18 de diciembre de 2006 CASA GENERAL

Envío misionero

Tres Hermanos han pasado una estancia en Roma preparándose para ir a la misión. Son los Hermanos Bonifacio González, 68 años, de la Provincia Mediterránea; Ernesto Benavides, 65 años, de la Provincia Cruz del Sur y Germán Chaves, 63 años de la Provincia Santa María de los Andes. Los tres han seguido, durante dos meses, un módulo de misionología práctica en la Facultad Salesiana.

El día 5 de diciembre de 2006, se reunieron las tres comunidades de la Casa General en un hermoso encuentro de oración. Éramos treinta Hermanos en la capilla San Marcelino, la del Consejo General, donde se encuentra el altar del Fundador, una reliquia suya, el retrato original y la imagen primera de la Buena Madre. El ambiente evocaba de alguna manera el envío de los Hermanos pioneros a las misiones de Oceanía.

En el marco de la oración los tres hermanos presentaron una ofrenda simbólica: el Hermano Germán, una red que aludía a la pesca, a reparar los agujeros de la Iglesia y a la propia seguridad dentro de la red vocacional. El Hermano Bonifacio portaba un grueso cirio con una llama alegre y bailarina: «No hay más que una luz, que es Cristo, la única luz que yo puedo llevar a los demás». El Hermano Ernesto traía una gruesa barra de pan: «Yo quisiera ser como este pan, hecho para ser comido, para calmar el hambre de los demás, para nutrirlos como hace Jesús en la Eucaristía». ¡Tres Hermanos generosos cuyo corazón ha madurado al sol del amor de Dios!

El Hermano Luis Sobrado, antes de imponerles las manos para el envío misionero, leyó una carta de Seán llena de delicadeza, admiración y aliento hacia estos tres hermanos. Luego les dio la bendición:

«Señor,
te pedimos que mantengas
siempre viva en sus corazones tu llamada.
Envíales a la misión en medio de los hombres
hoy y todos los días.
Sedúcelos en cada amanecer que se levante en su misión,
como tú sedujiste a Marcelino.
Que para ellos también la vida de cada día
se convierta en fuente de dinamismo apostólico
y momento de encuentro contigo.
Que su consagración vivida como hermanos en comunidad
sea el testimonio que explique a los hombres
todo el amor que Jesús y María les traen»

El Vicario recordó las palabras de un hermano canadiense compañero suyo en Zambia, cuando partía para su nueva misión en Haití: «A los 28 años vine para la misión en Zambia dispuesto a amar a los Hermanos y a los jóvenes. Ahora que parto para Haití con 52 años, voy dispuesto a amar sobre todo a Jesús»

De estos tres Hermanos, dos -Bonifacio y Ernesto- irán a Haití. El Hermano Germán se unirá a la comunidad de Argelia.
Los tres fueron obsequiados con regalos: un bello icono de la Sagrada Familia, un díptico con el Papa Benedicto XVI, un recuerdo fotográfico de la ciudad de Roma. Luis les entregó, de parte del Superior General que se encontraba en Nairobi, unas pequeñas tallas hechas de mahogany, una hermosura de madera noble típica de Kenia.

Fue un momento orante vivido con intensidad, donde hubo más de una lágrima de emoción. El encuentro terminó con el canto de la Salve Regina, para encomendar a los cuidados de la Buena Madre a estos tres Hermanos en su nueva misión.

H. Giovanni Maria Bigotto

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