30 de enero de 2015 BRASIL

H. Delvino Decezero

El Hermano marista Delvino Decezero fue misionero en el Distrito de la Amazonia durante 26 años. A finales del 2014 regresó a la provincia de Rio Grande do Sul. En la entrevista que sigue, hecha por el hermano Sebastião Ferrarini, narra su experiencia como misionero marista.

 

¿En qué lugares has desempeñado tu misión?

Empecé en Benjamin Constant – AM en 1988, donde permanecí hasta 1998. En 1999, me destinaron para formar parte de la comunidad interprovincial de Manaos donde permanecí hasta el 2003. En 2004 y 2005 estuve en Tarauacá, en Acre. De enero a abril de 2006 fui a la ciudad de Canutama, en el valle del río Purus, para efectuar el cierre de la comunidad. De 2006 a 2008 formé parte de la comunidad de Porto Velho. De 2009 a 2011 estuve en Ji-Paraná – RO. Desde 2012 resido en Porto Velho.

 

Sabemos de su intenso trabajo en la DMA durante todos estos años. ¿Qué le motivó a venir a trabajar en la Amazonia?

En aquel tiempo, la provincia de Porto Alegre realizaba un hermoso trabajo en dos frentes en el Alto Solimões. Uno para el PUCRS: el CAMPUS AVANZADO, el otro con los Hermanos de la comunidad. Conocí esta realidad acompañando al Hermano Inacio Etges, en una estancia de una semana, cuando regresábamos de Colombia, donde acudimos para conocer el proyecto REMAR. Diez años después, se me invitó a trabajar en la región. No dudé en aceptar la invitación.

 

¿En qué áreas de trabajo has actuado mayormente?

En Benjamin Constant-AM, trabajé en tres actividades significativas. La principal fue un trabajo de formación, mañana y tarde, en el Centro Champagnat al que acudían estudiantes de cinco escuelas de la ciudad. Dábamos de 4 a 5 clases por semana, y digo dábamos porque siempre trabajábamos un par de hermanos. Otro trabajo que desarrollé fue actuando como asesor diocesano y de grupos de la Pastoral juvenil. También formaba parte de mi trabajo la escuela dominical como formador de los catequistas. En Tabatinga, durante este periodo, no había ninguna comunidad de hermanos o hermanas, por lo que tuve que dirigir muchos cursos de catequesis.

En Manaos recibí, de los provinciales y del representante de cada sector de las cuatro provincias que actuaban en la región, el encargo de organizar la Asamblea que se celebraría en enero de 2000. En esa Asamblea se eligió a un provincial y a dos consejeros. Me correspondió a mí ser el superior, y a los hermanos João Gutemberg y Gentil Meneguzzi el ser consejeros. Este Consejo tenía como tarea principal el organizar lo que se necesitaba para iniciar el DMA (distrito marista de la Amazonia), que comenzaría a finales de julio de 2002. Formaban el Distrito 10 comunidades, con 37 hermanos.

En Tarauacá, en Acre, mi principal actividad apostólica fue la atención Pastoral de las personas mayores. Estaba funcionando un grupo. Organicé cuatro más, uno en cada distrito. Ejercí como asesor de los grupos. Fundamos el Consejo de personas mayores en el municipio.

 

¿Podría contar un hecho, algo que vivió y que marcó su vida en esta región?

En Benjamin Constant, todos los años durante los meses de mayo y de noviembre, cada noche rezaba las tres partes del rosario en las casas de la calle San Marcelino Champagnat. Durante el día, cada familia pasaba la imagen de Nuestra Señora de casa en casa y motivaba a los vecinos para participar en la reunión. Durante nueve años se hizo así. Fue una de las actividades apostólicas que me marcaron mucho, así como las mañanas y las tardes de formación llevadas a cabo en la misma ciudad durante nueve años.

 

¿Cuáles fueron los mayores retos a los que se enfrentó o que tuvo que superar?

Asumir la función de superior, durante tres años, para coordinar lo que era más necesario a la hora de iniciar el DMA.

  • Dar los "destinos anuales” para la formación de las comunidades.
  • Cerrar la comunidad de Atalaia do Norte.
  • Dar los primeros pasos para crear una comunidad de hermanos que representase el "símbolo de lo nuevo", en Rio Branco.
  • Asumir la dirección de CESMAR, en Porto Velho, sin estructura adecuada y con muchas necesidades.
  • La misión de cerrar las comunidades de Canutama y Ji-Paraná.

 

¿De regreso a su patria, Río Grande do Sul, que lleva como experiencia impactante ?

Ante la inmensidad de los ríos y de los bosques de la Amazonía, no puedo quedarme con ideales y compromisos insignificantes, pequeños.

Otra experiencia importante es haber tenido la oportunidad de convivir y trabajar con personas de los Estados de Amazonas, Acre y Rondonia.

 

¿Qué mensaje enviaría a los que continúan su misión en la Amazonia?

Para comenzar el DMA, los hermanos pidieron con insistencia la apertura de una comunidad que representase el "símbolo de lo nuevo". Se fundó en Rio Branco, en Acre.

Mi mensaje es que cada comunidad del DMA intente ser un "símbolo de la nueva comunidad", lo cual coincide con la actual propuesta de la Congregación en la celebración de su Bicentenario.

Al principio del DMA se trazó el perfil que deseábamos para el hermano marista en la Amazonia, sintetizado en el texto: "Sueños de un Curumim". Este perfil no se pierda, sino que se convierta en realidad.

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H. Delvino Decezero
Sonidos del tambor amazónico 159

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