Joan Puig-Pey: Mi gente de la obra

La Comisión de los Lugares Maristas, con la aprobación del Consejo General, terminada la reestructuración de la casa de Notre Dame de l’Hermitage, dio inicio a la reforma de la casa de La Valla. Los trabajos fueron confiados al mismo equipo de arquitectos que dirigió las obras en el Hermitage. Aquí presentamos el testimonio de uno de ellos, Joan Puig-Pey, sobre los trabajos que se realizan en La Valla.

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La Valla, jueves 20 de diciembre de 2012
Ayer por la tarde, cuando llegué de Barcelona, nevaba suavemente en l’Hermitage. No hacía demasiado frío (-1ºC). Esta mañana, que empieza el invierno, el termómetro marca +1ºC. Météo France anuncia buen tiempo.

Se acerca Navidad. Hoy es la última visita del año. La fina capa de nieve que ayer lo cubría todo, se funde con rapidez. La obra, a pesar de todo, no se detiene. Podemos trabajar en el interior. El fuego se alimenta con restos de viejas vigas de madera. Reconforta. Pero si toco el acero, ¡quema de lo frío que está!

Siempre cuando llego a la pequeña obra siento dentro de mi una emoción especial. Por el lugar en sí, por la historia que conozco y por el trabajo. Pero hoy estoy más sensible a la gente de la obra. A mi gente.

El primer buenos días lo dirijo a los jóvenes, que están desayunando. Son sólo albañiles pues estamos en fase de estructura y consolidación. Todavía no hay electricistas, ni otros industriales de lo que aquí llaman "second oeuvre". Cuatro albañiles que trabajan de peones, aprendiendo al lado de Christophe, el encargado. Tienen poco más de veinte años. ¡Veinte años…! Les miro unos instantes, en silencio… Imagino a Marcelino casi 200 años atrás, aquí mismo, amasando mortero y hurgando piedras entre los jóvenes, sus jóvenes…

Sí. Y veo también un poco antes, el 2 de enero de 1817. Cuando Marcelino con dos jovencillos, Jean Marie Granjon y Jean Baptiste Audras, los pioneros, comienzan su proyecto.
Y veo como llegan Jean-Claude Audras…
… y Antoine Couturier…
… y Barthelémy Badard
… y Gabriel Rivat…
… y Jean Baptiste Furet…
… y … y …

Unas risitas me devuelven a 2012. "Monsieur l’architecte! Quand nous prendrez;vous en photo ?" (Señor arquitecto ¿Cuándo querrá usted fotografiarnos?) Les he dicho que los fotografiaría. Pues quiero que el mundo marista les conozca, al menos su rostro. Sorprendidos y emocionados, uno de ellos me dice: “Jamás un arquitecto me ha hablado como usted y mucho menos me ha fotografiado.” Ellos son los rostros anónimos de la obra. Las personas que están a la cocina de los trabajos.
¿Y queréis creer que, entre ellos hay también dos hermanos? ¡¡¡Como los dos hermanos Audras!!!

Jeremy Flavin, el más joven 19 años	Matthieu Flavin, su hermano	Dorian Chatelus
Valentin Bracco	Abdel Beldjoudi	Amar Tedjar
	Los dos oficiales, son más veteranos.
Y el encargado, Christophe Bracco.

Christophe es un hombre polifacético. Un regalo para esta obra. Tiene una larga experiencia en restauración de Patrimonio y Edificios Históricos. Igual dibuja (aquí la futura chimenea de la Chambre Champagnat), como corta la piedra natural, usa la bujarda; o prepara cornisas de hormigón…

… o revisa, con su Jefe, los conectores de acero de la plancha colaborante del forjado.

Et voilà el Jefe de Obra, Directeur des Travaux, Christophe Lamouroux, de la empresa RANC & GENEVOIS,  conocida por los hermanos de la región de Saint Génis Laval.

¡En todo álbum familiar no faltan las fotos de grupo!
Aquí están todos, excepto el Jefe de Obra, Christophe Bracco, que justamente hoy está en un curso de formación.
Con ellos, frère Michel Morel, que con el germà Heribert Pujolàs representan a la Propiedad.
Y los arquitectos, Stéphane Roulleau, Yves Poncet y Joan Puig-Pey.

En la Sala de Reuniones de Obra, una visita inesperada. El Sr. Alcalde de La Valla, rodeado de los hermanos Guy Palandre, Michel Morel, Xavi Giné y Heribert Pujolàs. Y el arquitecto Joan.
Monsieur le Maire, Jean-Claude Flachat, nos visitó por sorpresa este día para desearnos buenas fiestas.

Antes de marchar, subo al segundo piso. Hace tres días se hormigonó el forjado. Ahora vendrá la reparación de la cubierta. Pronto, aquí se habilitarán las dos pequeñas habitaciones que acogerán a quien haga experiencia de pasar un día, una noche, en soledad en este lugar privilegiado.

Y me acerco lentamente a la ventana abierta. Imagino a Champagnat, año 1823, mirando el valle. Sintiendo nacer dentro de sí la fuerza para el segundo gran paso de su joven instituto:
¡La construcción de l’Hermitage!

¿Qué fuego quemaba en su corazón?

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Joan Puig-Pey, arquitecto
La Valla en Gier, jueves 20 de diciembre de 2012