16 de noviembre de 2005 VATICANO

El último puesto de Carlos es igual que el primero de Marcelino

Carlos de Foucauld es una de las figuras espirituales más queridas del Novecientos, hombre enamorado de la Eucaristía y en diálogo con el Islam. El antiguo militar y explorador, cuya vida espiritual estuvo profundamente marcada por el encuentro con los tuareg que le llevaron a intuir que el amor de Jesús se debe proclamar no a través de la palabra sino con el testimonio de la amistad y de la oración, ha sido beatificado el 13 de noviembre de 2005.
Fue en 1897, en Nazaret, donde servía como criado de las Clarisas, cuando el hermano Carlos descubrió la espiritualidad del ?último puesto?. En 1977Joseph Ratzinger, a la sazón arzobispo de Mónaco, estando de peregrinación en Nazaret, dijo: ?Justo cuando el sentimentalismo que circundaba Nazaret era floreciente, fue descubierto el verdadero misterio de Nazaret, de una manera nueva, en su contenido más profundo, sin que sus contemporáneos lo advirtieran. Fue Carlos de Foucauld el que, buscando el último puesto, encontró Nazaret. Durante su peregrinación a Tierra Santa éste fue el lugar que le impresionó, no se sentía llamado a seguir a Jesús en su vida pública; fue en Nazaret donde se sintió tocado en lo más profundo del corazón. Quería imitar a Jesús silencioso, pobre y trabajador. ?Trabajamos como los campesinos ?escribía el hermano Carlos-, un trabajo infinitamente provechoso para el alma, durante el cual se puede orar y meditar?Se comprende muy bien qué es un pedazo de pan cuando se sabe por experiencia lo que cuesta elaborarlo?. En Nazaret, en la meditación viva de Jesús, se abrió un nuevo camino para la Iglesia. Ciertamente trabajar con el trabajador Jesús y sumergirse en Nazaret constituyó su punto de partida. La Nueva Alianza no comienza en el Templo, ni en la Montaña Santa, sino en la pequeña casa de la Virgen, en la casa del trabajador, en uno de los lugares olvidados de la ?Galilea de los Paganos?, de la que nadie esperaba nada bueno?.
Carlos de Foucauld moría en 1916, sin haber tenido discípulos. Había escrito una regla, pero nadie le había acompañado al desierto. Hoy se inspiran en él 11 congregaciones religiosas (cerca de 2.220 religiosos y religiosas) y 8 asociaciones.

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