hoy casi un año y medio después, puedo afirmar con alegría y esperanza que no solo tenemos todas las herramientas para seguir construyendo la vida marista laical de la región Arco Norte alrededor de cuatro ejes temáticos: Comunión, formación, vocación y organización, sino que también, hemos creado una familia de 28 laicos y laicas que se sueñan, se piensan y se quieren como familia región Arco Norte.

Que este caminar juntos como Maristas de Champagnat nos siga animando a ser faros de esperanza, constructores de puentes y testigos del infinito amor que Dios y nuestra Buena Madre nos tienen.

Amistad social – Desafío para los laicos maristas

Joao Luis Fedel Goncalves – Provincia Brasil Centro-Sul

En el proyecto de comunidades internacionales conocido como Lavalla200>, el Instituto Marista propuso la realización de comunidades en las periferias del mundo: Holguín en Cuba, Siracusa en Italia, Atlantis en Sudáfrica, Mount Druitt en Australia, Moinesti en Rumanía y Tabatinga en Brasil. Los Hermanos, laicos y laicas, aceptaron el desafío de vivir juntos una nueva forma de fraternidad al servicio de la vida. Y no lo hacen a través de grandes obras o iniciativas espectaculares. En todos estos lugares, buscan la asociación y colaboración de las organizaciones y la Iglesia local para desarrollar su misión.

El Papa Francisco, en la encíclica Fratelli Tutti, invita a todos a vivir la fraternidad y la amistad social. La primera trata de las relaciones personales, la manera como nos relacionamos con otras personas. La segunda insta a las organizaciones y países a buscar la justicia y la paz, sobre todo, a favor de aquellos que se encuentran al margen del camino, como el hombre herido y recogido por el samaritano, en la parábola contada por Jesús (Lc 10,25-37).

Un buen ejemplo es la relación entre lo local y global. Si nos centramos exclusivamente en lo local, podríamos caer en la “mezquindad cotidiana”, y si, al contrario, toda la atención se centra en lo global, correríamos el riesgo de ignorar las peculiaridades y diferencias que tiene lo singular, lo pequeño. Por lo tanto, el Papa dice, “la fraternidad universal y la amistad social dentro de cada sociedad son dos polos inseparables y coesenciales. Separarlos lleva a una deformación y a una polarización dañina”(Fratelli tutti n. 142).

Fraternidad y amistad social en la vida marista

Los documentos que tratan de la identidad marista muestran que la fraternidad es una de sus características distintivas. La Regla de Vida pide a cada Hermano el testimonio de fraternidad: “Al participar de esta unción de Jesús, tu vida consagrada está llamada a ser profecía de fraternidad para todos: revelar con tu vida que todos somos hijos del mismo Padre y, por lo tanto, hermanos” (n. 5).  Alrededor de la misma mesa, utiliza la expresión “espíritu de familia” para llamar a la fraternidad: “El espíritu de familia es una forma de ser que nos restaura como personas y nos transforma. Nos hace confiar en los demás, aceptar nuestras propias limitaciones y manifestar lo mejor que Dios nos ha dado” (n. 69).

Del mismo modo, la amistad social es una dimensión importante de la vocación y la misión maristas. Desde el principio, el proyecto de la Sociedad de María involucró diferentes fuerzas trabajando juntas. Incluso Champagnat, que llevaba solo la creación del Instituto Marista, se asoció con otros sacerdotes, con la Arquidiócesis y las organizaciones que lo ayudaron a hacer posible su congregación. Los primeros misioneros de Oceanía, por ejemplo, siguieron un proyecto de colaboración, pese a las contradicciones que acompañaron las experiencias iniciales.

La famosa expresión de Champagnat, “Todas las diócesis están en nuestros planes”, más que un programa expansionista, propone una acción que busca integrarse en la sociedad y la Iglesia de manera colaborativa. En la mayoría de las situaciones, la presencia marista se debió a la solicitud de sus servicios de educación y evangelización, especialmente para niños y jóvenes.

El XXII Capítulo General presenta a la familia carismática global el desafío de “ser constructores de puentes”. En particular, surgen de allí dos actitudes. El primero es el abandono de la cultura de los egos y la promoción de una cultura de los ecos, como la ecología, la economía solidaria, etc. El término griego evoca la trama de relaciones que constituye nuestra realidad, en la cual todo está interconectado, haciendo posible la vida. Ser puente, por tanto, es valorar todo aquello que fomenta el intercambio y la comunión, y que busca reducir “el escándalo de las diferencias y las desigualdades”.

