29 de noviembre de 2019 CHILE

Compartimos un sueño común, el de Marcelino

El sábado 23 de noviembre se desarrolló en el CEM de Santiago de Chile el primer Encuentro de Laicos y Hermanos, unidos por el lema: “Compartimos un sueño común, el de Marcelino”. Participaron unas 110 personas de distintas partes del país, entre exalumnos, hermanos, laicos que participan del Movimiento Laicos Maristas de Champagnat y del Movimiento Champagnat de la Familia Marista, rectores de colegios y miembros de los equipos de animación y gobierno. El encuentro estuvo organizado y animado por el Equipo Hermanos, coordinado por el Hno. Patricio Pino y por el Ámbito de Evangelización, coordinado por Rossana Avendaño. También acompañó esta experiencia Raúl Amaya, del Secretariado de Laicos.

El gran objetivo fue el reconocernos, enriquecernos y acompañarnos desde el sueño de Champagnat, proyectando un camino común. La metodología fue el vivir una experiencia, personal y compartida, que nos permitiera recrear nuestro carisma; para lo cual fue necesario rememorar nuestros sueños, reconociendo que esos sueños llevan a decisiones que dialogan con la realidad. Acá se integran las otras personas, pues para llevar adelante lo decidido, necesitamos de los demás. Estos procesos los reconocemos en el camino de Champagnat y los primeros hermanos y los vemos también en el camino personal y compartido con nuestra familia y comunidades.

El encuentro terminó con una maravillosa danza en donde todos bailamos tomados de la mano al ritmo de la fraternidad, de la misión y de la espiritualidad marista. El Espíritu de Dios estuvo presente, pues todos disfrutamos del diálogo sencillo, del compartir la mesa, de las risas provocadas por los juegos, de la oración, de la música, de la reflexión y de la comunión de nuestro carisma.

Esta vivencia nos permite dar un paso más para reconocernos como familia carismática, para enriquecer nuestra identidad marista que se nos ha regalado con la diversidad de nuestras expresiones vocacionales y para tomar conciencia de que nos necesitamos unos a otros por lo que es necesario acompañarnos mutuamente en este camino vocacional, sintiéndonos invitados a revitalizar una Iglesia mariana, fraterna, horizontal, sencilla.

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