21 de enero de 2010 CASA GENERAL

El sacerdote Josep Samsó fue martirizado en 1936

El sacerdote catalán Josep Samsó i Elias, martirizado en 1936, será beatificado el próximo 23 de enero de 2010 en la basílica de Santa María, de la ciudad barcelonesa de Mataró, de la que fue párroco. Será la primera celebración de beatificación que se celebrará en la arquidiócesis de Barcelona siguiendo las disposiciones de Benedicto XVI, según las cuales, las beatificaciones se celebran en las iglesias locales en las que vivieron las personas beatificadas.

Josep Samsó i Elias nació en la localidad barcelonesa de Castellbisbal el 17 de enero de 1887. El pequeño Josep será el mayor de dos hermanos. Tras la muerte de su padre, farmacéutico de profesión, se traslada junto con su madre, modista de oficio, a Rubí (Barcelona), donde residía su tía Joaquina. En Rubí, mientras su hermana Montserrat se educará en el Colegio de las Teresianas, Josep lo hará en la Escuela de los hermanos maristas.

Como fruto de la buena educación recibida, ingresó en el Seminario de Barcelona, donde observó ?una conducta ejemplar y gran dedicación a los estudios?. Por esta razón, sus superiores le pidieron que se graduara en teología en la Universidad Pontificia de Tarragona.

Fue ordenado sacerdote el 12 de marzo de 1910, y ejerció su ministerio en varias parroquias, la última de ellas la de Santa María de Mataró, donde será beatificado.

Fue un modelo de sacerdote entregado totalmente al ministerio de párroco. Destacó en el ministerio de la caridad y de la catequesis. Su obra más conocida en este sentido es la Guía para catequistas, preparada ya en marzo de 1936, pero que no fue publicada hasta 1940. El obispo de Barcelona Manuel Irurita manifestó en varias ocasiones que el doctor Samsó era ?el primer catequista de la diócesis. Y el que fue obispo de Segovia y experto en catequesis, monseñor Daniel Llorente, declaró que el doctor Samsó tenía en su parroquia de Santa María de Mataró el catecismo mejor organizado de toda España. A la vez, su dirección espiritual animó a muchas personas a seguir su vocación sacerdotal o religiosa, implantó la puntualidad en el horario de las misas, buscaba la perfección en los actos litúrgicos para alcanzar su máximo esplendor del culto, y trabajó intensamente en la decoración interior de la iglesia de Santa María, que en 1928 fue distinguida con el título de Basílica Menor.

Perdón para sus ejecutores

En 1936 fue encarcelado por su condición de sacerdote. En la cárcel, siguió un horario estricto que le permitía leer el breviario, hacer meditación y organizar turnos para rezar el rosario de manera que los guardias no se dieran cuenta. También confesó a algunos de los detenidos, convirtiéndose en catequista y apóstol para todos, mostrándose siempre amable y animado, repartiendo entre los presos las cosas que le llevaban los que lo visitaban. Su cautiverio terminó con su asesinato en el cementerio de Mataró el día 1 de septiembre de 1936.

Samsó ofreció su vida a Cristo con serenidad y murió con palabras de perdón para sus ejecutores. Se despidió de los compañeros de prisión con su habitual Dios sobre todo y, con las manos atadas, fue trasladado al cementerio de Mataró. Después de subir las escaleras, pidió que le desataran y quiso abrazar a los que iban a matarlo. Les dijo que los perdonaba como Jesús lo había hecho a los que lo clavaron en la cruz. Cuando intentaron taparle los ojos pidió que no lo hicieran, ya que quería morir mirando a la ciudad donde tenía a los feligreses que tanto amaba.

Su beatificación ?es un acontecimiento sobre todo espiritual y todos estamos llamados a vivirlo como acción de gracias a Dios y como una invitación a imitar hoy sus virtudes, el apostolado y el testimonio de fe -llevado hasta la cumbre del martirio- que nos ha dejado este santo sacerdote?.
Así lo señalaron los obispos de la provincia eclesiástica de Barcelona en una carta publicada con motivo de su beatificación.

Junto a las autoridades eclesiásticas que acudirán a la fiesta de beatificación de Josep Samsó estará presente el hermano Xavier Barceló, Provincial de los hermanos maristas de la Provincia de l?Hermitage, acompañado de hermanos y amigos tanto de Rubí como de Mataró. Las obras educativas maristas de Rubí se llenan de alegría al saber que uno de los alumnos, que se formó durante algún tiempo en sus aulas, dio testimonio de su fe con el martirio. Así mismo, los maristas de Mataró, uno de los primeros colegios fundados en España tras la llegada de los primeros hermanos a este país, asentado muy cerca de la parroquia Santa María, alaban al Señor por el don de santidad que Dios ha concedido a esta ciudad a través de la vida y testimonio de Mn. Josep.

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