La segunda actitud es “ser agentes de cambio” que actúan principalmente en la vida de los niños y jóvenes “a través de una educación evangelizadora”. Del mismo modo, esta presencia no puede desarrollarse de forma aislada, sino que necesita generar espacios de participación e interacción.

Existen ejemplos muy significativos en el Instituto Marista. Hace poco se han lanzado la Red Global Marista de Escuelas, que reúne a 600 comunidades educativas en todo el mundo. Es posible imaginar cuánta sinergia generará este movimiento, ampliando significativamente las interacciones, la cooperación y el trabajo en red. Como dice el Papa Francisco, “el todo es más que la parte” (Evangelii Gaudium, n. 235).

Si la fraternidad nos caracteriza como Maristas de Champagnat, su expresión “global” es la amistad social. Esta es, en palabras del Papa Francisco, “el amor que se extiende más allá de las fronteras (…) en cada ciudad o en cada país. Cuando es genuina, esta amistad social dentro de una sociedad es una condición de posibilidad de una verdadera apertura universal” (Fratelli tutti n. 99).

Amistad social, organizaciones maristas y participación de los laicos

Hay varias organizaciones locales y regionales que promueven el desarrollo social y la educación. Damos tres ejemplos.

La primera es la ONG SED (Solidaridad, Educación y Desarrollo), una entidad de los Maristas de España, que opera en diversas partes del mundo, “en línea de cooperación, trabajando por la promoción y la defensa del derecho a la educación, la salud, el trabajo digno, el acceso al agua y empoderamiento de las mujeres” (https://sed-ongd.org/).

Otro ejemplo es un proyecto colaborativo de la Red de Solidaridad del Brasil Marista llamado Entrelaça, que está creando colaboraciones con el poder público, las organizaciones locales y la comunidad marista para trabajar en la defensa de la calidad de la educación pública en diferentes regiones del país. Hermanos, colaboradores y laicos se han involucrado desde el inicio del proyecto.

Finalmente, tenemos también el Pacto Educativo Global, lanzado por el Papa Francisco, a favor de la educación humanista y solidaria. Este proyecto ha movilizado al Instituto Marista, a las Provincias de todo el mundo y numerosas organizaciones. Es un espacio propicio para el trabajo de los maristas de Champagnat.

Estos proyectos son respuestas al llamado del Papa para actuar en áreas particularmente sensibles de la amistad social. Esta indica algunos rostros muy concretos: pobres, marginados, huérfanos, refugiados y exiliados, víctimas de guerras, víctimas de persecución e injusticia, víctimas de la destrucción, personas que viven con miedo, torturadas, abandonadas o ignoradas por la sociedad, personas con discapacidad, extranjeros existenciales, ancianos, niños y jóvenes.

Francisco recuerda que “Si la sociedad se rige primariamente por los criterios de la libertad de mercado y de la eficiencia, no hay lugar para ellos, y la fraternidad será una expresión romántica más.” (Fratelli tutti n. 109). Al contrario, “Una sociedad humana y fraterna es capaz de preocuparse para garantizar de modo eficiente y estable que todos sean acompañados en el recorrido de sus vidas” (n. 110).

Compromiso laical marista

Reflexionar sobre nuestra vocación como laicos y laicos maristas requiere considerar estos rostros y pensar en formas de participar en las organizaciones locales y globales que trabajan a favor de estas poblaciones, de estos grupos. ¿Cómo nos impulsa nuestro compromiso bautismal, vivido desde el carisma de Champagnat, a realizar la misión en estos contextos?

Todo proceso de cambio supone la conexión con todas las fuerzas que actúan en la misma dirección. Esta forma de actuar en red, de colaboración en vista del bien, de compromiso con los más necesitados, lo hemos aprendido de nuestro Fundador.

Esto es también nuestra manera mariana, que nos llena de esperanza, una esperanza compartida. Como dice el poeta brasileño João Cabral de Melo Neto, “Tejiendo la mañanaUn gallo solo no teje una mañana: siempre necesitará de otros gallos”.

Testemunios

Ser laico marista es parte de mi vida

Nelson Enrique Cárcamo Banegas – Provincia de América Central, Honduras

Llevo varios años en contacto con el carisma marista, inicié como estudiante marista, luego como educador marista y ahora estoy siguiendo procesos formales de crecimiento laical.

