21 de octubre de 2013 COLOMBIA

Compartir las semillas del Carisma Marista

En la bonita y acogedora casa Santa María de Bogotá, perteneciente a las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón, nos hemos reunido, del 28 de septiembre al 5 de octubre, 12 hermanos y 14 laicos maristas procedentes de los tres países de la provincia marista Norandina:

·  Hnos. Javier Echeverri, Ismar Portilla, Nelson Cardona, Elber Peñuela y Eduardo Botero, de Colombia; Carlos Moreno, Ireneo Conde, Carlos Regalado y Geovanni Velasco, de Ecuador; Gerardo Relloso, Javier P. París y Pau Fornells, de Venezuela.

· Laicos: Francisco Murillo, Leonel Ramírez, Ivana Garzón, Ruth Calvache, ClaudiaRojas, de Colombia; Ituriano Maza, Moisés Beltrán, Artemisa Robles, Álex Martínez, Margarita Espinosa, de Ecuador; María Torres, Carlos Pérez, Inés Alarcón y Marisol Mendoza, de Venezuela.

Este encuentro ha sido el primero realizado en nuestra provincia bajo la modalidad de formación conjunta de hermanos y laicos. Se trata de una experiencia formativa en la cual todos somos discípulos y maestros, y el aprendizaje se va construyendo a medida que se comparte la vida de los participantes en los diferentes procesos de integración personal y comunitaria, fe, espiritualidad, misión, vocación… A medida que avanza el proceso se van discerniendo y conceptualizando estas experiencias hasta llegar a conclusiones comunes o particulares que nos ayudan en nuestro caminar como Maristas de Champagnat.

En el proceso de formación sobre nuestra misión marista, nos ayudó grandemente poder visitar por grupos, durante un día, seis experiencias misioneras de atención a niños pobres y con graves problemas psico-sociales y afectivos; dos de estas experiencias se realizaron en nuestros centros maristas de La Paz y Sierra Morena, en Bogotá. Pudimos relacionar estas experiencias de misión con las que desarrollamos en nuestros lugares de procedencia e interrogarnos sobre el origen de los destinatarios, las diversas metodologías empleadas para su educación integral, así como la vivencia personal y comunitaria de los educadores.

En nuestro encuentro ha primado la fraternidad y la alegría, el compartir profundo y la reflexión, la búsqueda de consensos y del futuro de la vida marista religiosa y laical. Hemos descubierto que nuestras vocaciones específicas, de hermanos y laicos, sin confundirse, se iluminan mutuamente; y que somos los unos para los otros una constante fuente de riqueza. Sentimos que nos queman las necesidades de los niños y jóvenes, y soñamos que la misión marista se multiplique y se recree con vigor entre hermanos y laicos (Cf. EMM Carta final).

También nos ilusiona la esperanza de que, próximamente, otro grupo mayor de hermanos y laicos maristas puedan vivir experiencias de formación conjunta en cada uno de nuestros tres países, Ecuador, Colombia y Venezuela, hasta que un día, no muy lejano, sea una práctica habitual en todas nuestras presencias maristas norandinas.

Agradecemos al Dios de la Vida esta oportunidad y a todos los que han colaborado para hacer posible este encuentro, y nos comprometemos a seguir creciendo en la vida compartida, la reflexión y la oración comunitaria, la misión marista y la invitación a otros para que sigan también las huellas de Jesús, María y Marcelino.

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