8 de diciembre de 2007 ESPAñA

Encuentro anual lleno de emoción y cariño

Villanueva del Río y Minas es un pueblo de la provincia de Sevilla. Sus habitantes vivieron durante generaciones del trabajo en las minas. Un ingeniero jefe quiso que los hijos de los mineros tuvieran la oportunidad de acceder a la educación y, sobre todo, a una educación cristiana. Construyó un edificio y lo puso a disposición de los hermanos maristas; corría el año 1926.
Luego vino la crisis del carbón y muchos habitantes del municipio se vieron obligados a emigrar. En consecuencia, en 1976 el colegio hubo de ser cerrado. No por eso la presencia de los hermanos cayó en olvido. La asociación de antiguos alumnos, creada en los años treinta del pasado siglo, siguió conmemorando su día, que se hizo coincidir con la festividad de Cristo Rey, patrono de la asociación. Pues bien, a pesar de que hace más de treinta años que los maristas salieron de Villanueva del Río y Minas, los antiguos alumnos continúan celebrando esta reunión festiva anual, a la que invitan a los hermanos.
El pasado 26 de noviembre, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, tuvo lugar el correspondiente encuentro de todos los años. El programa de actos casi siempre es el mismo: visita al cementerio donde reposan los restos del H. Faustino, ante cuya tumba entonaron una Salve y se depositó un ramo de flores. Posteriormente celebraron una asamblea en el edificio que fue colegio marista (hoy, ayuntamiento) para tratar diversos asuntos. Acto seguido, hubo una eucaristía en la parroquia, amenizada por un coro contratado por ellos. Una comida fraterna puso fin a ese encuentro.
Asistieron unos cincuenta antiguos alumnos, acompañados, como siempre, de un grupo de hermanos, entre los que se encontraba el H. Manuel Jorques, Provincial de la Mediterránea. Algunos son ya muy mayores y, no obstante, no escatiman el esfuerzo de venir de 800, 600, 500… kilómetros.
El H. Rafael Hinojosa, también antiguo alumno del colegio, resume la vivencia de ese día: «Fue una jornada entrañable ?dice? pues los actos se vivieron con gran intensidad. Se nota en esos antiguos alumnos un cariño especial por los hermanos y por la labor tan magnífica que desarrollaron durante cincuenta años. Así se puede apreciar en la manera de hablar, en el rostro y en toda su persona. Parece que vibran recordando la educación que recibieron de los hermanos. Algunos se emocionan y no lo disimulan. Llevan por dentro mucha carga de afecto y así lo expresan».
El H. Faustino fue destinado a Villanueva en 1933 procedente de Barruelo (donde vivió con el H. Bernardo) y allí permaneció hasta 1965. En 1962 fue nombrado hijo adoptivo del pueblo. Murió en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) en 1973 y en 1992 estos antiguos alumnos fueron a recoger sus restos mortales porque querían que reposaran en el cementerio de su localidad.

VOLVER

Primera reunión de la Comisión preparatoria...

SIGUIENTE

Encuentro, motivación y programación...