El contacto con los hermanos ha sido muy significativo para mi vida, he encontrado una nueva familia, admiro su ejemplo de entrega total, valoro su apoyo a los demás, acompañamiento y la vida compartida.

San Marcelino Champagnat es mi inspiración, admiro su determinación ante los retos de su vida-vocación y su fe profunda; nunca se daba por vencido, siempre mantuvo la convicción de su fe cristiana, apoyado en María.

Como laico marista, siento que estamos en un momento histórico importante, los hermanos maristas han construido una historia de apostolado; ahora, los que hemos recibido y somos testigos de su entrega, nos sentimos conectados al carisma y comprometidos a seguir trabajando por el reino de Dios, según nuestras posibilidades, con espíritu renovado, acorde a los nuevos tiempos.

Siento que la vida laical marista es toda una riqueza, ya que tenemos una gran herencia de los hermanos, que puede dar muchos frutos en todo el mundo. Siempre he tenido inquietudes vocacionales y ahora que tengo la oportunidad de servir desde el laicado marista, me encanta.

Confío en Dios, en sus propósitos, Él guía mi camino de laico marista.

Desde el comienzo me sentí bienvenido

Alfredo de Jesús Rodríguez Márquez – Provincia de México Occidental

Tengo 33 años y vivo en la ciudad de Tijuana, Baja California en México. Desde hace 15 colaboro en el Instituto México de B.C., acompañando la formación humana y espiritual de los adolescentes en el nivel de secundaria.

Mi primer contacto con el carisma marista fue como estudiante. Desde el comienzo me sentí bienvenido, como cuando llegas a la casa de un viejo amigo en la que te reciben con mucho amor y alegría. Fue así, sin darme cuenta, que inicié un largo camino lleno de experiencias significativas, rodeado de personas que sin duda me han dejado ver el rostro amoroso de Dios.

Como marista nunca camino solo, en María y Marcelino he encontrado el modelo para acompañar a mis alumnos y para mi propia vida, ellos me animan y me dan valor para afrontar los retos de la misión de hacer vida el evangelio de Jesús. Me emociona saber que aún hay mucho camino por recorrer y que me acompañan muchísimas personas valientes y comprometidas, que han respondido el llamado de Dios para ser felices.

Hoy sé con seguridad que mi vocación como laico marista no se ve limitada por las paredes del colegio y que no dejó de ser marista cuando acaba mi horario de trabajo. Hoy veo en cada niño, joven, laico y hermano un hogar de luz que ilumina y guía mi caminar. Hoy y siempre voy a ser marista de Champagnat.

Somos una familia marista

Ana Isabel López Morataya – Província de América Central = Guatemala

Estoy casada con David Castellanos, desde hace 32 años. Tenemos 4 hijos: Isa, Ale, Regina y Santi. Con gratitud puedo decir que somos una familia marista, pues todos hemos participado de diferentes procesos y experiencias que nos definen como tal.

Desde los años 80 me inicié en el mundo marista, participando en los grupos juveniles de Remar. Soy parte de la Fraternidad Violetas del MCFM desde hace 25 años, que funciona en la Escuela Marista en Guatemala. Actualmente estoy en acompañamiento vocacional laical.

A lo largo de mi vida he ido descubriendo y afinando mi ser como marista, experimentando en mi vida la presencia amorosa y bondadosa de Dios, que me va conduciendo a un compromiso profundo con Jesús y su evangelio. En este proceso María, mi buena Madre, ha sido fiel compañera de camino.

Puedo afirmar que la esencia de mi vocación laical fluye desde la gratuidad del amor del Dios de Jesús que me habita y compromete a ser marista en todas las dimensiones de mi vida.

Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar, desde lo sencillo y pequeño, en lo cotidiano, es un referente para ser semilla que fructifica y engendra vida, siendo corresponsable en la construcción del Reino de Dios.

Es por eso que vivo mi vocación como laica marista entre los niños y jóvenes que son la razón de ser de mi misión, acompañando sus procesos y siendo generadora de vida y esperanza en ellos, sus familias y el entorno en que se desenvuelven, son compromisos que asumo con un espíritu dinamizador tratando de ser fiel en el seguimiento de Jesús y en sintonía con el carisma heredado por el padre Champagnat.

Agradezco a Dios por este don, a los hermanos y a las personas con las que me he encontrado en el camino y con quienes comparto espacios de formación, espiritualidad, fraternidad y misión marista, especialmente agradezco a mi familia y fraternidad por ser parte del sueño de Champagnat.