24 de noviembre de 2017 CASA GENERAL

Desafiando nuestras inercias de siempre

El Mensaje capitular señala el reto vivido en el último Capítulo: “Desafiados a abandonar nuestras inercias de siempre, así como nuestras comodidades y seguridades, para poder responder genuinamente a las nuevas necesidades”.  Es en este espíritu como hay que leer el nombramiento, por parte del Consejo General, de un laico como nuevo director del Secretariado de Laicos, así como los apuntes para un nuevo formato en la organización de tal Secretariado. Desde el 2002, donde se nombró una Comisión de laicos a nivel internacional, ha sido un hermano quien ha guiado y animado los procesos laicales en el Instituto. Después de 15 años, a partir del mes de enero 2018, asumirá esta responsabilidad Raúl Amaya, laico chileno, casado y con dos hijos. Pep Buetas y Agnes Reyes serán sus adjuntos. Completarán el grupo: João Luis Fedel, Kate Fogarty, Ana Saborío y el h. Elias Iwu. También un Consejero General formará parte del Secretariado.

El paso dado está significando una mayoría de edad en el caminar laical dentro del Instituto.  Este liderazgo laical ha sido trabajado a través de estos años y está suponiendo sentirnos hermanos y laicos en torno a la misma mesa del Evangelio y del carisma, y juntos “ser memoria profética de la dignidad común y de la igualdad fundamental de todo el pueblo de Dios” (XXII CG, Llamada 3). Es fruto de un proceso que sigue buscando la comunión, pero con un mayor protagonismo laical. Este nuevo perfil de los miembros del Secretariado supone un compromiso mayor en los procesos laicales de sus provincias, algún tipo de participación personal en experiencias comunitarias y una disposición más amplia para diversas animaciones en la Región. El Secretariado ampliado quiere ser un organismo de animación más que de consulta o reflexión.

La presencia de un director laico y el foco de la animación de los miembros del Secretariado, hacen igualmente relación con la identidad global laical, o como ha expresado repetidamente el último Capítulo, con el sentido de Familia carismática. Este concepto, ya extendido en la Iglesia, está suponiendo un cuerpo global como Maristas de Champagnat, es decir, de todos aquellos que han optado por seguir a Jesús al estilo de María, desde la identidad de religioso hermano o desde la identidad laical. Lo global no es confusión, ni asimilación, ni superposición, ni uniformidad, ni homogeneidad, ni igualdad… Lo global está significando afinidad, unidad, comunión, misma raíz, parentesco espiritual, visibilidad común… 

Como Maristas de Champagnat, dice el Capítulo, “necesitamos nuevas estructuras y procesos que reconozcan y apoyen nuestros distintos caminos vocacionales como maristas”. El nuevo perfil para el Secretariado manifiesta el deseo de seguir promoviendo la identidad laical en comunión con los hermanos, que se manifiesta en una laicidad vivida en la familia, la propia profesión y en medio del mundo. La delegación laical que se está promoviendo en el Instituto, ahora con el nuevo Director, está significando que cada grupo de esta Familia carismática tiene su propia identidad, organización y camino específico. Así lo ha recordado el Mensaje final de II Seminario de Carisma y Laicado de la Confederación Latinoamericana de Religiosos CLAR (2017): “Las familias carismáticas son los conjuntos formados por instituciones y grupos de creyentes unidos por un mismo carisma fundacional, o una misma raíz carismática, pero con formas de vida diferentes y con diversas acentuaciones del mismo carisma, cuyas distintas vocaciones, servicios y modos de vida ni se imponen ni se superponen, sino que caminan por la vida completándose para bien de todas/os y en el servicio del Reino”.

La nueva estructura del Secretariado de Laicos desafía a abandonar comodidades y seguridades en cuanto a inercias vividas en la relación hermanos-laicos. El desafío es para todos. Dice el Capítulo que como maristas todos estamos “plenamente comprometidos”. Compromiso de los laicos en una opción de vida por los valores maristas, y dentro de un cuerpo global, con identidad propia y como grupo organizado. Y compromiso de los hermanos para crear las condiciones de ayudar a labrar este camino donde la comunión en la Familia carismática marista se construye desde la diversidad vocacional, las identidades propias y una organización madura y sostenible.

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H. Javier Espinosa

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